Dejó los campos planos de Kansas, Estados Unidos, por las imponentes montañas de Ecuador. Emilia María Mendieta Córdova llegó a nuestro país cuando tenía cinco años. Sus padres regresaron después de culminar sus estudios en el extranjero y ella descubrió un mundo diferente, lo que ha fomentado su curiosidad por la vida.
En entrevista con Forbes Ecuador confiesa que desde pequeña le inculcaron esas ganas de probar de todo -al menos una vez- y si no le gustaba no lo tenía que volver a hacer. Así ha llegado a tocar el violonchelo, practicar esgrima, hablar chino mandarín… y trabajar en el séptimo arte.
Estudió en el Colegio Menor y sus aptitudes en matemáticas confundieron a más de uno. Pensaron que iba a seguir el camino de las ciencias exactas, pero optó por el cine, un gusto adquirido en la familia donde todos son amantes de las películas. Ingresó al Vassar College, en el Estado de Nueva York, y se graduó con honores de producción de cine y cultura y lengua china. Hoy tiene 35 años y se convirtió en la primera mujer ecuatoriana en graduarse del Instituto Americano de Cine (The American Film Institute), lo más top de esta industria en Los Ángeles.
¿Cómo fue tu experiencia en una universidad de artes liberales en el extranjero?
Muy bien, esa fue la razón por la que terminé hablando chino. En la universidad tenía tres requerimientos: tomar una clase cuantitativa en cualquier ciencia; tomar una clase de escritura; y tomar una clase de lenguaje. En esta última quería algo desconocido para mí y solo debía hacerlo por un año, pero el jefe del departamento chino me convenció que iba a ser muy fácil hacer dos pregrados. Exploré muchas cosas, tomé fotografía, actuación, tocaba violonchelo en la orquesta, seguía haciendo esgrima. Utilicé la universidad para abrirme al mundo. Una clase de ficción contemporánea y cine chino me encaminó a donde estoy ahora. Conocí a dos cineastas (Wong Kar-wai y Zhang Yimou) que me hicieron ver lo que era dirección de fotografía por primera vez y son hasta ahora mis mayores referentes.
¿Por qué volviste a Ecuador?
Dos semanas antes de graduarme se dañaron mis planes y no sabía qué hacer. Me fui a Europa y comencé a escribir unos guiones. Regresé y fundé una empresa de producción de cine y ventas porque me di cuenta de que el cine ecuatoriano no estaba saliendo de América Latina y quería ver algunos mercados en Hong Kong. Fui agente de ventas casi por un año, nunca vendí nada, pero aprendí cómo se vende una película o cómo se financia el proyecto. Tenía 21 años y decidí que no era lo que me apasionaba. Así que comencé a realizar dirección de comerciales en el país, era más logístico que creativo.
¿Tampoco era lo tuyo?
No, siempre he sido más creativa. Decidí irme a Nueva York con US$ 2.000 en la cuenta a finales de 2011. Quería comenzar como asistente de producción para seguir subiendo, ese era el plan: ahorrar platita y hacer mis películas. Me quedé en la quiebra en febrero (risas). Afortunadamente me salió un trabajo para ser asistente administrativa, fui la quinta persona de esta empresa que exportaba guayusa de Ecuador a Estados Unidos. Hice de todo, me convertí en su diseñadora gráfica y videógrafa. En una ocasión, me mandaron a grabar en Archidona y me di cuenta de que no tenía las habilidades para capturar todo a través de mi cámara. Me frustré y pensé: 'no eres directora, sino directora de fotografía'.
¿Fue el momento de regresar a estudiar?
Sí, justo extendieron las aplicaciones del AFI (American Film Institute). Aquí, solo aceptan hasta 28 personas por disciplina cada año. Es súper competitivo y es la cuna de los mejores directores de fotografía del mundo. Apliqué, con poca esperanza, pero me aceptaron. Renuncié y me fui a Los Ángeles en 2013. Fueron dos años en el programa de dirección de fotografía, todo muy práctico y con profesores de renombre como Steve Yedlin.
¿Enseñar también estaba en tus planes?
Cuando terminé tuve problemas de salud y regresé a Ecuador. Aproveché para ser docente universitaria y rodar un documental y un cortometraje, que aún no han visto la luz. En 2017 volví a EE.UU., comencé a trabajar en el AFI en el tema de eventos y a rodar en mi tiempo libre. Aquí hice mi primer largometraje “To the new girl”, 10 mujeres hablando con la nueva pareja de su ex. Me pagaron US$ 150 al día.
¿Cuál es el mayor problema en la carrera del cine?
Conseguir tu primer largometraje porque nadie te contrata si no has realizado algo antes. En el segundo me pagaron US$ 350 al día, subiendo en el mundo (risas). Rodamos 10 fines de semana en San Francisco. El guión era algo que, visualmente, iba con lo que me gusta hacer. Tuvieron acceso a lugares súper interesantes y el director era una persona retirada que tenía dinero y quería hacer una película. No estoy muy contenta con el resultado final, pero sí con mi trabajo en Hotel Refinement. Salí con una estética más fuerte y una voz más establecida.
¿Cómo llegaste al tema de los videos musicales?
Me reencontré con una amiga de la universidad, Charley Young, quien estaba cantando en una fiesta de Navidad. Ella es súper dedicada a la actuación y a la música. Me dijo que tenía una canción y que me pagaba US$ 500 por rodar un video de música. Esa fue nuestra primera colaboración y comenzamos a subir los presupuestos y ya hemos sacado 16 videos. Ahora gastamos US$ 6.000 por videoclip. Ha sido un laboratorio para explorar diversos géneros y estilos de iluminación y cámara.
¿Y qué pasó con los largometrajes?
El tercero lo grabé en 2021. Fue un guión muy distinto a lo que había hecho, es una comedia negra de una mujer que vive una vida muy aburrida hasta que se entera que se va a morir en una semana. Me gustó el concepto, me contrataron y me pagaron en total US$ 4.500, por nueve días de rodaje. Su presupuesto total fue de US$ 150.000 y salió al aire en febrero de 2023: Amy's F-IT List.
¿Se graban muy rápido?
Sí, pero no debería ser así. Una película de Marvel se demora entre seis meses y año y medio, pero las independientes se ruedan rápido por los costos. 25 días es un rango normal, pero nueve es una locura.
¿Y tienen un rango de presupuestos?
No, depende del guión.
¿Qué hace un director de fotografía?
Somos los guardianes de la imagen. Nos encargamos de ayudar al director a desarrollar el lenguaje visual. Planificamos la evolución de la paleta de colores, cómo se va a mover la cámara, cómo vamos a encuadrar las cosas… Hacemos la lista de planos y manejamos tres departamentos: cámara, iluminación y grip. Entonces, traduzco la visión del director a lo técnico. Hablo creativo, pero tomo decisiones técnicas basadas en lo que quiere el director. En el rodaje es manejo de proyectos. Mis mentores dicen que también somos psicólogos de los directores.
¿Qué ha pasado después de la pandemia?
Trabajé en un noticiero, ABC10, en Sacramento hasta julio de 2022. Estuve en el departamento de Marketing, pero no dejé de hacer mis cosas. En 2023 me salieron tres proyectos y decidí ser freelance. Ha sido duro por las huelgas en la industria de Hollywood.
¿Normalmente tienes que tener un empleo fijo y ruedas en tu tiempo libre?
Sí y no, depende mucho de la persona. Es difícil tomar ese paso de soltar lo seguro y lanzarte al vacío, pero es posible. En este tiempo he grabado cortometrajes que se conectan emocionalmente conmigo y también he podido ser parte de películas de terror. Llegué a un punto en el que me preguntan cuánto cobro o cuánto quiero ganar en un día.
¿La industria del cine es igual para mujeres latinas?
Estoy bien involucrada en un colectivo de directoras de fotografía alrededor del mundo. Es como una base de datos. Además, analizamos las estadísticas porque solo un 8 % de las películas han sido rodadas por directoras de fotografía mujeres. Existen años que este número ha bajado al 4 %. Es mucho más difícil si eres una mujer no blanca. Para las latinas, hay más incentivos ahora, sin embargo, yo creo que es un sector que ha sido ignorado en Hollywood. No encuentras mucha gente latina detrás de cámara en posiciones creativas.
¿Existe mucha competencia?
Sí, yo lo veo como que no todo es para todos. De 10 entrevistas me darán un trabajo, pero siempre pienso que la persona que contrataron es mejor para ese proyecto. Es un trabajo en grupo y debes aprender a trabajar así.
¿Qué película te gustaría filmar?
La Guerra de las Galaxias. Es una de las razones por las que hago cine. Ahora las historias se cuentan de manera diferente, la tecnología cambia mucho. Ahorita estoy a punto de unirme al gremio Local 600. Tengo que pagar una entrada de US$ 17.000, pero eso me permite trabajar en cosas más grandes y dejar de ser independiente. Pronto vendrán cosas muy interesantes. (I)