Bajo el sol de California, en San Francisco, en un espacio común, los fundadores de Lemon -Marcelo Cavazzoli y Borja Martel Seward- tienen una mesa cábala donde las calls les salen siempre bien. Es en una de las houses que tiene el célebre inversor de riesgo Tim Draper para emprendedores y donde viven desde hace pocas semanas. Lemon, startup cripto, nacida en Argentina hace un año y cuatro meses, en el momento más delicado de la pandemia, fue noticia en julio tras anunciar que había levantado US$ 16,3 millones en su serie A, liderada por Kingsway Capital y apoyada por inversores como Draper Asoociates y CoinBase Ventures, entre otros. Es una cifra inédita entre las fintech del país.
Los emprendedores están trabajando 17 horas por día (más que Elon Musk, dicen riéndose) con el objetivo de ampliar su equipo en hasta 200 pesonas y preparar la expansión regional. Los primeros países que tienen en la mira son Perú y Brasil, y quieren llegar en 2022 también a Chile, Uruguay, Colombia, Ecuador, Paraguay y México.
Tenemos mucha hambre, somos como unas hienas en busca de alimento, ilustra Martel Seward, de 24 años y apasionado del fenómeno cripto desde los 14. Cavazzoli, de 30 años e ingeniero informático de la UBA, es neuquino. Y fue en San Martín de los Andes donde se fueron a vivir a una casa con los primeros 10 del equipo y se propusieron crear el primer valle cripto de la región. Esto es, unir el mundo del comercio tradicional y el cripto: que se pueda pagar en cualquier negocio con criptomonedas. Con un código QR desde el celular o una tarjeta que están por lanzar junto a VISA, la Lemon Card.
Lemon Cash, su principal producto, es una billetera virtual para comprar y vender criptomonedas, enviar y recibir dinero, y recibir ganancias en cripto todas las semanas. Es el único proveedor de servicios de pago dual en el mercado latinoamericano que permite operar con pesos. Cavazzoli explica: Hay una revolución, pero la barrera tecnológica sigue siendo muy alta. Por eso Lemon es como un puente para que la gente de a pie, común, se pueda sumar. Una veterinaria y una tienda de sándwiches fueron los dos primeros locales que aceptaron cobrar en cripto dentro de la red de Lemon, que hoy suma a más de 200 comercios de esa localidad.
Pero a fines de 2020 estuvieron a punto de quebrar, cuando el primer inversor de capital semilla no les envió el dinero. Ya eran 30 personas y sus fondos alcanzaban para un mes. Fue un megacachetazo, dicen los fundadores (el tercer cofundador, Alan Boryszanski, ya no es parte de la compañía). En plena emergencia, se ajustaron el cinturón y se compraron tres meses más de vida. Fue en ese momento crítico que recibieron el consejo de uno de sus mentores, Wenceslao Casares. Su feedback nos salvó. Nos dijo: 'Si tienen algo que funciona, dejen de boludear con el resto y concéntrense en un producto'. Para comienzos de 2021, ya habían conseguido fondearse nuevamente.
¿Por qué creen que captaron a sus inversores?
MC: La apuesta de los inversores tiene varias patas. Pero lo que más les gustó es la cultura de equipo, que nos va a distinguir y que nos va a llevar a ser una de las empresas más importantes de América Latina. Es un equipo descentralizado, con cero burocracia, que estuvo en los momentos difíciles, y hoy somos la cuarta empresa cripto de la región.
¿Cómo se paran frente a la competencia?
BMS: Lemon funciona hoy como van a funcionar los bancos en 10 años. Somos agnósticos respecto de qué tipo de dinero tiene la gente. La gente tiene un determinado bien, sean pesos, criptos o acciones en Tesla, y debería poder usarlo en cualquier lugar. Vemos a Lemon como eso: la plataforma que te va a dejar usar todo lo que tengas que valga.
MC: En el futuro todos vamos a hablar un mismo lenguaje financiero en todo el mundo. Como una tribu global. Así como nos unió Internet, esta revolución financiera nos va a unir aún más. La diferencia con el sector fintech o la banca tradicional es que no planteamos mundos separados. Queremos ser un barco que te lleva de un mundo al otro.
En Argentina, la inestabilidad de la moneda y de la economía pueden favorecer la adopción de las criptos y el surgimiento de proyectos como este. ¿Están de acuerdo?
MC: Es cierto que en Argentina hay una adopción cripto muy relevante comparado con la región. Somos un polo de innovación del que salen muchísimos emprendimientos cripto. Argentina es un mercado que nos sirve para lanzar un producto, iterarlo, probar funcionalidades y adelantarnos unos años. Respecto de la estabilidad de la moneda, es sorprendente, pero los argentinos en Lemon prefieren Bitcoin o Ethereum a las monedas estables atadas al dólar. Es decir: piensan más las cripto como una apuesta hacia adelante que como un refugio.
¿Influyó para bien que sean una empresa nacida en pandemia?
BMS: 100%. Todo lo que pasó pensábamos que iba a tardar cinco o seis años, pero se aceleró. La gente se acostumbró a comprar y tener experiencias online, y todo lo que es cripto es una nueva experiencia financiera online. La gente se animó a probar cosas nuevas. La pandemia cambió las reglas de juego. Todas las rondas de inversión para Lemon fueron online, algo que antes no sucedía.
¿Cómo se proyectan en un escenario de mayor regulación por parte de los estados?
BMS: La regulación te da reglas claras. Y en un mercado tan incipiente nos facilitaría un montón las cosas. Cuando empezamos con Lemon nos dimos cuenta de que nadie nos dijo cómo hacer las cosas. Si las hacés bien, seguís. Si las hacés mal, te cierran. Es un embole emprender sin saber qué hay que hacer en términos de cumplimiento.
MC: Además, si hubiera regulación y reglas claras, los otros actores con los que interactuás también tendrían más seguridad. Aun así, hay avances: hasta 2018 era muy difícil para una firma cripto abrir una cuenta en un banco, hoy son los bancos los que tienen módulos cripto.
¿Cómo ven a esta industria en Silicon Valley?
BMS: América Latina es una de las verticales más hot para invertir en cripto. En nuestra región, por la inestabilidad, las criptos resuelven problemas.
MC: Hay 106 millones de usuarios de criptos en un mundo con 7.900 millones de personas. O sea, estamos al 1,2% de adopción. Vamos, en los próximos años, a una adopción del 66%, que es la que tiene aproximadamente Internet. En América Latina lo que se ve es una adopción aún mayor.
¿Cuáles son los próximos planes de Lemon?
MC: Abrir en muchos países de la región, salvo Guyana, Venezuela y Bolivia. Apuntamos a que Brasil sea nuestro mercado principal. Tenemos un roadmap muy ambicioso y pensamos ofrecer nuevos productos que por ahora son top secret.
Argentina tiene uno de los 10 sectores tech más valiosos del mundo. ¿Por qué creen que es?
MC: Porque en Argentina hay un talento excepcional, que no encontrás en ningún otro lugar del mundo. Es impresionante a nivel regional el talento argentino. Tenemos una formación increíble.