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Interanza
Negocios
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La empresa construyó en tiempo récord todo lo necesario para enviar su primera exportación de esta fruta a Europa. Un segundo cargamento saldrá este 11 de marzo de 2022. El trabajo conjunto con Fedefrunor, que agrupa a 1.400 agricultores, dio resultado.

9 Marzo de 2022 08.23

La historia de Interanza es corta, vertiginosa y llena de picos emocionales. Empezó en la pandemia, cuando Santiago Pinto, un ejecutivo con mucho recorrido en el ámbito industrial, se encontró de golpe frente a sus propios miedos de emprender en algo propio o no. Aunque no sabía en qué ni en dónde, sus sentimientos le guiaban en los por qué. Ya en 2017, junto a su actual otra socia, Dennise Alarcón, habían intentado con una consultora. No les había ido mal, pero la comodidad en sus propios trabajos les adormeció, de alguna forma, las ganas. 

Pinto estaba muy bien posicionado. Tenía una carrera en ascenso. Las propuestas laborales no faltaban. Y el dinero fluía cómodamente. No había razón para quejarse. Pero se sentía vacío. Así que 2020 fue un año para enfrentar sus cucos. “Fue difícil tomar la decisión de hacer algo propio. Estaba en la situación perfecta, ganaba y viajaba más. Cada vez tenía más plata, pero no era feliz. Así que me enfrenté a la pregunta: por qué no emprender. Había estudiado lo que había que estudiar, había coleccionado diplomados, cursos, hablaba tres idiomas. Algo dentro de mí generó una ruptura a los trabajos de dependencia”, recuerda Pinto. 

Pero no fue sino hasta que otro giro inesperado de la vida finalmente lo lanza hacia el vacío de emprender. Su esposa, y tercera socia de Interanza, Viviana Villacís fue diagnosticada con cáncer. Vivían en Manta y enfrentaban el durísimo desafío de luchar contra una enfermedad que ya le había significado cuatro quimioterapias. En ese momento Pinto recibe una oferta de trabajo muy atractiva en Quito y se mudan. Y se da cuenta que no todo es cuestión de dinero. Villacís le dice: “Si hay que ser valientes, este es el momento”.

En junio de 2021 nace la idea de crear una empresa que conectara los negocios en Ecuador con una red comercial en 21 países que tanto Pinto como Alarcón habían tejido en sus respectivos trabajos; ella como exgerenta de Proyectos en Danec. ¿Y ahora qué? De forma instintiva, más que racional, en un primer momento, empiezan a investigar y asistir a ferias internacionales para ver cómo podían conectar a compradores con vendedores ecuatorianos. Viajaron mucho, con sus propios recursos. Era una apuesta ambiciosa y riesgosa. 

Pero tenían experiencia. Así que era cuestión de tiempo hasta que encontraran la punta del ovillo. Y así fue. En el camino se encuentran con Marcelo Reinoso (foto), presidente de la Federación de Fruticultores del Norte (Fedefrunor), en Imbabura, quien junto a su hijo Randy, en su calidad de director técnico agrícola, habían venido desarrollando un proyecto de exportación de frutas, con el apoyo de los gobiernos seccionales. Esta federación agrupa a 1.400 agricultores de la zona y su sueño era colocar la producción fuera del país. Encontraron a los socios de Interanza e hicieron match. 

LA LOCURA DE EXPORTAR

Desde ese momento, la vorágine se apoderó de todos, porque se había concretado la venta de aguacate a un comprador en Europa. Al sinfín de papeleos administrativos para cumplir con todos los requisitos de ley se sumó la falta de cartón para empacar la fruta. “Ninguna fábrica nos quería atender, éramos nuevos, pequeños. Y los bancos nos pedían tres años en el mercado para darnos un crédito, nos pedían referencia y no teníamos. Al final, con fondos propios importamos el cartón desde Perú”, explica Alarcón. 

No había certezas, pero detrás había un propósito que movía a todos quienes estaban embarcados en el proyecto: que el aguacate ecuatoriano sea conocido por su propia procedencia. Así que decidieron que lo exportarían bajo la marca Sierra D'or. Según Pinto, esta es la primera vez que la fruta ecuatoriana sería reconocida. “Hasta ahora se había exportado aguacate a los mercados, pero sin que se sepa de dónde. Así fue con el cacao al inicio. Hoy se lo conoce en todo el mundo que es de Ecuador. Así mismo queremos hacerlo con el aguacate".

La primera exportación debía realizarse a mediados de noviembre. No fue posible, el cartón no llegaba. Pasaban las semanas, la fruta estaba lista, pero seguían sin el material de empaque. Tampoco tenían asegurado un espacio en el barco. Los momentos de angustia terminaron en febrero, cuando todo se alineó, llegó el cartón y se abrió una ventana en la embarcación. La primera exportación de aguacate con denominación de origen zarpó el 24 de febrero de 2022. 

El cargamento de 20 toneladas (5.000 cajas) se fue hacia Rotterdam. Desde allí, el mayorista lo ha distribuido a Bélgica, Países Bajos, Alemania y Francia. Un segundo envío, de las mismas características, zarpará el 11 de marzo de 2022. “Pensamos cerrar esta temporada del aguacate, hasta abril, con la exportación de cuatro contendores, parece poco, pero es un mundo. Son aproximadamente US$ 250.000. Ya nos estamos preparando para octubre, que es la otra cosecha, y queremos hacer el cuádruple. Nuestra marca nos permite colocar varios productos. A finales de año esperamos haber facturado nuestro primer millón”. 

Entusiasmados, los tres socios disfrutan en estos momentos de la satisfacción de que el salto al vacío de emprender fue positivo. Son familia, los une el gusto por correr y cada uno desde su función ha logrado ser un puntal para sacar el proyecto adelante. Por así decirlo, son como un aguacate: Dennise la cáscara, la cara visible frente a la logística, la administración y pegada junto a su primo, Santiago, el condumio, el del know how y el trabajo de campo; y Viviana, la pepa, el corazón, el espíritu que les motiva a ver que nada es imposible. (I)

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