La seguridad social es uno de los retos permanentes del país. El principal gasto es el pago de pensiones a jubilados que en 2024 alcanzó los US$ 6.500 millones y para 2025 se proyecta entre US$ 6.800 millones y US$ 6.900 millones. Rodrigo Ibarra, Presidente Ejecutivo de Actuaria Consultores, analiza estas cifras, habla sobre el déficit actuarial en el largo plazo y un déficit de caja. Además, propone algunas ideas para evitar un colapso del sistema y especifica acciones dirigidas a los jóvenes.
Hace unos días Forbes conversó con el Presidente del Consejo directivo del IESS, quién habló de cinco puntos clave de la institución. ¿Usted, como actuario, cómo describe el actual momento de la seguridad social en el país?
Hay que diferenciar entre seguro de pensiones y seguro de salud. En el seguro de pensiones se advirtió hace más de 15 años que venía una evolución demográfica, que ahora ya se percibe, en la que el número de personas que nacen es menor frente a 50 años atrás y esto se va agravando en el tiempo. También se nota que la sociedad ecuatoriana ya no es tan joven y ahora los mayores de 60 años representan el 10 % de la población y en 20 años serán el 20 % de la población, tal como ya ocurre en países como Francia o España. Entonces, Ecuador tiene que aprender de lo ocurrido en otros países para hacer los ajustes y no tener implicaciones tan drásticas en temas como la revisión de beneficios, la tasa de aportación o los requisitos de jubilación, que no se compadecen con la realidad actual. Jubilarse a los 60 años para tener pensiones por 30 años no tiene sentido.
¿Es un problema para el Estado?
Porque tiene que pagar durante más tiempo. Lo que funciona bien es que aporte por 40 años y reciba pensión por 20 años. Esto que se advirtió en su tiempo, sumado a un mal manejo técnico y la corrupción ha llevado que en este año el IEES deba pagar por pensiones US$ 6.800 millones, mientras que por contribuciones va a recibir US$ 3.300 millones, esto es un déficit de más del 50 %. Si a eso le sumamos que el 40 % sea cubierto por el Estado de manera completa y oportuna, siempre queda un 10 % adicional que va a afectar en las reservas que hoy deben estar en el orden de US$ 5.500 millones. Es una situación crítica porque ya no solo es un déficit actuarial en el largo plazo sino también un déficit de caja y allí las consecuencias pueden ser que, como no hay recursos, los pensionistas no reciban sus pensiones. Eso sería una conmoción social.
¿En qué punto o en qué momento puede darse ese escenario?
En unos tres o cuatro años más se verá que faltan los recursos. Este año se van a tener que desinvertir US$ 1.500 millones, el próximo año una cifra similar y en tres años las reservas desaparecen.
¿Las personas que se jubilen en cuatro años estarán afectadas?
No solo ellas, sino también los pensionistas. Ya no habrá los recursos del fondo que debió haberse acumulado.
¿Cómo evitar ese escenario?
Con reformas. El estudio actuarial ayuda a que los hacedores de política pública sepan cómo tomar decisiones con la anticipación debida. Eso ya se advirtió hace 15 años, es como un barco que quiere llegar a un puerto, hay que girar el timón unos pocos grados antes de estar cerca del puerto. Pero si nos seguimos acercando a ese puerto desviados eso va a traer un costo enorme. Van a tener que incrementar de la noche a la mañana la edad de la jubilación, que los beneficios no sean tan generosos. Por ejemplo, no puede ser que una persona con 40 años de afiliación tenga el 100 % de pensión pagada de por vida recibiendo más de lo que recibía cuando trabajaba, debe ponerse un tope, revisar coeficientes. Otro tema es aportar algo más al fondo de pensiones tomando recursos de los fondos de reserva y pasar un porcentaje al fondo solidario de pensiones y otro porcentaje a un plan de ahorro personal o una cuenta individual. Esta cuenta individual puede generar que los jóvenes tengan más confianza en el sistema. Hoy un joven de 25 años no quiere afiliarse porque sabe que ese aporte es para los actuales pensionistas, pero si se le dice que una porción de su aporte será para su beneficio con un estado de cuenta donde se detalla cuánto va acumulando.
¿Un fondo específico para jóvenes dentro del IESS?
La idea es primero una combinación, un modelo híbrido entre un sistema de reparto de beneficio definido y otro de cuenta individual o de contribución definida. Un sistema mixto con contribución del sector público y sector privado. Eso fue muy mal manejado en una reforma propuesta en el gobierno de Sixto Duran- Ballén y la gente pensó que era para permitir que el sector privado capte esos recursos. Este sistema lo puede manejar el propio IESS, por administradoras de fondos privadas o por una combinación o por la CFN. En la jubilación serían cuatro pilares: un fondo solidario, una cuenta individual y un tercero es con gente que puede aportar a un sistema complementario y financiar las pensiones de gente pobre que vive don dos dólares al día y tiene que ser financiada por el Estado.
¿Qué decisiones tomaría si estuviera al frente del IESS?
Primero una reingeniería total. El Seguro Social tiene cerca de 34.000 empleados, es una cifra muy alta. Dotar de nueva tecnología porque ahora se usa un sistema informático de hace 30 años. Convencer a la población de que los cambios son necesarios. Revisar el Código de Trabajo, yo no soy partidario de la eliminación de la jubilación patronal, sino que debe reformarse y adaptarse a los nuevos tiempos en temas como teletrabajo, contratos en otros países, un joven ahora ya no quiere estar siempre en la misma empresa y busca estar en varios espacios hasta que se jubile.
¿Esa nueva manera de vivir de los jóvenes es la que afecta a la seguridad social a escala global?
Sí, tienen otra percepción. Pero si se le da una explicación adecuada puede funcionar. Por ejemplo, explicarle que tiene que financiar su jubilación y que por cada consumo con su tarjeta de crédito puede destinar un porcentaje para una cuenta individual. También se puede sugerir que converse con su empleador para que no aporte a la seguridad social sino a un fondo privado. Hay empresas que ya hacen un plan de ahorro y retiro que permite que los empelados ahorren para temas como vivienda, estudios o para la jubilación, siempre que la empresa siga haciendo los aportes de ley.
¿Y qué decirle a las empresas? ¿Están listas? ¿Sus colaboradores están dispuestos?
El sector privado y la academia deben transformar el Ecuador. Juntos pueden generar proyectos disruptivos y que el sector privado financie esas ideas que salen de la academia. Así se mejora el empleo.
¿Cómo estamos frente a otros países?
Estamos retrasados en las reformas. En Uruguay, por ejemplo, la nueva edad de jubilación es de 65 años. En Colombia, Chile y Perú también se elevó la edad de jubilación. Ecuador puede hacer las reformas necesarias. (I)