La primera clase de María Belén Román Páez comienza a las 5:10 am. Se alista con su ropa deportiva, unas buenas zapatillas y todos los implementos que necesita para su rutina. Es una guayaquileña que encontró en el deporte la motivación necesaria para continuar con su vida. A sus 33 años es la CEO de Be Fit by Belén, un emprendimiento digital que comenzó en 2021.
Estudió Negocios Internacionales en la Universidad Santa María de Chile, campus Guayaquil. Se destacó en el ámbito académico y deportivo, siendo seleccionada de básquet y fútbol. Realizó un intercambio en Francia para estudiar un semestre y poco a poco entendió cómo los negocios pueden escalar gracias a la globalización. Ahora, se dedica a una actividad totalmente diferente a la esperada y fue -más o menos- cuando terminó su carrera profesional que los renglones de su historia se comenzaron a torcer. Aquí el recuento de sus años más duros:
Nací y viví en Guayaquil hasta los cinco años, luego nos mudamos a Machala con mi familia por temas económicos y regresé cuando tenía 17 años para estudiar la universidad. Tengo dos hermanos y yo soy la mayor. Estudié Negocios Internacionales porque eso me salió en un test, aunque no estaba segura de lo que quería hacer con mi vida. Terminé a los 23 y tampoco tenía claro lo que debía hacer. Desde esa época hasta los 29 años no duraba en ningún trabajo más de cinco meses. Pasé por todos los departamentos, desde compras internacionales, marketing, hasta administración, finanzas, comercio exterior… No encontraba nada y tenía un deseo real de hacer algo que me guste.
En ese entonces no sabía que tenía la capacidad de emprender y me invadía ese miedo por tener un trabajo. Lo único que me apasionaba era el deporte. Desde los ocho años jugué básquet, estuve en la selección de El Oro y en la preselección del Guayas. A los 22 años entré al mundo fitness y me enamoré de las pesas. En una época, intenté entrenar a mujeres en sus casas porque siempre me apasionaba la vida activa. Un tiempo antes me enfermé con depresión, ansiedad y otros trastornos, que se volvieron crónicos a los 21 años y me impidieron tener un desarrollo normal durante una década. Estuve anulada completamente como persona, como pareja, como familiar, como trabajadora. Nadie sabía lo que tenía y no entendía lo que me pasaba. Tenía insomnio constante, no podía concentrarme, vivía con nerviosismo extremo. Vi a muchos doctores y lo último que piensas es que tienes un trastorno psiquiátrico. Fue muy difícil para mi familia aceptar que ya no era la Belén de los 15 años".
"Estuve más o menos tres años en clínicas y eso me cambió totalmente porque en varias ocasiones estuve a punto de perder la vida. Me despedí de mi familia porque pensé que no iba a salir adelante y nadie pensó que lo iba a hacer. Me trataron, probaron medicina y tratamientos. Pasé desde los 27 hasta los 29 entre salidas y entradas a clínicas. Mis doctores me hicieron ver que una de las principales razones de mi frustración era algo químico, pero también iba de la mano con que yo no encontraba qué hacer en la vida. Así que tengo un mensaje que dar a todos porque no importa lo que tengas siempre hay una salida, hay esperanza. Un año antes de cumplir 30 salí de la clínica por última vez y me recomendaron abrir mi propio gimnasio, pero no tenía dinero y tampoco estaba certificada.
Román estudió seis meses para certificarse como entrenadora personal nivel cuatro y como coach de nutrición deportiva. Se casó y se mudó a Canadá hace más de un año. En este tiempo, ha desarrollado su emprendimiento, que espera facturar US$ 100.000 este año. Vino la pandemia y vi la oportunidad de mostrar que la actividad física puede ser un alivio y mi enfoque siempre ha sido terapéutico. Utilizar el entrenamiento para sentirte mejor, para amarte y enfrentar cualquier cosa que esté pasando en tu vida. En marzo de 2021 me propuse hacer un entrenamiento en línea, hice el logo, saqué el nombre y pagué US$ 160 a Zoom para comenzar con las transmisiones. Lancé un Instagram y conseguí tres clientes. Habían días en que nadie se unía, pero la voz se fue expandiendo y ahora tengo una comunidad de más de 300 personas.
Está pensado para personas que no quieren ir al gimnasio, para mamás que tienen niños pequeños o que no se sienten cómodas con ropa deportiva. Hoy, cuentan también con talleres de baile, de amor propio, de vida saludable, de yoga. Todos de manera virtual. Román asegura que ha invertido mucho en equipos, en iluminación y en audio. Sus clases son en vivo y grabadas, se acopla a todos los gustos. Lo importante es que la persona esté conmigo, que yo te diga por tu nombre, que te corrija, te motive, te inspire en tu casa. La esencia del programa es que tienes 100 % a tu coach contigo durante toda la rutina.
Esta guayaquileña es embajadora de Garmin en Ecuador. Limita el cupo de sus clases para mantener la personalización. Yo jamás pensé que iba a ser motivadora, emprendedora, dueña de un negocio, pero -más que nada- dueña de un proyecto de vida. Pronto estará lista su plataforma digital que será la más completa de Ecuador, de acuerdo con Román. Sus clientes están en nueve países, principalmente en el nuestro, donde Cuenca, Machala, Piñas y Guayaquil son sus principales fans. María Belén no nos dejará de sorprender y pronto sacará una línea de camisetas, todo con el fin de fomentar una comunidad preocupada por su salud, física y mental. (I)