Hablar con Giuliana Escala Moncayo es como grabar una película en cámara rápida. Va a alta velocidad, curva, frena, se detiene y vuelve a arrancar y no va en auto, está en uno de los sillones de su casa relatando su intensa vida. “Soy apasionada, tengo mucha vitalidad, he vivido al máximo. Soy el sánduche de una familia de hermanos hombres, los sánduches somos como olvidados, y siempre tuve esa energía de sobresalir, de unirme a mis ñaños, aunque nunca tuvimos una crianza desigual, por Navidad había tres tablas de surf, tres bicicletas, siempre me trataron como igual”.
Esta guayaquileña de 30 años recuerda la época en que hizo 'la rural' en Los Lojas, una comunidad del cantón Daule, como uno de sus “momentos favoritos, porque fue cuando me gradué de doctora”. Ese año estuvo a cargo del programa de discapacidad en el centro de salud y se preocupó de organizar donaciones para las familias, conseguir sillas de ruedas y colchones. Además, no podía creer que ella y su familia vivieran solo a 20 minutos de la zona y contaran con todos los servicios básicos, mientras tanto, en Los Lojas no tenían ni agua, ni luz.
Escala piensa que no solo hay que aplicar medicina, sino que la parte humana es importante, conocer y escuchar a la gente. “Creo que muy poca gente ha disfrutado la rural como yo, subirme en la canoa, que me den las comidas, me encantaba esa parte humana de la medicina y creo que es súper necesario para todos los médicos hacerla, porque es un baño de humildad, ya que a veces se te pueden subir los humos como doctores”.
Esa experiencia que marcó el inicio de su carrera como médico y la tenacidad innata le sirvieron de impulso para enfrentar lo que le esperaba en sus siguientes años. En junio de 2022 se embarcó en una cruzada para combatir la desnutrición crónica infantil en Ecuador. Junto con su primo, Juan Diego Álvarez Dávila, crearon la Fundación Crezco Nut, una organización sin fines de lucro, que introdujo un modelo de atención terapéutica para la desnutrición infantil en comunidades rurales.
Siempre quiso ser doctora, desde chiquita. En eso mucho tuvo que ver su abuelo materno, quien era médico, y a quien visitaban cada fin de semana. “Me encantaba escuchar a mi abuelo, me formé escuchando estas palabras raras, no entendía pero me esforzaba. Fuimos los tres únicos nietos por mucho tiempo, y creo que por eso nos dieron la atención de cumplir muchísimas cosas que queríamos hacer y se forjó mi personalidad de hacer muchas actividades”.
Era deportista, jugaba voley, tenía talla para eso (ahora mide 1,70 cm). También intentaron que se hiciera balletista, y la “querían obligar” a que fuera a todas las fiestas de quinceañera de sus amigas. Sus padres también le dijeron que no estudiara Medicina, ambos tenían hermanos médicos y conocían sobre el sacrificio de la profesión, pero su destino a corto tiempo estaba marcado.
La pandemia la había frustrado de continuar los estudios en una especialidad en España y estaba en el país cuando la llamaron del Municipio de Guayaquil para contratarla. Tenía que atender en primera línea a pacientes contagiados de Covid-19, en el Centro de Convenciones y luego en el Hospital Bicentenario.
“Cuando le dije a mi familia que me llamaron a trabajar era como si les hubiera dicho que me iba Vietnam, lloraban”. Ahora que recuerda se ríe de la anécdota. Aunque en la emergencia también perdió a un tío y eso la hizo dudar si la medicina era lo suyo. En diciembre de 2022 comenzó a trabajar en el Hospital de la Mujer Alfredo G. Paulson, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, como médica posgradista en ginecología y obstetricia.
Escala es la vicepresidenta y directora médica de la Fundación Crezco Nut y su primo el presidente. La iniciativa para crearla surgió cuando el hijo de Juan Diego enfermó de gastroenteritis. Estuvo hospitalizado durante varios días, y perdió 9 libras en una semana, lo que alarmó al joven padre. Recuerda que le comentó “imagínate los niños que no tienen cómo atenderse. Ecuador es el segundo país con mayor desnutrición crónica infantil en Latinoamérica. Y dijimos hagamos algo, investigamos, y descubrimos un producto increíble, un alimento terapéutico, que viene en sachet, que lo usan en más de 70 países”.
El programa comenzó en dos comunidades con 200 niños menores de cinco años que padecen desnutrición, en Atahualpa, Santa Elena, y Alausí, Chimborazo, dos de las provincias más afectadas por este mal. Y lograron conseguir apoyo de la empresa privada, entre ellas Almacenes Tía, para financiar los programas. Cada 15 días los niños se pesaban y se medían, se entregaba las raciones de alimentos, y además se dictaban charlas para las madres de familia.
El programa denominado Creciendo bien concluyó en julio de 2023, “con los resultados increíbles” en Atahualpa. Más del 70 % de 108 niños atendidos salieron de la desnutrición. Ganaron un promedio de 5 libras de peso y un promedio de 9 centímetros en talla.
Crezco Nut también logró abrir, a finales de agosto de 2023, el primer centro de atención comunitaria en Cuenca, Azuay, con el apoyo de la empresa privada. En los primeros 45 días atendió 459 casos. Y comenzó un programa de desparasitación en Taisha, en la Amazonía.
Según la Encuesta Nacional sobre Desnutrición Crónica Infantil (ENDI), publicada en agosto 2023, la desnutrición se ubicó en 20, 1 % para niños menores de dos años en Ecuador, que significó una reducción de 3,5 % en relación a 2018. En Santa Elena la desnutrición en menores de 2 años se ubica en 29,8 % y en Chimborazo, 35,1 %.
Giuliana estos días está más emocionada con buenas noticias. Crezco Nut acaba de recibir el Grant otorgado por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) y BHA (Oficina de Asistencia Humanitaria), como parte del programa de la Asociación Internacional de Ayuda Alimentaria (IFRP).
En junio de 2023 la fundación postuló para este premio con el programa comunitario de diversificación alimentaria materno infantil, prevención de la desnutrición en niños menores de dos años, embarazadas y lactantes. El premio consta de productos: 5 contenedores de tratamiento preventivo para mujeres embarazadas y en periodo de lactancia y a niños entre los 6 meses y 2 años con riesgo de padecer desnutrición. Con eso atenderá a 9.600 niños y 2.367 madres durante dos años, entre enero 2024 y diciembre 2025. (I)