Nuevo eslogan, nueva imagen, nueva esencia. La filial ecuatoriana de la empresa colombiana Alpina, que lleva 26 años en el país, se sumerge en un proceso de renovación, que empezará a verse en los próximos días.
Queremos hacer una renovación de nuestra esencia y acercarnos más a los diferentes tipos de consumidores en Ecuador. La nueva esencia se extiende sobre tres pilares: sostenibilidad, nutrición y sabor. En esos campos trabajaremos de aquí en adelante, comunicando y haciendo actividades y proyectos que impulsen y consoliden aún más nuestras operaciones en el país, explica la gerente General, Ximena Wagner.
Bajo un nuevo eslogan ('Por un mundo delicioso'), el objetivo de la compañía, que en 2008 había adquirido la firma Kiosko para posicionarse con mayor fuerza en el mercado nacional, es alinearse con una propuesta más moderna, divertida y cercana con los consumidores. Vamos un año y medio en este trabajo, tratando de entender al consumidor y a las diversas tipologías de familias en Ecuador. Hay muchos tipos de creencias, de gustos. Y hay un grupo joven que es más exigente, que espera que las compañías vayan mas allá de solo ofrecer un producto. Ese cambio de esencia la vamos a ver en la narrativa, en la imagen gráfica con muchos colores, en la comunicación. El logo Alpina y todos nuestros productos van a cambiar. Porque sabemos que los pequeños momentos son los que hacen el día a día de las personas. Delicioso, puede ser cualquier cosa, buscamos que sea un tema más trascendental, entendiendo que lo que nos hace felices, son esos pequeños momentos y que lo que para unos puede ser delicioso una cosa, para otros puede ser otra. Por eso, nos adaptamos a cada tipo de consumidor y familia.
Con una inversión de US$ 2 millones para 2022 y 2023, la firma, que cuenta con una nómina de 540 colaboradores (alpinistas, como se autodenominan), dos plantas de producción en San Gabriel y Machachi y un apoyo indirecto a unas 2.000 familias, arrancará con esta renovación como parte de un plan de crecimiento para los próximos años, que incluye otra inversión de US$ 1,5 millones para incluir una línea de producción en la planta de San Gabriel, donde hoy trabajan 170 personas.
En cuanto a los pilares sobre los que se sostiene este cambio, hay metas generales que Alpina busca conseguir. En el plano de la sostenibilidad, reducir su huella de carbono. disminuir el uso de electricidad, reemplazar los combustible fósiles por limpios, recortar los plásticos de un solo uso, que sean reciclables, biodegradables y reusables.
Desde el año pasado, por ejemplo, la copa que va encima del Bon Yurt es PET; los yogurt Kiosko y Finessse tendrán etiquetas PET desde el próximo mes; los separadores de los quesos en láminas son biodegradables; el empaque de la mantequilla lo cambiamos de aluminio a cartón biodegradable. Tenemos ya un 12 % de nuestros productos con empaques ecológicos. El objetivo es llegar al 15 % en 2023.
Sobre el área de la nutrición, la empresa se plantea continuar con su asistencia a los bancos de alimentos de Quito y Guayaquil, a los cuales, en el último año, se ha distribuido 30.000 unidades de productos, que han ido hacia 300 organizaciones de combate a la desnutrición infantil. En ello, los colaboradores han sido parte activa con sus participaciones dentro de acciones de voluntariado.
Y finalmente, respecto al sabor, Wagner es muy clara en sentenciar que ahora el consumidor busca productos más ricos. No quiere que sea mega saludable pero que sepa feo. Por eso diseñamos constantemente fórmulas que gusten y que se adapten a esas necesidades en cada producto. (I)