Nos sentamos en una pequeña sala en la mitad del vestíbulo. Prendí la grabadora y Maite Ulloa comenzó a relatar los hechos que marcaron su vida personal y profesional. Tuve el gusto de coincidir con ella en Ciudad de Panamá. Es una excelente anfitriona, carismática y amable. Estaba preocupada por cada detalle de mi estadía y eso es un reflejo de su pasión por el servicio. Uno de sus mayores consejos —para quienes buscan seguir una carrera en el sector hotelero— es adelantarse a las necesidades de sus clientes. ¡Y así lo hace todos los días!
Es hotelera de corazón y profesión. Estudió Marketing y Psicología en la Universidad San Francisco de Quito. Desde pequeña le gustaba la idea de trabajar en oficinas administrativas y liderar equipos. El desarrollo de productos, la investigación de mercados, el conocimiento de los consumidores… cautivaron su atención durante toda la carrera. Realizó sus prácticas preprofesionales en el Hotel Colón Internacional, hoy Hilton Colon Quito. 15 días antes de culminar sus estudios recibió una llamada y regresó a este hotel como coordinadora de Ventas y Mercadeo.
Así comenzó una carrera de más de 25 años en la industria hotelera. Ulloa permaneció por 16 años en este “primer empleo”. Llegó a ser gerente de Ventas y Mercadeo y vivió transiciones importantes como el cambio de marca y de giro de negocio. “Fui creciendo y cada dos años tenía nuevos retos. Además, me casé y tuve dos hijos. Sin embargo, siempre mantuve una curiosidad por cosas nuevas y, en mi cabeza, pensaba cómo cambiar para ofrecer mejores servicios”.
Este ímpetu le llevó a aceptar la propuesta de JW Marriott Ecuador. Estuvo una década como directora de Ventas y Mercadeo hasta que la transfirieron a Panamá. En 2021, empacó sus maletas y se subió a un avión sin saber lo que le esperaba. Llegaron cambios importantes, entre ellos un divorcio. No obstante, Ulloa asegura que fue la mejor decisión de su vida. “Me mudé del país por primera vez a los 48 años y todo cambió para bien. Abrí la mente y he podido disfrutar de algo inesperado”.
Actualmente, es directora de Ventas y Mercadeo del JW Marriott Panamá. Tiene un equipo de 10 personas y está encargada de establecer el plan de ventas, mercadeo y comunicación. Supervisa el equipo de ventas y es parte del plan estratégico general del hotel. A sus 51 años, esta quiteña confiesa que llegó a adaptarse a una cultura y un mercado distintos. Su arribo ayudó a encontrar nuevos métodos para generar más ingresos y adaptar sus productos a los cambios postpandemia. “Por ejemplo, comenzamos a ofrecer estadías largas con tarifas diferenciadas y servicios específicos, que lograron incrementar la cantidad de noches de hospedaje. También, regresamos a ver a las navieras que llegaban al canal. Sus capitanes comenzaron a desembarcar y fue un mercado interesante que no habíamos explotado”.
De acuerdo con Ulloa, el año pasado recuperaron las tarifas y la ocupación que tenían en 2019. El promedio de ocupación anual subió hasta, aproximadamente, el 70 %. Este hotel tiene 320 habitaciones y funciona entre los pisos 12 y 35 del edificio más alto de Centroamérica, que tiene 72 pisos. Cuenta con tres restaurantes y cinco piscinas. Todas las habitaciones tienen balcón con vista al Pacífico y sus amenities lo convierten en un resort urbano. “El JW de Panamá está en medio de la ciudad y parece que estuvieras en un resort de lujo, con habitaciones frente al mar y con una vista espectacular del skyline de la ciudad”.
Ser parte de momentos importantes en la vida de sus clientes es lo que más disfruta. También, esta mujer power está por culminar el programa de Emerging Leaders Program (ELP) de Marriott, junto con otros 35 altos ejecutivos de la región. Su meta es ocupar la silla de la gerencia y tener un overview general de los hoteles de la región.
No descarta volver a Ecuador e impulsar la industria. Por ahora, disfruta de las cosas pequeñas de la vida. Ese día estaba feliz porque su hijo, que tiene Síndrome de Down, había aprendido a leer cinco palabras. “A veces se siente que, por muchas cosas, no vas a poder; pero no hay una condición en la vida que no se pueda superar. Hoy estoy feliz con mis hijos, en un espacio diferente, que lo hemos adoptado como propio” (I).