Schroders Investment Management y UBS Global Wealth Management explicaron que se están preparando para un segundo semestre complicado en el que el oro permitirá atravesar la alta volatilidad.
Los riesgos que vemos, el riesgo fiscal, el riesgo geopolítico y el riesgo inflacionario, a veces se cubren mejor con oro, que también tiene la ventaja de funcionar bastante bien si nos equivocamos, detalló Johanna Kyrklund, directora de Inversiones en Schroders. La ejecutiva agregó que prefiere al oro por sobre los bonos del Tesoro porque estos últimos no ofrecen los mismos beneficios de diversificación que antes.
Este año, el oro alcanzó un precio nominal récord de US$ 2.450 por onza tras subir un 23% desde el mínimo de febrero. La tendencia fue impulsada por las expectativas de que la Reserva Federal de los Estados Unidos recortaría las tasas de interés, las grandes compras de los bancos centrales y la demanda por las tensiones geopolíticas.
Los disparadores alcistas no impactaron en los bonos del Tesoro debido a las preocupaciones sobre el déficit presupuestario de Estados Unidos. Un aumento del gasto bajo el mandato de Joe Biden, tras los recortes de impuestos de Donald Trump, ensanchó la brecha entre ingresos y gastos, al mismo tiempo que las tasas de interés más altas encarecieron la deuda.
Para Mark Haefele, director de Inversiones en UBS, el oro saldrá victorioso si persisten los miedos sobre la deuda americana y el dólar. Además, el especialista cree que los bancos centrales de todo el mundo seguirán apostando por el metal precioso.
"Vimos a muchos bancos centrales comprando oro, lo que creemos que va a continuar porque hasta cierto punto el dólar y el sistema financiero estadounidense se utilizaron como armas en torno a Ucrania y los bancos centrales se dieron cuenta de que tal vez querrían tener algunas alternativas, relató. Por esta razón, Haefele proyecta que la onza de oro llegará a los US$ 2.700 el próximo año, lo que implicaría una suba del 16% desde la cotización actual.