La 'underdog' que busca una silla en el congreso suizo
La ecuatoriana María Fernanda Salvador está como candidata para el congreso nacional suizo. Ha publicado dos libros en español, cuenta con cerca de medio millón de seguidores en Tiktok y fue Reina de Quito en la década de los noventa. Su historia de integración ha llegado a miles de migrantes a nivel mundial.

“Unas veces es para mí y otras no, pero siempre me preparo para ganar. Desde los concursos de libro leído, el Reinado de Quito, hasta el Mundial de Karate...”. María Fernanda Salvador nació en Ecuador, tiene 52 años y más de la mitad de su vida ha pasado en Suiza, con su esposo y sus tres hijos. 

Seguramente la conoces por Tiktok, donde sus videos se han viralizado al mostrarse genuina, transparente y con un gran sentido de humor. Tiene más de 400.000 seguidores y se ha ganado cerca de 10 millones de corazones. Es influencer, coach, escritora, comerciante, marketera, deportista, mamá, esposa y ahora política. Es muy difícil encontrar un solo adjetivo que describa a Salvador porque es multifacética y ocurrida.

Tuvimos una entrevista virtual y sentí que -mientras conversábamos- estaba mirando uno de sus tiktoks. Fue imposible abordar toda su vida, pero sí hablamos sobre los hechos que marcaron su trayectoria y la convirtieron en un ejemplo a seguir.

Después de vivir 30 años en Lucerna, Suiza, aceptó esta nacionalidad como un proceso de integración, que ella lo conversa en voz alta, sin tapujos. Además, la integración es uno de los tres pilares de su campaña para llegar al congreso suizo. “Hace un año me llamó una senadora, que tiene dimensión nacional, para invitarme a participar en las elecciones cantonales de Lucerna. Yo siempre le decía que no, pero esta vez me llamó para el congreso, donde existen unos 200 puestos y mi cantón (Lucerna) tiene nueve. El partido al que represento tiene tres de esos lugares y no quiere perder esa representación.  Esta señora me buscó a mí e insistió por mí. No le buscó a mi marido, que siempre ha estado involucrado en estos temas. Ella me venía observando por años, ha leído mis libros y le dije que sí porque es una plataforma más grande para hablar de mi tema, de integración”.

Son nueve contrincantes. Todos políticos de profesión, con años de trayectoria y con experiencia en otros cargos públicos. Salvador es la nueva, la que viene de la esquina y la que no hace política. Es la disruptiva. “María Fernanda vino a mover el piso desde la autenticidad, nada de florecitas ni cosas que la gente quiere oír. En el evento para aprobar mi candidatura de manera oficial, con más de 300 personas, fui la que más aplausos obtuvo. Presenté lo que soy, lo que hago y por lo que lucharía”.

Ella conoce Suiza desde otra perspectiva. Durante un tiempo sintió el recelo y (a veces) el rechazo. Hoy habla sobre una Suiza receptiva, abierta, que quiere ver una diferencia y que está un poco cansada de los políticos de siempre. Las elecciones son el próximo 22 de octubre y está lista para “ir con todo”. “Tienes que saber que los otros candidatos son muy interesantes y es muy probable que ganen. Vamos a hacer bulla, aunque la probabilidad es pequeña”.

Sus pilares de campaña son tres cosas que ha predicado durante toda su vida. “No me invento nada”.

1.                 Tener un estilo de vida con valores

“Hablar siempre de la familia y de la responsabilidad que tenemos como padres, hijos… Por ejemplo, los jóvenes deben velar por los ancianos y yo cuidé a mis suegros en la casa, algo que no es común en Suiza. Además, cuando te casas pagas más impuestos y estamos discriminando a las familias, eso debe cambiar”.

2.                 Integración

“Llevo 30 años hablando de esto y tengo 10 mandamientos. Este país es generoso y hay mucho dinero, pero cada uno es responsable de su integración. Te dan escuelas gratis de alemán y hay personas que viven 50 años aquí y no hablan el idioma. Es un problema porque no están integrados, las nuevas generaciones nacen con un odio/amor hacia Suiza y no aceptan el pasaporte. Por otro lado, no debemos tener miedo a lo diferente. Yo abro mi casa todos los domingos, desde hace 13 años, para el que quiera desayunar. Eso quiero decirles a los suizos, que abran sus casas, sus corazones”.

3.                 Respeto al medio ambiente

“Es algo que traigo desde Ecuador y lo he reforzado aquí. Yo quiero ser el puente en estos temas porque la persona que llega es muy criticada. Además, tengo una fundación donde luchamos para poner un precio al CO2”.

Esta ecuatoriana ha recorrido un largo camino para llegar a esta oportunidad, única para su desarrollo profesional y personal. Y todo comenzó con una corona. “Desde pequeña tenía el corazón caliente cuando veía el alcance y la conexión que tenía la reina con el pueblo, las fiestas y las tradiciones. Mi papá no quería, tuve que hacer el berrinche y prometerle que después iba a estudiar. Gané el reinado de Quito y uno de los premios eran unos boletos a París. Yo ya comencé a estudiar pedagogía y la alcaldía, aprovechando el premio, me ayudó a conseguir unas prácticas por un año. En ese tiempo conocí a mi esposo y mi vida cambió. Era el hombre de mi vida, regresé a Ecuador y les conté. Fue triste para mi familia porque estaba encaminada a seguir el legado de mi madre, pero estaba muy enamorada. Thomas fue a conocer a mis padres y nos casamos”.

Su esposo estaba recién graduado de economista e intentó conseguir (sin éxito) un empleo en Ecuador. Al mismo tiempo, Salvador debía comenzar sus estudios y la mejor opción fue hacerlo en Suiza. Así inició su vida en el exterior. 

“No aceptaron mi bachillerato y no me recibieron en ninguna universidad. Tuve que optar por otro sistema. Primero estudié alemán, después hice una escuela de Comercio y comencé a trabajar en dos empresas multinacionales gracias a que hablo italiano, francés, inglés, alemán y español. Me especialicé en Marketing y Ventas, que fue donde me aceptaron y podía aplicarlo en cualquier parte del mundo”.

Sin embargo, su principal sueño era ser madre y su esposo no estaba listo; como buen suizo quería tener todo arreglado y tenían préstamos por pagar. Asimismo, en aquella época no había guarderías y ser madre implicaba quedarse en la casa, con los hijos. Hasta mientras Salvador continuó con su formación y se especializó en sugestopedia y -tiempo más tarde- en coaching sistémico. “Estaba haciendo tiempo hasta que mi marido esté listo y esa fue nuestra primera crisis”.

“Me embaracé a los 28 años, ya parecía abuelita (eso es diferente ahora, dice entre risas). Tuvimos a Raúl, María Teresa y Thomas. Al inicio seguí trabajando, era la oveja negra, pero cuando nos pusimos nuestra empresa no era compatible. Se me secó la leche y no estaba dispuesta a sacrificar algo que siempre quise por mi carrera”.

En 1999 fundaron getAbstract, una empresa que comprime conocimiento y es la más grande del mercado. Tiene más de 30.000 libros resumidos, está en cinco continentes y suma más de 500 colaboradores freelance a escala mundial. “Esta empresa es mi cuarto hijo, yo ayudo cuando puedo y estoy metida en unos proyectos para impulsar la lectura en Ecuador, un país en donde se lee, en promedio, medio libro al año”.

No le gustó su nuevo estilo de vida y su esposo le motivó a que comience a escribir después de leer uno de sus diarios. “El bandido no sabía ni leer bien en español y me dijo que podía tener una carrera como escritora. Qué desesperada estaría que acepté y comencé a escribir. Toqué las puertas del diario Hoy y fui columnista por 10 años en la sección “Punto de encuentro del emigrante”. Hablé sobre experiencias de integración y me di cuenta que a los lectores les gustaba como escribo”. Estos años de trabajo se resumen en uno de sus libros: “Desde Aquí”. 

Su segundo libro, el que “llega a las venas”, se tardó ocho años en salir a la luz. “Me fui a Ecuador a terminarlo y -en total- me demoré cuatro años. Le entregué el manuscrito a mi esposo y me dijo que no servía, que si quería ser escritora debía abrir mi corazón y desnudarme. Me dio su consentimiento para contar muchas cosas y me demoré otros cuatro años en terminarlo. 'Hasta que el paladar se acostumbre' no es ficción, es mi vida sin filtros”. A pesar de todo este esfuerzo ninguna editorial quiso publicarlo porque no era un tema comercial. “Estaba muy triste y guardé el texto en el cajón. Mi esposo me dijo que lo saque yo, pero ya no le hice caso. Mi hija, María Teresa, estudiaba español en el bachillerato y tenía que leer una obra para finalizar el curso. Le pidió a su profesora permiso para leer mi libro. Regresó a la casa y me dijo: 'no sé lo que vas a hacer, pero me das tu manuscrito porque mi profesora quiere leerlo'. Le di, pero mandándole a la porra por ponerme contra la pared. La profesora me mandó una carta a mano felicitándome, me dijo que había llorado con mi libro y me invitó a presentarlo en la clase. No lo podía creer y así salió la primera edición, con un error, que nunca nos dimos cuenta: “acostrumbre” (dice entre risas)”. Ha vendido 3.000 textos, que han sido traducidos al inglés y al alemán.

Me mostró el libro, muy entusiasmada, y nos reímos de la anécdota. Este libro se vende por plataformas digitales y en algunas librerías. Es un reflejo de la vida de Salvador, quien apostó por su historia y ahora la comparte por medios sociales. “Llegó el Covid, vi a mi hijo jugando en Tiktok y lo intenté. Ahora tengo cerca de medio millón de seguidores, vendo en todo el mundo y hablamos de integración con 500.000 personas. Cuando fui Reina de Quito soñaba con tener un programa como “Good Morning America” y esta plataforma es igual. Es difícil, demanda mucho de ti y debes ser muy pilas. En Tiktok les gusta el drama, mis canas y la polémica”. Su audiencia se concentra en México, Ecuador, Colombia y Bolivia, en jóvenes de 18 a 35 años.

Esta ecuatoriana también vivió cinco años en Estados Unidos con su familia. Mientras abrían mercado para su empresa getAbstract, ella comenzó a involucrarse en temas de coaching y asesoramiento, dando clases de maquillaje, de estilo y de nutrición. “Tuve mis clientes y mis tres pirámides: comer sano, trabajar en la imagen y en los retos personales. Pero, decidí que debíamos volver a Suiza porque quería que mis hijos aprendan esos valores que son tan fuertes en este país”. Este tipo de coaching fue imposible vender en este mercado, lo intentó por tres años, y apostó por el coaching sistémico, en donde no das soluciones, sino que acompañas a las personas a descubrir el camino.

Actualmente, está metida de lleno en su campaña y la segunda parte de su libro, muy solicitada por sus seguidores, tendrá que esperar. Salvador está enfocada en ganar, en su nueva etapa con su esposo, sin hijos en la casa, y con el deseo de demostrar que un “underdog” también puede brillar. (I)