Desde muy joven, un profundo amor por los animales la llevó a estudiar Veterinaria. Sin embargo, tras dos años de estudio María Elisa Toral Silva descubrió que no tenía la fortaleza para enfrentar las cirugías y la sangre, lo que la llevó a reconsiderar su futuro profesional.
Fue entonces cuando el interés por la aviación comenzó a tomar forma, inspirada por las historias y experiencias de su tío abuelo, Carlos Édgar Jaramillo, un General de las Fuerzas Armadas y piloto en Ecuador. Las conversaciones con él sobre aviones sembraron en Toral una fascinación que, aunque en un principio parecía distante, con el tiempo se convertiría en su verdadera pasión.
Su camino hacia los cielos no fue fácil. A pesar de la falta de apoyo inicial de su padre, su madre, Lisset Silva, la ayudó en secreto a obtener un préstamo en el Banco del Pacífico. Con este respaldo, a los 18 años decidió abandonar la carrera de Veterinaria y se mudó a Guayaquil para estudiar en la escuela Grandaviation. Durante este tiempo, trabajó como modelo para cubrir sus gastos, mientras recibía apoyo de su madre. Su determinación no pasó desapercibida para su padre, quien, al ver su primer vuelo sola, cambió de opinión y expresó su orgullo por su hija.
En 2016, Toral completó su licencia comercial, pero las oportunidades en Ecuador eran limitadas. Fue entonces cuando su padre le sugirió que considerara mudarse a EE.UU. para continuar con su carrera. Con apenas 21 años, US$ 2.000 en el bolsillo y un inglés limitado, se embarcó en una nueva aventura. Trabajando como mesera en un restaurante mexicano para cubrir sus gastos, continuó con la validación de sus licencias ecuatorianas, un proceso que requirió repetir su formación y superar la barrera del idioma.
También te puede interesar: El viaje del guitarrista ecuatoriano que llevó su música a Hollywood
A pesar de los desafíos, incluida la falta de confianza por parte de algunos instructores, su voluntad no cedió. En 2019, después de completar la validación de sus licencias, su jefe en la escuela de aviación le ofreció la oportunidad de convertirse en instructora de vuelo. Aceptó y comenzó a trabajar ese mismo año, a la edad de 23 años. "Me encanta instruir, me encanta enseñar y es un placer ver a mis estudiantes pasar su privada", afirma. Sin embargo, su camino no fue fácil. En una ocasión, después de un vuelo estresante, se sintió abrumada y el capitán Carlos Morales, su jefe de pilotos y antiguo alumno de su tío en la Fuerza Aérea, la impulsó para que siguiera "Altas y bajas pero qué lindo que tú puedas decir que ya estás cumpliendo tu sueño en el ámbito de aviación".
Cuando la pandemia llegó, Toral enfrentó nuevas dificultades. Las fronteras se cerraron, muchos de sus estudiantes regresaron a sus países y las clases de vuelo se detuvieron. Se vio obligada a buscar otros trabajos para mantenerse. Regresó a trabajar en Chick-fil-A, un restaurante y también encontró un empleo en el área de mecánica de la escuela de aviación, donde aprendió nuevas habilidades, "aprendí mucho sobre mecánica, nunca en la vida aprendí de mecánica, ni en mi vida de civil, yo nunca cambié una llanta". A pesar de la adversidad, nunca perdió de vista su objetivo.
Lee también: Recorre el planeta en el avión de carga más grande del mundo
En octubre de 2020, vivió dos aterradoras fallas de motor mientras volaba. La primera ocurrió mientras entrenaba a un estudiante; logró aterrizar con éxito tras perder el motor, recordando siempre las palabras de su madre, quien le decía que era la Virgen de Guadalupe quien la protegía.
Días después, un ex alumno le pidió que le ayudará a llevar un avión desde Florida hasta México. Al sobrevolar una cordillera entre Monterrey y Guadalajara, el motor falló. En medio de las montañas y sin un lugar claro para aterrizar, María Elisa logró mantener la calma, se ubicó viendo la carretera de Saltillo y tras volar 45 minutos sin un motor, se dirigió al aeropuerto de Saltillo, donde aterrizó tras declararse en emergencia. Fue una experiencia al límite, pero se mantuvo enfocada, demostrando la importancia de separar las emociones al volar, "cuando uno quiere las cosas, lo logras, pero tienes que querer en serio, no es fácil y no ha sido fácil para nada".
Finalmente, en 2022, logró completar las 1.500 horas de vuelo necesarias para aplicar a aerolíneas comerciales. Aunque las opciones eran limitadas debido a la pandemia, Toral encontró una oportunidad en la aviación corporativa, lo que le permitió volar a destinos increíbles como las Bahamas, México, California y Canadá. Tras un año en la aviación corporativa, decidió aplicar a una aerolínea internacional y fue aceptada.
Hoy en día, es Primer Oficial de segundo año en la aerolínea Spirit Airlines y vuela aviones Airbus A320 y A321. Esta aerolínea sirve a 90 destinos en los EE.UU., Latinoamérica y el Caribe; reportó ingresos operativos totales por alrededor de US$ 1.280 millones en el segundo trimestre de 2024.
"Toda la vida, desde que comencé a volar, siempre me vi volando aviones grandes. Siempre me vi en una terminal con mi maletita y con mi uniforme caminando". Además, es presidenta de Women in Aviation Chapter Ocala, una fundación internacional sin fines de lucro que apoya a mujeres en la industria de la aviación a través de sus diversas sedes. "Ojalá que, algún día, deje de ser sorpresa y sea más normal que haya mujeres pilotos". (I)