Durante su discurso de Jackson Hole, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed), dijo que restaurar la estabilidad de los precios “tomará algún tiempo” y requiere utilizar las herramientas “con fuerza” para lograr el equilibrio entre la oferta y la demanda.
A su vez, remarcó que la historia muestra que bajar la inflación, que en julio fue del 8,5% interanual, normalmente viene con “costos laborales” que aumentan con el retraso.
En respuesta, los mercados retrocedieron violentamente en la jornada de este viernes. Mientras que el S&P 500 cayó un 2,9%, el Nasdaq 100 bajó un 3,4% y el Dow Jones, un 2,4%. Sin embargo, ya desde principios de semana los índices accionarios comenzaron a mostrar fuertes caídas.
Según un informe de Bank of America, en base a los datos de EPFR Global, en la semana hasta el 24 de agosto los fondos de acciones globales tuvieron salidas de US$ 5.100 millones, mientras que las acciones estadounidenses experimentaron sus primeros rescates en tres semanas.
A su vez, los fondos de tecnología sensibles a las tasas de interés registraron su mayor éxodo desde noviembre de 2021. Los bonos de alto rendimiento, por su parte, lideraron los reembolsos de US$ 800 millones de los fondos de renta fija global. Y alrededor de US$ 600 millones quedaron en oro, el refugio de valor definitivo.
El estratega Michael Hartnett mantuvo la opinión de que es demasiado pronto para que los mercados financieros esperen un giro de la Fed, ya que la inflación sigue obstinadamente alta.
Dado que se prevé que los precios de las materias primas aumenten aún más dada la guerra en Ucrania y la resistencia de los mercados laborales y de vivienda de Estados Unidos, “las tasas deben superarse para reducir la inflación”.
“Cuanto antes la Fed desempeñe el papel de 'el león valiente', mejor para la macroeconomía, mejor para los mercados”, escribió el experto en una nota para sus clientes.