¿Cuál es un sinónimo de ecuatoriano? La respuesta puede variar de acuerdo con la persona que responde, pero -en este caso- es “talento de exportación”. Así somos conocidos, según la ambateña Maricela del Rocío Mayorga Zurita (Mary Mayorga), quien se desempeña como maquillista profesional y es miembro PRO de la marca MUBA Cosmetics. Con tan solo 34 años ha forjado una carrera en el mundo de la belleza que le ha permitido ser parte del staff de Miss Universo y hoy sueña en grande: está construyendo su propia academia.
Cuenta con tres tecnologías en peluquería, imagen personal y estética fácil y corporal, además de diversos cursos de especialización en Argentina, Brasil, Colombia, México y Estados Unidos. Es madre de dos niños, conferencista, empresaria, profesora, escritora, emprendedora y sobre todo “luchadora”. De esas mujeres que no se rinden y dejan el nombre del país en lo más alto.
¿Por qué estudiar belleza?
Desde niña siempre fui inquieta y mi papá, Luis Mayorga, me decía que debía estar con las manos ocupadas. Yo quería ser diseñadora de modas, pero la muerte de mi padre cambió todo. Mi familia quebró y mi mundo se vino abajo. Tuve que trabajar desde los 14 años para terminar mi educación secundaria. Todo esto hizo que me olvidara del diseño, sin embargo, era muy buena. Podía convertir una hoja en un vestido y no había una muñeca que se salvara de mis peinados (dice entre risas).
¿En qué trabajaba a los 14 años?
Mi mamá, Marcela Zurita, tenía un negocio de aves. Yo me encargaba de ayudarle en todo lo que necesitaba, pero al poco tiempo quebramos. Mi mamá tuvo que hacer limpieza y servicio doméstico en algunas casas; mientras yo me quedaba a cargo de mi hermano mayor, quien tiene retraso mental. Fue una época difícil porque mi papá nunca tuvo un seguro de desgravamen y nos embargaron la casa cuatro veces. Cada embargo, significaba volver a empezar.
¿Cómo encontró en la belleza el camino para salir de una situación tan complicada?
Una tía -que vivía donde teníamos nuestra avícola- tenía un hijo que es un reconocido estilista en Nueva York. Ella me decía que, si quería ser como él, debía estudiar. Una vez me dio un anuncio que encontró en una revista sobre el Instituto Superior Tecnológico LENDAN y fui a preguntar sobre su oferta académica. Cuando me dieron los precios casi me desmayo porque no tenía ni para el bus. Así que me tocó aplicar a la universidad pública para estudiar alguna carrera. Ingresé a tres facultades: Derecho, Contabilidad y Administración y el día en que me dieron los resultados de admisión no paraba de llorar. Justo, mi abuela nos visitó. Recuerdo que nos invitó a comer y me dijo que me iba a pagar el primer año del instituto. Me dio para el arriendo, la pensión y los materiales.
¿Y los otros dos años?
Encontré un trabajo limpiando máquinas y copiadoras, pero al poco tiempo me despidieron porque era “muy seria” para el dueño. No podía pagar las cuotas y ya no me dejaban entrar a clases. No tenía ni para los materiales. Pero, en verdad hay ángeles en este mundo. Otra tía que vivía en Estados Unidos, limpiando casas, le contó mi historia a una de las dueñas y ella decidió pagar mi segundo año. Al final, cubrió todos los gastos de mi carrera, hasta el último día, y me dijo que yo iba a hacer cosas grandes por mi país.
¿A qué edad terminó el instituto?
A los 21 años. Después, regresé a Ambato a ponerme mi propio salón porque mi mamá no podía con todo. Me puse algo pequeñito en un edificio que estaba en construcción. Hice un préstamo y -al mismo tiempo- comencé a hacer algunos cursos en Argentina para especializarme en corte de mujer, maquillaje y desfiles de moda. Recibía clases online y tenía que viajar a dar los exámenes.
¿Cómo fue esa experiencia de abrir un salón propio?
No tenía ni un solo cliente (dice entre risas). Mi mamá compró cinco pelucas de colores y me dijo que escogiera a algunas amigas. Juntas repartimos volantes en colegios, bancos, centros comerciales... Mi local era tan pequeño y al fondo de un edificio, que era muy poco probable que la gente llegara. Sin embargo, estuve cinco años y fue el comienzo de mi carrera. Recuerdo que fui a ofrecer mi auspicio para el concurso de Reina de Ambato y me aceptaron. Las cosas fueron cambiando poco a poco.
¿Cuál fue esa pieza clave para su crecimiento?
Desde que viajé a Argentina sabía que debía hacer una carrera internacional. Hice algunas conexiones y me comenzaron a llamar para producciones de fotos y desfiles de moda. Entonces, decidí estudiar mi tercera tecnología y me tocaba viajar todos los días de Ambato a Quito porque ya estaba casada y tenía a mi primer hijo. Salía a las 04:00 y regresaba a las 14:00. En esa época me llamaron a trabajar freelance en el noticiero de la mañana de Teleamazonas y conocí a mucha gente, entre ellos a Miguel Ángel Caballero, quien me comentó sobre las audiciones para ser parte de Miss Universo. Yo pensé que era una excelente oportunidad y ya tenía una carpeta con varios cursos internacionales. Tenía un sustento, pero me rechazaron. Mi primera audición fue en Medellín, Colombia, en 2021.
¿Cuántas audiciones realizó?
Dos. Me escogieron en la segunda. Firme un contrato de colaboración con MUBA Cosmetics, que es la marca oficial de maquillaje y peinado de Miss Universo. A los 15 días ya estaba en Israel para la edición 70 de este certamen. Fui parte de las 14 personas encargadas de arreglar a las 89 candidatas para las diversas actividades: entrevistas, comerciales, preliminares…
¿Cómo ha sido su experiencia dentro de esta empresa?
Han sido dos años muy sacrificados y de muchos aprendizajes. Debes prepararte siempre, no solo en temas de belleza, sino también en idiomas y en negocios. MUBA tiene su línea de cosméticos y nosotros debemos introducirlos en el mercado. Cuando ingresé, llegué al grupo universal, de las personas que están en constante aprendizaje y evaluación, pero en mayo de 2022 me ascendieron a miembro PRO. Un título que solo ostentan siete personas a escala mundial y que nos permite tener entrada libre a todos los eventos de la marca y sus aliados como: Telemundo, Univisión, Premios Juventud, entre otros.
¿Qué apoyo le brinda MUBA?
Tengo exclusividad con la marca y ellos me dan todo el apoyo económico y de productos que necesito. Por ejemplo, cuando viajo, ellos me hacen los itinerarios y cubren todos los gatos. Además, colocaron mi nombre “Mary Mayorga” en una línea de sus pestañas, que se comercializan en el mundo. También soy parte de ventas y tengo beneficios por cada producto comercializado. En Ecuador, estamos en todas las regiones y tenemos alrededor de 25 personas que distribuyen los productos. Con otra colega de MUBA, estamos creando embajadores de la marca para que se capaciten y puedan generar sus propios ingresos desde casa.
¿Cuáles son sus planes en el extranjero?
Estoy con mi familia en un proceso migratorio y el plan es crear mi propia escuela de imagen, con el apoyo de MUBA. Quiero que las personas tengan un lugar para especializarse, crear conexiones y fortalecer su carrera en el mundo de la belleza.
¿Cuál es el monto de inversión inicial?
Planeamos comenzar con USD 50.000 de fondos propios. Todo lo trabajo con mi esposo, quien se encarga de arreglar y manejar las inversiones.
¿Qué planes tiene en Ecuador?
No nos vamos a ir por completo. En 2024 se abrirá un estudio aquí (en Quito) para las personas que no pueden salir del país para especializarse. Será un espacio exclusivo donde tendremos capacitaciones sobre maquillaje y peinado de celebridades. Será también un centro técnico, de venta y distribución de los productos de MUBA.