Forbes Ecuador
Martin Mejía
Movimiento Inspirador

El académico Under 30 que se mueve por las aulas de Cornell, Oxford y Notre Dame

Daniela García

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Martín Mejía es un apasionado por la academia. Grandes universidades del mundo consideran sus estudios de investigación un aporte para la industria. Este joven ecuatoriano, de 28 años, es profesor de una de las ramas que mueve a las sociedades.

6 Junio de 2024 14.50

Hace una década, Martín Mejía tomó una decisión trascendental: dejar su tierra natal en busca de un sueño académico. Con un fuerte interés por la Ciencias Políticas comenzó a buscar opciones universitarias en Ecuador, pero no había algo específicamente sobre aquello. Siendo su pasión innegable desde pequeño, encontró más alternativas en otro país. Fue así como llegó a Argentina, una opción prometedora que le ofrecía lo que tanto había esperado. 

Mejía se embarcó en una travesía hacia el sur, donde encontró educación y un camino hacia la realización personal y profesional. Su historia encarna el espíritu de aquellos que persiguen sus pasiones sin importar las fronteras que deban cruzar para alcanzarlas.

“La verdad fue amor a primera vista con la ciudad que me supo retribuir muchas cosas que se dieron luego a lo largo de mi vida profesional. Empecé mis estudios, pude tomar materias extras y a los tres años culminé prácticamente mi carrera”, explica. Mejía no tuvo influencias familiares o contextos cercanos para estudiar esta carrera. Su gusto por lo social, lo político y lo filosófico es algo innato. 

En el apogeo de seguir especializándose, Mejía, a sus 21 años, llegó a la Universidad de Essex, en Inglaterra. Inmerso en el vibrante ambiente académico europeo, se atrevió a realizar una maestría en teoría política, para comprender las complejidades del Estado, la democracia y la sociedad. Durante su estancia de un año y medio en Essex, Mejía se dedicó a la investigación académica y estableció conexiones con diversas corrientes de pensamiento, desde el psicoanálisis hasta el análisis del discurso político. 

“Mi enfoque me llevó a explorar las intersecciones entre la política y la religión, desentrañar las complejidades del discurso populista y replantear el papel del Estado en una era posmoderna”, explica. Su paso por Inglaterra marcó un hito en su educación. 

Este joven surgió como un académico intrépido y culminó sus estudios con una tesis que comparaba el discurso del Papa Francisco con el de líderes populistas latinoamericanos. Luego de obtener su título de cuarto nivel en el viejo continente, Mejía regresó a Argentina y a Ecuador para trabajar como asesor político y legislativo. Tuvo la oportunidad de traducir la teoría en práctica, conocer más sobre las políticas públicas y su impacto real en la sociedad. Estuvo un período de seis meses en cada país.

 

La trayectoria de Mejía estaba marcada por sumar conocimiento y un compromiso con el servicio público y social. Su objetivo es comprender y revitalizar el rol de América Latina en el escenario mundial. Entonces, decidió llegar a otras ligas de la academia, apuntó a un PhD, a sus 23 años, y encontró en el Stone Center la plataforma ideal para explorar este tema. “Desde Puerto Rico hasta la Patagonia, quería centrarme en el desarrollo del Estado, la promoción de la democracia y el análisis crítico de los gobiernos populistas”, explica. Este proyecto lo llevó a recorrer otras naciones y le brindó la oportunidad de compartir sus ideas en  conferencias internacionales en Francia y Turquía.

Mejía es fiel creyente de que su pasión por el conocimiento trasciende los límites del aula. A los 23 ya impartía clases de introducción a los estudios latinoamericanos e introducción a la política latinoamericana, en la Universidad de Tulane. 

En un entorno académico exigente y competitivo, Mejía ha enfrentado desafíos en su trayectoria, por lo que optó por el papel de guía para  aspirantes e investigadores.

Este ecuatoriano realiza labor de mentoría y brinda apoyo a numerosos estudiantes en su búsqueda de ser aceptados en programas de maestría y doctorado. “La academia está viviendo momentos muy difíciles. Cada año es peor, es más difícil. Las mejores universidades son demasiado competitivas, son pools de mil aplicantes y seis becas”, enfatiza. 

Mejía aseguró una beca completa para su doctorado, financiando así su investigación durante cinco años. A través de su dedicación demuestra su valía como académico sobresaliente. De los 600 aspirantes, él fue parte del grupo de cuatro candidatos que consiguieron la beca. 

La duda surgía en cuál sería el camino que Mejía tendría en esta nueva travesía académica. “Conocí al profesor Paris Aslandiris, de la Universidad de Yale, en Inglaterra y esto marcó un hito significativo en mi carrera académica. Fui invitado por él al McMillan Center, uno de los principales centros de investigación en Ciencias Sociales y Humanidades a nivel mundial, para abordar un proyecto sobre Guillermo O'Donnell. Fue un evento maravilloso y ahí recibí uno de los mayores consejos”, recuerda. En ese momento, Martín encontró la inspiración en la figura del científico político argentino más destacado y citado en el mundo hispanohablante, cuyo legado académico se convirtió en el foco central de su investigación doctoral.

En los últimos dos años, Martin Mejía lleva una vida académica itinerante, residiendo en tres países distintos: Argentina, Inglaterra y Estados Unidos. Pasando cuatro meses en cada uno. En Estados Unidos, es investigador adjunto en la Universidad de Cornell, donde colabora con su director de tesis, el renombrado politólogo Ken Roberts. Además, tuvo un puesto en el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Oxford, trabajando con Timothy Power, el actual decano de Ciencias Sociales. 

Recientemente, Mejía asumió un puesto de visitante en la Universidad de Notre Dame, donde tiene acceso a los archivos de Guillermo O'Donnell, lugar donde el célebre académico realizó gran parte de su trabajo intelectual. Esta experiencia le ha permitido consolidar su investigación y ampliar su red académica en prestigiosas instituciones internacionales.

Mirando hacia el futuro, en cinco años le gustaría tener una vida más estable, ya no tan viajera. Aunque sus experiencias han sido increíbles, anhela una posición principal como profesor en una universidad de un país del primer mundo, donde pueda continuar creciendo tanto profesional como personalmente. (I)

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