Warren Buffett, el famoso inversor detrás de Berkshire Hathaway, donó alrededor de US$ 1.100 millones en acciones de la corporación y volvió a oponerse a las "dinastías familiares" al nombrar a tres fideicomisarios independientes para supervisar su fortuna.

En concreto, el Oráculo de Omaha convirtió 1.600 acciones Clase A en 2,4 millones de acciones Clase B para donarlas a las cuatro fundaciones familiares: 1,5 millones de acciones fueron para la Fundación Susan Thompson Buffett y 900.000 acciones se repartieron equitativamente entre la Fundación Sherwood, la Fundación Howard G. Buffett y la Fundación NoVo.

Por otra parte, Buffett, que acumula un patrimonio neto de US$ 150.000 millones por tener el 38% de las acciones Clase A de Berkshire Hathaway, valuada en más de US$ 1 billón, designó a tres fideicomisarios de su fideicomiso benéfico para que sucedan a sus hijos de 71, 69 y 66 años.

"Se designaron tres posibles fideicomisarios sucesores. Mis hijos los conocen bien y todos nosotros estamos de acuerdo con ellos. También son algo más jóvenes que mis hijos", escribió Buffett. "Pero estos sucesores están en la lista de espera. Espero que Susie, Howie y Peter se encarguen de distribuir todos mis bienes", añadió.

En la misma carta, el legendario empresario explicó que nunca deseó "crear una dinastía ni perseguir ningún plan que se extendiera más allá de los hijos". "Conozco bien a los tres y confío plenamente en ellos. Las generaciones futuras son otra cuestión. ¿Quién puede prever las prioridades, la inteligencia y la fidelidad de las generaciones sucesivas para abordar la distribución de una riqueza extraordinaria en medio de lo que puede ser un panorama filantrópico muy diferente?", se preguntó.