El ceviche y otros platos de mariscos se ofertan en locales cada vez más sofisticados de Quito, Guayaquil, Manta y otras ciudades, sin perder la esencia y ese sabor único de la costa ecuatoriana. Basta visitar negocios como La Cevichería Guayaca, El Antojo Manabita o Rompe Colchón, por poner tres ejemplos, para constatar una tendencia que combina buen ambiente, diseño, aprovechamiento de espacios y mucho sabor tropical.
La Cevichería Guayaca funciona hace tres años y medio. Nació en el tradicional barrio de Urdesa y ahora tiene 7 locales en Guayaquil Quito y Manta. Diego Rey, dueño de la marca, describe a su negocio como una cevichería criolla con un equipo de profesionales detrás, que busca ser versátil en su propuesta de menú con una especialidad en mariscos frescos. “Combinamos buen ambiente, experiencia y gastronomía de buen nivel”.
A este local llegan hombres y mujeres por igual; sus edades oscilan entre los 25 y los 45 años, aunque el gusto por la cocina criolla no tiene rostro, detalla Rey.
Otro rasgo distintivo de esta y otras cevicherías que están en auge y cuyos locales se van llenando a medida que la pandemia del Covid 19 lo permite es los espacios abiertos. Terrazas, mesas colocadas en áreas exteriores, una decoración con plantas naturales, a veces exuberantes, así como una arquitectura moderna -sin perder el toque costeño- seducen a los clientes que buscan un buen arroz marinero, una cazuela o un ceviche mixto clásico.
El local del Antojo Manabita, en San Rafael, es otro ejemplo. Funciona desde 2017, ocupa 1.900 metros cuadrados y puede recibir hasta 550 personas, aunque por ahora esa capacidad está limitada por las restricciones derivadas de la pandemia.
Allí los fines de semana se puede escuchar música en vivo mientras se saborea un encocado o un ceviche. Ritmos tropicales y música nacional amenizan las visitas de familias y grupos de amigos que pueden probar una oferta de casi 80 platos que se elaboran con mariscos y otros productos que llegan de Manabí y Esmeraldas.
El 70% de los clientes de El Antojo Manabita está compuesto por familias de un estrato medio y alto, “Son clientes frecuentes y con poder adquisitivo, son bastante exigentes”, indica Ronny López, administrador del negocio.
Rompe Colchón también es parte de la tendencia. Su fundador, Umberto Ambrossio, explica que la marca tiene un local en la República del Salvador y otro en Cumbayá, cada uno con capacidad para 60 personas.
Este negocio nació en el 2019 y su fundador, un italiano enamorado de los mariscos que vive en Ecuador desde 2013, decidió mantener en lo posible la experiencia de comer un ceviche en la playa, en locales con estilo. “Generamos una experiencia en la ciudad, pero cuidamos de los detalles que dan vida a una cevichería típica de la playa”.
En Rompe Colchón los platos oscilan entre los USD10,50 y 14,50. Los precios suben si el cliente desea ingredientes adicionales. Como buen emprendedor, Ambrossio invierte en los locales lo que considera necesario y si funciona “se invierte más”, de lo contrario se corrige y se reinicia la idea.
Para que el servicio sea impecable dos claves en estos negocios son el personal y la tecnología. El uso de menús con código QR, así como las radios para comunicarse entre la cocina y los meseros son parte del servicio que se brinda. Esto, además, genera empleo: cerca de 60 en El Antojo Manabita, 15 en Rompe Colchón y 150 en La Cevichería Guayaca
Las ventas de estos negocios van tomando impulso en medio de la reactivación económica. En La Cevichería Guayaca los ingresos mensuales bordean los USD 500.000, mientras que en El Antojo Manabita hoy en día la facturación se viene recuperando y llega a un 80% de lo que se lograba antes de la pandemia. (I)