Según datos de Crunchbase, en 2020 las startups latinoamericanas recibieron US$ 4.400 millones, una caída con respecto a 2019, que registró un récord de US$ 4.600 millones. Latinoamérica es fuente de grandes ideas, cuna de emprendedores y startups brillantes, pero en la mayoría de los casos la falta de financiación hace que estos proyectos no logren escalar. Para que una compañía pase al siguiente nivel necesita acceder a capital, y las trabas para conseguirlo hacen que muchos proyectos se queden en el camino. El acceso a oportunidades de inversión en los modelos más tradicionales está limitado a un selecto grupo de personas con acceso a los círculos de innovación y al ecosistema de emprendimiento. Esta realidad impacta todavía más en las empresas lideradas por mujeres, quienes levantan un escaso 2% del capital de riesgo. Durante 2020, en Latinoamérica, las empresas fundadas por mujeres no recibieron fondos.
Cuando hace casi diez años fundé TransparentBusiness, la plataforma para gestionar el trabajo remoto, no imaginaba que una pandemia acabaría por imponer esta manera de trabajar. Todo lo que tenía era una gran pasión, la tecnología, y la misión de usarla para hacerle más fácil la vida a las personas. Pero el Big Bang tecnológico que trajo la pandemia consagró nuestro emprendimiento y en 2020 alcanzamos el estatus de unicornio con una valuación estimada en US$ 1.000 millones.
En un contexto adverso, logré desafiar el sesgo de género en financiamiento y me convertí en la primera mujer latinoamericana en liderar una de las más de 700 compañías del mundo que alcanzaron este estatus. Algunos le llaman estar en el momento justo en el lugar indicado, pero yo creo fue el resultado de varios factores.
Checklist
El Inter-American Development Bank (IDB) reconoce que las startups latinoamericanas van a jugar un papel fundamental en la recuperación económica de la región después de la pandemia. Sin embargo, el camino del emprendedorismo regional está plagado de desafíos. Estas son algunas de las lecciones que aprendí sobre la marcha, y que quiero compartir con otros emprendedores en este momento bisagra de la economía mundial:
- - Una idea de impacto. Emprender no se trata de una ambición personal sino de una misión de alcance transformador. Se trata de comprometerse con una idea que agregue valor para la gente. Porque emprender es un camino de esfuerzo permanente que sólo se sostiene si está fundado en aquello que nos gusta mucho hacer, pero que también beneficia a otros: cuanto más grande sea el segmento de mercado, mayor potencial de crecimiento tendrá el negocio.
- - Un/a fundador/a y un equipo que hagan la diferencia. La experiencia me ha demostrado que un buen líder de proyecto se rodea de gente capaz para formar equipos capaces de ganarse un lugar en el mercado. Al final del día, a las compañías las hacen las personas, y los inversores prefieren apostar por gente de reputación sólida y confiable capaz que sostiene el mismo nivel de excelencia en todo lo que hace.
- - Una narrativa sólida. Después de encontrar su idea de negocio, un emprendedor tiene que trabajar en su narrativa y pensar en las plataformas que va a usar para amplificar su mensaje de manera asertiva. Es importante ofrecer algo de valor para la audiencia. Un mensaje verdadero, y a través de los canales correctos, es una ventaja competitiva porque transmite credibilidad.
- - Una red de contactos. Para emprender con éxito, es clave crear relaciones y capital social. Los negocios son un deporte de contacto: si uno no es capaz de establecer relaciones genuinas de mutuo beneficio no puede hacer negocios. Hay que construir relaciones hacia arriba, con mentores o sponsors que nos ayuden a posicionar nuestra marca, pero también hacia abajo, para dar a conocer nuestro emprendimiento.
- - (Mucha) Creatividad. Emprender requiere de ingenio. En mis años de carrera, inventé el concepto Skirt the Rules, que tiene un doble sentido: el de ponerle una falda a las reglas y el metafórico, de buscarles la vuelta sin quebrarlas para usarlas a favor y no como limitantes.
Fue así cómo me animé a desafiar las reglas del financiamiento tradicional y a levantar capital mediante una estrategia de Equity Crowdfunding (financiamiento colectivo), que permite abrir la inversión a capitales privados sin tener que recurrir a un fondo de inversión.
La iniciativa fue una buena idea que nos permitió capitalizarnos y a la vez convertir a nuestros inversores en socios de amplificación de TransparentBusiness.
Todos queremos encontrar un unicornio
Esta misma fórmula de acceso democrático a las inversiones fue la idea que dio pie al reality Unicorn Hunters Show, el programa que se transmite en línea donde presentamos emprendimientos innovadores que tienen el potencial de convertirse en unicornios.
Unicorns Hunters Show permite a los espectadores invertir en startups antes de que lancen una oferta pública inicial, pero también participar de la defensa que cada emprendedor hace de su idea ante el jurado que conformamos junto a Steve Wozniak (cofundador de Apple), Alex Konanykhin (director ejecutivo de TransparentBusiness), Lance Bass (cantante, actor, productor e inversor), Rosie Ríos (ex tesorera de los Estados Unidos), Moe Vela (abogado, autor, emprendedor y ex asesor del vicepresidente Gore y del vicepresidente Biden), entre otros.
Este programa señala el futuro de la inversión y es un cambio de juego que el mundo del emprendedorismo necesita. Vivimos un momento fundacional de la economía post-pandemia que precisa de ideas frescas capaces de transformar el futuro. COVID-19 mostró necesidades nuevas a las que hay que responder con urgencia: este es el momento de impulsar el emprendedorismo posible.
* La autora es cofundadora de TransparentBusiness y productora ejecutiva de Unicorn Hunters.