Esta historia empieza con el amor entre un lojano y una uzbeka. “Mi papá fue a estudiar allá (Taskent, Uzbekistán) y se trajo a toda la familia de mi mamá a Ecuador, a mis abuelos, todos”. En 1993, fruto de esta relación, nació Daniel Castro en Guayaquil, aunque su acta de nacimiento dice Loja. El amor por la música, especialmente dirigida hacia los círculos académicos, vino de la mano de su madre, una música profesional que trabaja en el conservatorio de la misma ciudad. Un día, a los 8 años, ella lo llevó a realizar su ritual de paso: escoger su primer instrumento.
La percusión fue el rumbo escogido. “Estudié todo lo que es percusión para orquesta. También, ritmos latinos como congas, bongós, timbales, instrumentos brasileños, pero lo que más te enseñan es el xilófono, el triángulo y el tambor. Siempre me gustó la marimba y el vibráfono, el primero tiene teclas de madera y el segundo de metal con pedal”. Desde los 15 años lo llamaban para tocar en la orquesta sinfónica, pero entre el colegio y su trabajo fue acechando las predeterminadas pisadas. “Tuve que cambiarme a un colegio semipresencial porque empecé a trabajar y no me daban permiso para faltar. Yo iba en serio con la música”.
En octubre de 2011 viajó por un año a Ucrania para aprender de los mejores. “Al principio no me gustaba porque hacía mucho frío. Llegué al Conservatorio de Odesa justo en invierno, no me enseñaba y quería regresar. Pero luego llegó el calor y ya me encantó. La ciudad es hermosa, es el puerto principal del país. Después ingresé al primer curso del conservatorio y todo el día, todo el tiempo fue música, música y música”. Primero cursó una licenciatura y luego se graduó de su maestría en percusión.
Al final de su pregrado, Castro ya tenía experiencia en muchos proyectos musicales, desde jazz y pop, hasta son cubano, tango y música árabe. Dentro de su maestría participó en tres concursos para ser parte de la Orquesta Sinfónica de Odesa y los ganó a todos. Sin embargo, las primeras dos ocasiones no fueron válidas, pero la tercera fue la vencida que le abrió oficialmente las puertas a esta prestigiosa institución musical, en la que ya cumplió seis años.
“En mis conciertos como solista he tocado mucha música ecuatoriana como el Andarele de Esmeraldas que se toca con marimba. Eso le encanta al público de acá porque en Odesa hay pocos latinos”. En enero de 2022, después de seis años y medio de no volver a Ecuador, su nostalgia lo llamó a casa, compró un boleto sin avisarle a nadie de su trabajo y cruzó el Atlántico. “Tienes 20 días”, le dijo el director de la Orquesta al joven músico. “Llegué y a los diez días empezó la guerra y ya no pude regresar”.
Con su maleta de equipaje de mano veía al otro lado del mundo la guerra que, hasta el día de hoy, ha generado 11.000 muertes civiles en Ucrania según la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. “Pasaron cuatro meses y me llamaron para ir a Berlín a un concierto de su filarmónica. Ese lugar es como para un futbolista el Camp Nou (risas), es lo mejor de lo mejor”. Pero, primero tuvo que ir a Odesa para repasar entre las sirenas que sonaban por el conflicto armado.
“El organizador de orquestas de SEMMEL Concerts, la empresa de conciertos más grande de Alemania, escuchó nuestro concierto en Berlín y nos pidió dar un concierto de Disney Plus”. Al productor le gustó bastante su forma de tocar y lo invitó a él, y a un grupo de músicos, a ser parte del 'Mundo de Hans Zimmer', un show curado por uno de los directores de orquesta más famosos y reconocidos del mundo. “Fueron ocho conciertos en Francia, Alemania y Suiza. Regresé a Odesa, agarré un par de cosas que dejé atrás y volví a Ecuador”.
Nuevamente lo llamaron para ser parte de la gira por el aniversario # 100 de Disney. “Era una gira de 18 conciertos en Alemania, Francia, Suiza e Italia. El último día tocamos en la Arena di Verona, un anfiteatro romano muy famoso”. Ahora, se suma nuevamente en la gira del 'Mundo de Hans Zimmer', pero esta vez son 35 conciertos en 15 países (República Checa, Alemania, Holanda, Austria, Francia, Suiza, Bélgica, Escocia, Inglaterra, Irlanda, España, Portugal, Noruega, Suecia y Polonia).
Su mensaje final para los músicos ecuatorianos: “Antes tenía mucho miedo, pensaba que era muy difícil ir a Europa a estudiar. Te dices 'no es posible' o 'es muy difícil', pero cuando estás acá, solo depende de ti. Mi recomendación es que no tengan miedo de hacerlo y que practiquen mucho. En la infancia es muy complicado porque tienes que decirle 'no' a muchas cosas debido a la música. Recuerdo que todos mis amigos salían, pero a mí me tocaba quedarme a estudiar en el conservatorio. Después ves los frutos y no te arrepientes de nada”. (I)