Por azares del destino, los ecuatorianos Andrea Carvajal y André Nogales llegaron a Australia. Él, Financiero; ella, Chef. Esta pareja, que se autodenomina como "bien ecuatoriana", aterrizó en el otro lado del mundo en 2013, huyendo de la rutina que les ataba en Quito. Eligieron Canberra, para estudiar. Hicieron todo lo posible para quedarse. Aunque extrañaban mucho a sus familias, al encontrarse en un lugar distinto, en una cultura diferente, buscaron formas de relacionarse en este nuevo hábitat. Pensaron en formas de hacerlo y ese sentimiento de homesickness los orilló a cobijarse en la comida ecuatoriana, principalmente, en la empanada, de las cuales los australianos, curiosamente, tenían casi nulo conocimiento.
"La parte más difícil después de tomar la decisión, fue dar el primer paso, subirte al avión. Crecemos con lo que vivimos, con lo que aprendemos de la vida. Es muy interesante cómo empezamos, porque fue por accidente. A finales de 2015 comenzamos a vender empanadas en los mercados y sin saberlo empezamos a tener acogida por la gente local. Esa racha de suerte les animó a ofrecer catering a la Embajada de Ecuador y otras embajadas latinoamericanas. Entonces su carta era de tres sabores de empanadas. El boca a boca iba en aumento, por lo que, cada vez más gente les empezó a llamar, por ser los únicos haciendo empanadas en la ciudad.
Dos años después, con una inversión de US$ 30.000, abrieron su primer local, "muy pequeño, de tan solo 18 m2, con la idea de que solo sería por un año y medio, hasta estabilizarse. En realidad, en ese lugar arrancó el negocio en verdad. Sin mirar atrás y con muchas ganas, continuaron realizando eventos, hasta reunir un poco más de dinero y, en 2019, lograron tener su propia "mini" fábrica de empanadas, con una inversión de un poco más de US$ 250.000. "Es muy interesante, somos el único modelo de negocio que trabaja como trabaja aquí en Australia.
Es el único local de comida con un concepto 100 % latino, lo que es novedoso. Hoy, La Empanada cuentan con 25 sabores, horneadas, estilo chilenas, con sazones de Colombia, Chile, Perú y obviamente, de Ecuador. El producto, además, está presente en 17 supermercados y sus ventas van entre 2.000 a 3.000 empanadas por semana. Y en eventos, sus ventas suben de 3.000 a 4.000 empanadas, en un fin de semana. Da empleo a 11 personas de manera directa. Las cifras de este año son positivas: US$ 491.850 en ventas, el plan es seguir expandiéndose alrededor del país.
La pareja ecuatoriana busca unir todas las culturas y los rasgos latinoamericanos, para poder sentirse un poco cerca de casa. Por lo que, en su local, también ofrecen desayunos y distintos antojos latinos como pan de yuca, alfajores, brazos de reina, tres leches y más.
El próximo paso
El negocio va en busca de inversionistas, para su plan de expansión australiano. La mira es principalmente Sídney, manteniendo el mismo modelo. Su objetivo es encontrar a gente con la misma motivación, con el mismo sabor latino, conservando el enfoque en la cultura. "A nosotros, algo que nos une, es la empanda. Cada empanada es diferente entre las culturas, unas las fríen, otras las mandan al horno, los rellenos son diferentes".
En este sueño que se sigue construyendo, sin embargo, siempre el hueco de la familia no logra sellarse. "Uno está acostumbrado los sábados, los domingos, después del trabajo de toda la semana, compartir con la familia, con los compañeros, o ir por una cerveza después del trabajo, pero acá no tenemos eso y es muy difícil". Para estos ecuatorianos, estar lejos ha sido complicado, por lo que, la empanada ha sido un enganche, para atraer a los latinos de aquel país, y de esta forma, reducir el extrañamiento a su familia y amigos.
No obstante, a pesar de la melancolía, siguen pensando en grande. Planean hacer crecer a su negocio, con franquicias, en unos seis años, además llamar a la cigüeña y seguir invirtiendo en otros negocios. Todo, con el objetivo de volver a sus raíces ecuatorianas por un tiempo, a visitar a la familia. Están conscientes que no es algo fácil, pero saben que vale la pena seguir. (I)