A veces en la vida se pueden presentar oportunidades que no son las adecuadas en ese momento. La clave está en nunca cerrar esas puertas. Ana Belén Sanmartín Castillo nació en Riobamba hace 31 años, se graduó de la Unidad Educativa San Felipe Neri y se mudó a Quito para estudiar economía en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Desde muy joven se involucró en temas sociales y encontró en esa carrera la mezcla perfecta entre los números y la política. Vivir en una de las provincias (Chimborazo) más inequitativas del país le despertó ese interés por entender distintas realidades y crear un impacto real en la sociedad.
Hoy trabaja a más de 7.000 kilómetros de Ecuador en un país de África Occidental, pero sus primeros pasos en el mundo laboral los dio dentro de su propia universidad, como asistente de investigación. Obtuvo una doble titulación en la Université Grenoble Alpes en Francia, gracias a un convenio que tenía su facultad. Y realizó sus primeras pasantías en el Banco Central del Ecuador, en el área de macroeconomía. Siempre se mantuvo activa y colaboraba con sus profesores en proyectos de economía agrícola y comercio. Con su título en mano, regresó al Banco Central como analista de programación y regulación monetaria hasta que uno de sus exprofesores fue nombrado Ministro de Agricultura y Ganadería. Ingresar a esta institución fue uno de los retos más importantes de mi carrera porque comencé apoyando con la coordinación de datos y análisis, pero después trabajé en su despacho y entendí cómo se toman las decisiones en las políticas públicas.
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Esto marcó su carrera y le dio una visión más clara de lo que quería hacer. Su juventud le permitió encontrar esas brechas de conocimiento que le encaminaron a elegir una maestría en economías del desarrollo. Con 25 años, trabajaba y estudiaba inglés. Yo no tenía un buen manejo de este idioma, pero todos los días estudiaba en las mañanas, incluso después de graduarme del pregrado. Con la consigna de que nunca es tarde para aprender, Sanmartín marcó un antes y un después en su vida al participar en las becas Chevening, que entrega el gobierno de Reino Unido.
En la entrevista, esta riobambeña confiesa que pasó por una época complicada porque desarrolló una enfermedad autoinmune que la afectó por mucho tiempo. Sin embargo, esto no le impidió ganar una de las becas más competitivas a escala mundial. Quería estudiar economía, pero para países en vías de desarrollo, como el nuestro. Siempre he querido incidir en las decisiones basándome en evidencia, con la generación de datos. Así que ingresé a la Universidad de Sussex, una de las mejores en desarrollo. Me mudé a Brighton en 2019 y regresé a Ecuador a finales de 2020.
Pasó por una pandemia, trabajó como tutora asociada para esta universidad hasta 2021 (de manera virtual) y se reinsertó en el mercado laboral ecuatoriano como consultora para el Banco de Desarrollo de América Latina - CAF. Después, ingresó al Ministerio de Inclusión Económica y Social como coordinadora general de estudios y datos de inclusión, el cargo más alto que ha tenido como servidora pública. Pude trabajar con una de las pocas lideresas que he encontrado en mi carrera. Tenía un equipo de más de 20 personas, con mucha presión y muchas responsabilidades.
Los cambios de gabinete le obligaron a salir del sector público e ingresó a la Universidad de Las Américas como coordinadora de la maestría de econometría. Se convirtió en profesora a tiempo completo y fue construyendo un perfil diverso, con una mezcla del sector público, la academía y las consultorías para empresas privadas. Esto le abrió una curiosidad por el mundo y por buscar desafíos en el extranjero. Aquí regresamos al inicio de este artículo: empecé a aplicar al fellowship de la Overseas Development Institute (ODI) de UK. Yo lo conocí cuando apenas estaba comenzando mi maestría y me pareció interesante, era una de esas ideas que te guardas porque no es el momento, pero puede ser en el futuro.
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El Overseas Development Institute (ODI) es uno de los laboratorios de ideas (think tank) líder en temas de cooperación internacional, que nació en Inglaterra y tiene un esquema con más de 60 años de trayectoria. El mismo consiste en seleccionar fellows de todo el mundo y enviarlos a las instituciones públicas, con las que tienen alianzas, en África subsahariana, Asia, el Pacífico y ahora el Caribe. Los participantes tienen experiencia en economía, ciencia de datos, matemática, estadística o políticas públicas; y apoyan para cerrar las brechas de conocimientos en los países más pobres del mundo. En estos años han participado más de 1.000 profesionales, en más de 50 países de bajos ingresos, y solo 12 han sido latinoamericanos.
Sanmartín es parte de los 35 fellows de la cohorte 2022 - 2024 que están en distintos puntos del planeta. Fue la primera ecuatoriana en ganar un puesto en la historia de este programa y fue la única latina escogida en este periodo. Ella se encuentra en Sierra Leona, uno de los países que tiene la peor calidad de vida del mundo. Tres cuartas partes de su población, de más de ocho millones, vive en pobreza y una cuarta parte no puede costear su alimentación básica. Cuenta con grandes reservas de recursos naturales: la extracción de diamantes es su principal fuente de ingresos. Sin embargo, la infraestructura social y económica apenas está desarrollada. Es una nación que ha pasado por varias crisis importantes, entre ellas la epidemia del ébola en 2014. La mayoría de la población vive de la agricultura de subsistencia y -según OEC- en 2022 fueron la economía número 159 del mundo en términos de exportaciones totales y la número 168 en importaciones totales.
Sierra Leona, comparte fronteras con Guinea y Liberia, tiene elevadas tasas de pobreza rural y es común el poco acceso a salud, vivienda, incluso agua limpia. Su lengua oficial es el inglés, pero el krio o mende es la lengua materna de gran parte de la población, que es mayoritariamente musulmana. Esta ecuatoriana está por culminar sus dos años de fellowship en el Ministerio de Agricultura y Seguridad Alimentaria. Trabajo en la oficina del ministro, en su equipo asesor. Estoy a cargo de todo lo que está relacionado con datos, análisis de políticas, desarrollo de estrategias y manejo de proyectos. Nosotros traemos las habilidades técnicas y desarrollamos mucho nuestras habilidades blandas porque nos tocan contextos muy duros y debemos hacer que las cosas pasen.
Inició en el Ministerio de Planificación y Desarrollo Económico y en su segundo año se cambió a su puesto actual. Entre los logros de esta profesional está implementar el proyecto emblemático del Gobierno de Sierra Leona, Feed Salone, destinado a mejorar la salud alimentaria del país. Hemos conseguido muchas cosas como la entrega de un crédito de US$ 10 millones para los agricultores. Fui parte del diseño de la estrategia de Feed Salone para su implementación en los próximos cuatro años. Además, he apoyado con políticas sobre el arroz y el cacao. Su día a día consiste en entender lo que necesitan a largo plazo y apoyarles en el camino. Sus gastos son cubiertos por la organización en Reino Unido.
Su fellowship está por expirar, pero está analizando las diversas oportunidades que tiene, ya que insertarse en otra cultura entreabrió un abanico de nuevas ideas. Ha sido una de las experiencias más desafiantes y realmente creo que fue un acto de valentía, que trascendió mis logros académicos y profesionales. No es suficiente la parte técnica (ni el doctorado me hubiera alcanzado para este reto). Desde el idioma hasta las condiciones en las que vives. Aquí no existen los taxis, lo más parecido son las tricimotos. Me ha tocado abrir mi mente, he podido conocer gente maravillosa y he logrado tener mucho respeto por esta tierra.
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Ahora su mirada hacia la economía y el desarrollo ha evolucionado. La resiliencia y la adaptabilidad al cambio son sus mejores amigas. Una de sus opciones es volver a Ecuador. Conversar y escuchar están entre sus pasatiempos favoritos. Se mantiene activa en espacios de liderazgo y el último lo vivió el año pasado, cuando visitó Corea del Sur, junto al G20, para compartir con más de 35 personas, de 20 nacionalidades.
Para cerrar esta entrevista, Sanmartín comparte, desde Freetown (capital de Sierra Leona), sus tres mayores consejos. El primero es derribar esa limitante del idioma y estudiar inglés. El segundo es tener curiosidad por la gente y aprender de ella. ¡El networking es fundamental! Y, el último, es mantener la mente abierta para conocerte a ti mismo y al resto.
Han pasado cinco años desde que salió del Ministerio de Agricultura en Ecuador y ahora está en una posición parecida, pero en África. La maestría de sus sueños le ayudó a descubrir un mundo que no conocía y que se estaba perdiendo. Esta riobambeña reafirma todos los días su ambición y su determinación por ir más allá de lo conocido y tradicional. (I)