En octubre de 2007, cuando Brian Chesky y Joe Gebbia recibieron a sus primeros tres huéspedes en su apartamento de la calle Rausch, al norte de San Francisco, lo último que se les pasó por la cabeza fue que esa idea loca funcionaría. La renta de Gebbia se había incrementado a US$ 1.150 y tenía poco menos de US$ 1.000 en su cuenta bancaria. Era de vida o muerte buscar solución o pronto los desalojarían.
Con colchones inflables que Gebbia guardaba en su closet, recibieron a Kat, Michael y Amol Surve para su estadía en San Francisco, a propósito del Congreso Mundial de Diseño Industrial que se realizaba por esos días en la ciudad. Durante ese fin de semana, ganaron US$ 1.000 adicionales con los anfitriones, pero la idea no les terminó de convencer.
Lo cierto es que su 'AirBed & Breakfast', que significa en español 'cama de aire y desayuno', se convirtió 14 años después en una empresa que hace pocas semanas sobrepasó la barrera de los 1.000 millones de llegadas de huéspedes. Esto básicamente significa que Airbnb es utilizada ahora 1.000 millones de veces, dice Chesky en una entrevista exclusiva con Forbes Colombia. Es un hito bastante profundo si se piensa en esto: una empresa que mucha gente pensó que nunca iba a funcionar, donde te iban a robar los extraños, acaba de pasar los 1.000 millones de estadías.
A meses de cumplir 41 años, Chesky lidera el emporio que el mismo construyó desde cero, junto a Gebbia y a Nathan Blecharczyk, quien se unió a la empresa tiempo después en el verano de 2008. En la última década, los tres cofundadores han construido la plataforma de hospedaje más grande del mundo sin poseer ninguna propiedad.
Hoy su comunidad alcanza más de cuatro millones de anfitriones, casi seis millones de espacios y una operación que se extiende a lo largo de los cinco continentes. Son 220 países. Estamos en casi todas las naciones del mundo, excepto Corea del Norte y la región de Crimea, pero nos posicionamos entre las empresas de internet más internacionales, dice Chesky con orgullo. La razón es que el concepto se extendió en la última década y tiene a la gente viajando. Así que en eso estamos, creciendo muy rápidamente.
Su rápida expansión en Europa, Medio Oriente, Asia, e incluso Latinoamérica, ha puesto en jaque a la industria hotelera en los últimos años. Basta con ver que Airbnb alcanza una valoración de US$107.780 millones hoy en día, casi el doble de la capitalización de las cadenas Marriott (US$56.140 millones) y Hilton (US$42.290 millones).
Antes de fundar Airbnb, Chesky ganaba alrededor de US$ 3.300 al mes como diseñador industrial en Los Ángeles. Su convicción por sacar adelante lo que en su momento se creía imposible lo ha convertido en un 'rockstar' del negocio, elevándolo hasta la categoría de multimillonario. Forbes calcula que su patrimonio asciende a los US$ 13.300 millones, lo que lo ubica entre los 60 hombres más ricos del mundo.
Pero estar en esta categoría no lo transnocha luego de tantos baches en el camino y cientos de lecciones aprendidas. Admite que, en esta carrera de construir empresa, ha entendido que hay un montón de cosas que son realmente sencillas, pero no parecen sencillas porque se ven obvias. De hecho, como un consejo para cualquier estudiante de MBA, dice: La gente se pierde en las métricas y las tácticas, y en cierto modo olvidan por qué lo hicieron en primer lugar. Por eso, construye algo que la gente ame y siente la compañía para la que la gente ame trabajar. Es realmente así de simple.
Su amor al trabajo, a lograr ideas extraordinarias y ser optimista a pesar de las circunstancias lo llevaron a sobrepasar el amargo trago que dejó el Covid-19 en la industria turística. Tal y como lo dijo en reiteradas ocasiones a medios en 2020: tardaron 12 años en construir empresa y perdieron casi todo en semanas.
Una de las lecciones que aprendí es algo que me dijo mi padre cuando crecía: las cosas nunca son tan buenas como parecen o tan malas como parecen. A comienzos de 2020 pensábamos que estábamos volando alto y, de repente, perdimos el 80% de nuestro negocio, recuerda Chesky, que agrega: Algunos se preguntaban si era el fin de Airbnb, y por supuesto que no. No era el fin, sino solo el comienzo de una idea increíblemente exitosa.
Airbnb afrontó la crisis del 2020 con resiliencia, diversidad y cambio de enfoque, según explica su CEO. Cuenta que se centraron realmente en lo que estaban ofreciendo y cuando perfeccionas el servicio para la gente y lo haces tan perfecto, simplemente lo aman, se lo cuentan a otras personas y entonces tienen una conexión emocional con tu servicio y creces.
La Organización Mundial del Turismo (OMT) señaló que, a lo largo del 2020, las pérdidas estimadas de la industria turística llegaron a los US$1.300 millones solo en Estados Unidos, una cifra que multiplica por más de once las pérdidas registradas durante la crisis económica global de 2009. A cuentas gruesas, el declive a nivel mundial estuvo cerca a los US$ 9.000 millones.
Airbnb estuvo en el club de las empresas que registraron cifras en rojo durante el primer año de pandemia, con pérdidas que ascendieron a los US $3.770 millones. La caída fue natural en todo el negocio, pero abonó el terreno para apostarle a un 'gran rebote' con una industria que, sin dudarlo, cambió para siempre.
La nueva batalla
Cuando la industria apenas retomaba la normalidad, Airbnb logró su Oferta Pública Inicial (OPI) el 10 de diciembre de 2020, siendo la mejor salida a bolsa del año. En ese momento, la empresa alcanzó una valoración de US$ 101.000 millones, con una acción que salió a US$ 146. Chesky detalla que probablemente el capítulo más importante desde la fundación de la empresa fue el año pasado, cuando la compañía se hizo pública.
Me gusta describir la fundación como el nacimiento de Airbnb y el año pasado como el renacimiento. Creo que el último año dejó marcas en la empresa, siendo el período más definitorio desde que empezamos el proyecto, añade el ejecutivo, quien está a cargo de 7.500 empleados alrededor del mundo.
Con este nuevo aire y mayor capital a su disposición, Airbnb alistó su batallón de colaboradores para enfrentar los cambios a los que se enfrentó el negocio. De ahí que, a pocas semanas de terminar 2021, restructuró algunos procesos y se enfocó en brindar nuevas experiencias, al mismo tiempo que los hoteleros también desplegaron todo tipo de esfuerzos.
Natalia Zora, gerente general del Hyatt Place Bogotá Convention Center, explica que la hotelería se ha fortalecido aún más debido a la pandemia, ya que los huéspedes sienten más confianza en volver. Según la ejecutiva, el Hyatt ha duplicado su presencia global de resorts con la pandemia a través de la incorporación del portafolio de marcas de AMR™ Collection de ALG, que integra aproximadamente 100 hoteles y resorts en 10 países, así como una cartera de 24 acuerdos ejecutados en América y Europa.
Sin duda, esta es una de las movidas clave que realizó el sector, pero que también dinamizó la competencia y le permitió a Airbnb seguir creciendo a medida que se fueron ajustando los hábitos de la industria. Probablemente, la mayor tendencia de todas las que estamos viendo aquí es que la gente no solo está viajando en Airbnb, pues ahora están viviendo en Airbnb, dice Chesky.
El CEO de Airbnb admite que hay una revolución en la forma en que vivimos y la forma en que trabajamos, que está creando una revolución en la forma en que viajamos que nunca va a ser la misma. De ahí que la multinacional haya realizado más de 150 actualizaciones en las innovaciones y mejoras en su servicio para este mundo cambiante.
América Latina despierta
A diferencia de lo que todo el mundo piensa, Airbnb ya está próximo a cumplir casi una década en varios países de América Latina. La plataforma de alojamiento ha puesto sus ojos en la región y ha logrado cambiar las preferencias turísticas de varios países como México, Colombia, Chile, Brasil, Perú, Argentina, Ecuador, Centroamérica y Estados Unidos.
Eso lo sabe Chesky, quien admite que ven mucho potencial de crecimiento en América Latina. La economía latinoamericana es realmente muy grande. Creo que los viajes han sido poco penetrados históricamente, y una de las primeras cosas que sucede cuando una clase emergente se forma es que la clase media comienza a viajar, y veo que hay una clase media emergente realmente grande en varios de estos países, como México, Brasil y Colombia, advierte.
Al preguntar sobre cómo va la región en cifras, el CEO sostiene de entrada que es una de las regiones con mayor crecimiento en el mundo. Incluso, advierte que Colombia y Brasil son dos de los mercados estratégicos para la empresa. En el último año y medio se han cerrado muchas fronteras, y como la gente sigue queriendo viajar, los países con mercados internos robustos se han beneficiado: Brasil, Colombia y México serían ejemplos icónicos, y alrededor del mundo destacan Estados Unidos, Francia y Reino Unido, agrega el ejecutivo.
El turismo interno, sumado a la baja oferta hotelera y a los incentivos que han promovido los gobiernos, han permitido sumar miles de anfitriones y propiedades en la región, que van desde una casa de lujo en Isla Mujeres (México), hasta incluso una residencia en San Carlos de Bariloche (Argentina) o un apartamento en el Valle Nevado, al oriente de Santiago de Chile.
En Colombia, por ejemplo, su expansión ha dinamizado la oferta turística, permitiendo que los colombianos tengan cada vez más opciones de alojamiento a diferentes costos. La empresa ha entrado de lleno al país, impulsando de fondo una discusión sobre cuál es la regulación a la que se deben regir estos servicios y aquellos que ofrecen sus viviendas a través de esta plataforma.
De hecho, el gobierno colombiano expidió hace tres meses el Decreto 1836 de 2021, mediante el cual se actualizó la reglamentación del Registro Nacional de Turismo (RNT) y las obligaciones que tienen las plataformas electrónicas o digitales de servicios turísticos. De ahí anunció que quienes renten propiedades por este tipo de plataformas tendrán una contribución parafiscal para el turismo, algo que Airbnb celebró, pero a los hoteleros no les convenció.
Yo diría que América Latina es una de nuestras regiones de mayor crecimiento, creo que es nuestro mejor continente
Al igual que Colombia, en México, Chile, Perú y Brasil se ha avanzado en una regulación de Airbnb que, según dicen, equilibrará la cancha con los otros jugadores del negocio. Este es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la empresa, pero también es una ventana de oportunidades para que se construya una hoja de ruta que beneficie, al final, a la creciente industria turística de Latinoamérica.
Chesky dice que ya es un hecho que gran parte de la población joven de América Latina no reserva en hoteles, lo que ha generado que sus primeras experiencias de viaje sean en Airbnb.
Es la primera experiencia para mucha gente. Creo que eso es algo realmente interesante, concluye.
Mientras el mundo sigue retando las dinámicas laborales, Chesky confía en que las personas seguirán encontrando en Airbnb una opción para ya no solo viajar, sino también trabajar. Incluso, el ejecutivo asegura que vivirá de forma permanente en una rotación de propiedades de su empresa, con el compromiso de fomentar el trabajo remoto en el mundo y comprobar que se puede tener un millón de alojamientos a tan solo un clic.
Nota publicada en Forbes Colombia.