En la era de la construcción rápida y eficiente, las casas contenedor y las viviendas modulares lideran el sector de bienes raíces pues son soluciones basadas en la reutilización y en la fabricación industrializada que agilizan la ejecución de los proyectos. Su diseño flexible y su menor huella en el hábitat las convierten en opciones atractivas para quienes buscan un inmueble de calidad en un tiempo récord.
En los últimos años, los containers diversificaron sus funciones. Y, en estas épocas donde la edificación tradicional perdió adeptos, se erigieron también como inmuebles al tiempo que "engendraron" las unidades modulares.
La cargotectura o la arquitectura con contenedores existe desde hace más de 30 años. En cierto modo, este sistema ecológico dio lugar a las casas de módulos.
"El formato container fue usado durante varios conflictos bélicos como modo de llevar ámbitos al frente, desde viviendas hasta hospitales. En ese momento, la arquitectura civil comenzó a ver en ellos grandes posibilidades. Además, a partir de la década del 80, muchos de ellos llegaron al fin de su vida útil. Entonces, aprovecharlos con otros usos era una manera de "sacárselos de encima"", explica Cosme Argerich, fundador del estudio del mismo nombre. La vida útil de esas cajas metálicas ronda entre 7 y 14 años. Después de ese tiempo, no sirven más para el traslado de mercadería.
En los años 50, Malcolm McLean inventó el contenedor intermodal en New Jersey. En ese momento, no imaginó que no cambiaría el comercio reduciendo costos de transporte. Pero, mucho menos pensó que tendría una segunda vida en la construcción de la mano de Adam Kalkin, el padre de la cargotectura.
Bajo esa óptica, diseñadores británicos comenzaron a materializar en 2001 Container City en Trinity Buoy Wharf, en los Docklands de Londres. Este emprendimiento sumó con rapidez adeptos. "Si se cuenta con una muy buena planificación de obra, un exhaustivo diseño y un muy puntilloso desarrollo se puede proyectar con facilidad el crecimiento de una casa", acota Argerich quien es también miembro del grupo Analema de Bioconstrucción.
Proyección mundial
Con el tiempo, las ciudades contenedor se multiplicaron en diversos rincones del planeta. La India intentó por este medio paliar su déficit habitacional. Las adoptó no solo por ser económicos sino porque se puede levantar con rapidez desde barrios completos hasta torres.
Poco a poco, ese estilo arquitectónico comenzó a proliferar en las zonas suburbanas de Bombay tanto en edificaciones sociales como comerciales. Claros ejemplos de ellos son Containscrapers, dos rascacielos de containers de 400 y 200 metros de altura respectivamente, destinados a viviendas populares.
Desde allí se extiende a Malasia donde se destacan los Containers Turned Hotel en Kuala Lumpur, Ipoh y Penang. En 2016, se lanzó en Dinamarca otra variante: las monoambientes contenedores flotantes Urban Rigger.
"La Argentina perdió mucho lugar como puerto final de líneas marítimas. Por eso los containers son más caros respecto al resto del mundo", reconoce Argerich, quien los adaptó en Cataluña como talleres de mantenimiento industrial.
Cabe destacar que, a nivel local, el valor de una de esas cajas de metal puede más o menos duplicar la cotización de uno en Barcelona. No obstante ello, la bodega Maal en Las Compuertas [Luján de Cuyo] las usó para levantar un emprendimiento vitivinícola.
Sin duda, la facilidad de segmentación es una de las grandes ventajas de la cargotectura. Comparte esta característica con la construcción modular. "Permiten la creación de espacios que están manejados como consecuencia de relaciones modulares. Se puede destinar cada módulo a un espacio de una casa. Trabajando de la misma forma se puede hasta armar un museo", considera Horacio Russo, profesor de la Universidad Católica Argentina de La Plata (UCALP).
En arquitectura, la modulación emplea piezas repetitivas para hacer la edificación más fácil y económica. De esa manera, el módulo es la unidad que determina la proporción del inmueble.
"La diferencia importante entre la vivienda contenedor y la modular en steel frame es que las primeros están limitadas en su anchos y alto. Nuestro producto es mucho más elevado y amplio por más que sean del mismo estilo. Un container puede contar como máximo con 2,4 metros de ancho. En cambio, nuestras unidades poseen 3,4 metros. Esto nos permite emplear una aislación térmica superior como es la celulosa", explica Santiago Ruiz, gerente General de Lucy's House.
Máxima rapidez
Una cualidad de estos sistemas es su rapidez. "Como máximo estamos cinco días en el terreno conectando los servicios a un inmueble de 3 dormitorios fabricado en el taller. Si es de un solo módulo se demora una jornada y así sucesivamente", añade Ruiz que en diciembre de 2024 comenzó a exportar sus viviendas a Uruguay.
Otra característica es que estas casas se pueden instalar en cualquier parte. Basta con efectuar previamente un estudio del suelo. "Son ideales para ubicarlas en áreas alejadas, por ejemplo en altura, porque se resuelve en el taller donde se prefabrica para después trasladarla a su lugar final", señala Russo, quien es también socio fundador del estudio Trassa con oficinas en Buenos Aires y Madrid.
Al ser consideradas sustentables, les permitió ganar adeptos. "Además, la construcción modular casi no tiene desperdicios. Se utilizan muchos materiales reciclados como la celulosa, los revestimientos, o el OBS [tablas de madera prensadas]", resalta el gerente de Lucy's House.
En términos generales, se espera que una casa de contenedores tenga una vida útil de al menos 50 años. Existen, sin embargo, muchos casos que superan ese promedio.
El acero es uno de los materiales más resistentes y duraderos. Al transformar cajas metálicas en unidades habitacionales o comerciales, estas conservan su robustez. Sin olvidar que son diseñados para soportar condiciones extremas durante su vida útil original. Incluso, resisten la exposición a la salinidad oceánica. Una situación similar acusan las casas modulables pues se realizan en steel framing.
Ambos inmuebles pueden ser eficientes energéticamente y sostenibles. Cuentan con aislación térmica en techos y paredes. Por eso son confortables tanto en invierno como en verano.
Menos materiales
Sin dejar de lado que al reciclar esas cajas se reduce la necesidad de nuevos materiales. Por lo tanto se ahorra recursos y se disminuye la huella de carbono.
"No se puede decir que los costos de este tipo de construcciones sean menores a los de las tradicionales. Pueden ser similares. Sin duda, si se gana en tiempo", subraya el profesor de UCALP
Incluso, si se emplean sistemas de aislación térmica de última generación y de primer nivel, la edificación modular puede ser más cara que las de ladrillo y hormigón.
"Cuando iniciamos con este proyecto pensé que la gente joven iba a ser nuestro principal cliente. No fue así. Hasta el momento, los mayores de 50 años conforman la mayoría de nuestra demanda. Son, en general, personas que ya edificaron y no quieren renegar más. Por eso le aseguramos que en 60 días tiene lista la unidad", subraya Ruiz.
Un dato interesante, el 60% de la corriente compradora de inmuebles modulares son para complejos turísticos, y para espacios transitorios de empresas como oficinas, locales comerciales o garitas.
Es importante considerar que los contenedores están prohibidos en algunos lugares. No sucede lo mismo con las casas modulares. "Algunos barrios cerrados no los permiten aún, pero son los mínimos", aclara Horacio Russo. Los motivos esbozados para ese rechazo son dos. El primero es que rompen con la estética de la zona. El otro, se basa en gran medida en el desconocimiento. Una situación similar se observa en los municipios de las sierras cordobesas.
En cambio, a las unidades modulares se las considera como una construcción tradicional al ser en steel frame.