A pesar de que las tecnologías subyacentes llevan años desarrollándose, pareciera que de repente, hablar sobre el metaverso se ha puesto de moda. Al igual que en los inicios de Internet, es probable que, alrededor suyo, haya nichos de especulación, activos sobrevalorados e inversiones poco acertadas, sobre todo, porque el auténtico metaverso, tal y como lo imaginan los visionarios de la tecnología, aún está a años de distancia.
Si bien es un tema que se ha instalado en boca de muchos, pocos líderes empresariales saben qué significa e incluso algunos se cuestionan si es relevante para sus compañías. La respuesta inmediata es, sí, es importante. Es necesario comprender en qué consiste realmente y tomar medidas prácticas, a unos costes razonables para satisfacer las necesidades de cada empresa.
Norberto Montero, socio de PwC Argentina, líder de Consultoría, explicó que: “como lo plantean los expertos en tecnologías disruptivas, las plataformas en las que se basará este mundo no serán las que controlen los datos, la gestión y las transacciones. En cambio, los consumidores y las empresas serán capaces de llevarse sus identidades, dinero, experiencias y sus activos a donde quieran.
En la actualidad, las empresas están mirando al metaverso para enriquecer la experiencia del consumidor, lanzar productos virtuales (sólo disponibles allí), recoger nuevos datos de los usuarios, comercializar productos y servicios físicos y digitales, impulsar los medios de pago y la financiación y ofrecer aplicaciones y hardware que apoyen las actividades.
Resulta relevante destacar que todavía falta mucho para la prometida interoperabilidad del metaverso: un mundo digital en el que, tanto las empresas como los consumidores, puedan transitar sin problemas entre múltiples experiencias ofrecidas por distintos proveedores. Esta capacidad de conexión requerirá de una nueva arquitectura de Internet, denominada web 3.0, en la que los innovadores e inversores de Internet están trabajando actualmente, será una estructura descentralizada con innumerables plataformas interoperables.
Según Norberto Montero, hay seis conceptos claves que deberían tenerse en cuenta detrás del metaverso:
1. Economía. Las criptomonedas, los tokens no fungibles (NFT) y otras monedas digitales basadas en blockchain, probablemente, moverán el intercambio de valor en el metaverso. Se necesitará más innovación a medida que los gobiernos, las empresas y las nuevas organizaciones exclusivamente digitales trabajen para construir sistemas monetarios digitales de confianza, ofrecer nuevas propuestas para monetizar los datos y realizar préstamos, pagos, inversiones inmobiliarias en el metaverso.
2. Interoperabilidad. Para que el metaverso sea una realidad es necesario que exista una interoperabilidad sin fisuras entre los usuarios y las plataformas, basada en la web 3.0. Esto plantea nuevos retos para la recopilación y protección de los datos, así como para la ciberseguridad y la privacidad. La ventaja competitiva podría estar en aquellas empresas que sean capaces de ofrecer a los usuarios -a través de hardware o software? métodos seguros de entrada al metaverso.
3. Gobierno corporativo. El metaverso requerirá reglas de participación para los usuarios, pautas sobre cómo puede cambiar con el tiempo y mecanismos de control, incluyendo la recaudación de impuestos, el gobierno de los datos y el cumplimiento normativo. En este sentido, los precursores del metaverso ayudarán a definir estas reglas.
4. Identidad. En el metaverso, que estará descentralizado e interconectado, se necesitarán identidades digitales fiables -para las personas, los activos y las empresas- que sean compatibles en todas las plataformas.
5. Experiencia. En un mundo digital 3D compartido, permanente e inmersivo, se podrán ofrecer experiencias únicas basadas en las creencias, ideales y gustos que se manifiesten en las preferencias de cada usuario.
6. Continuidad. Cuando los usuarios se desconecten del metaverso, éste y los demás participantes continuarán sus actividades sin interrupción, por ejemplo, con contratos digitales que hagan cumplir los acuerdos y la comercialización de los activos. Esta continuidad requerirá probablemente un nuevo enfoque de los activos digitales, que incluya servicios y aplicaciones que sean portátiles, dinámicas y extensibles.
“Dado que el metaverso todavía no existe como tal, pero muchos de sus conceptos clave ya son relevantes, muchas compañías podrían beneficiarse si se centran en las oportunidades y en los usos disponibles en la actualidad y en desarrollar las capacidades que les ayudarán a alcanzar el éxito en el metaverso el día de mañana”, agrega el socio de PwC Argentina.
Al momento, es importante que las empresas se enfoquen en actualizarse. En este contexto, conviene asignar al menos un equipo para entender conceptos clave como las criptomonedas y las organizaciones autónomas descentralizadas y su relevancia dentro de la empresa, así como para hacer un seguimiento del metaverso, a medida que evoluciona. Además, es necesario desarrollar una estrategia, identificando las brechas por cerrar y oportunidades a largo plazo que puede ofrecer el metaverso a cada empresa y sus conceptos clave y, después, empezar a tomar las primeras medidas.
“Será necesario que las organizaciones trabajen en transmitir confianza. El metaverso y sus componentes actuales ofrecen nuevos retos en materia de ciberseguridad, privacidad, cumplimiento normativo, reputación de marca y lucha contra el fraude. Las compañías deberán contemplar la seguridad a nivel de servicios, para que, independientemente de a dónde se dirijan sus activos, mantengan la operabilidad de sus negocios. Puede que sea necesario que tengan que mejorar sus capacidades y atraer talento nuevo para cubrir las brechas de conocimiento, así como adoptar nuevos enfoques respecto a los datos y las relaciones comerciales”, finaliza Norberto Montero.