Por qué los bancos deberían animarse a operar criptomonedas
La reciente flexibilización de las reglas en EE. UU. permite a las entidades bancarias ofrecer servicios cripto, lo que podría traer más estabilidad y seguridad a la industria de activos digitales y nuevas oportunidades de negocio al sistema financiero.

El mundo de los servicios financieros cambia constantemente, pero en los últimos tiempos hay señales de un giro rotundo. En el centro de esta transformación está el auge de las criptomonedas. Activos digitales como Bitcoin, Ethereum y una amplia variedad de stablecoins dejaron de ser marginales en el sistema financiero y hoy ocupan un lugar central. Captaron la atención de inversores, reguladores y, cada vez más, de los bancos tradicionales.

A medida que el mercado de los activos digitales crece, surge una pregunta clave: ¿los bancos deberían poseer criptomonedas? Para seguir con relevancia en el sistema financiero, la participación en estos mercados es un paso necesario y lógico en la evolución del sector bancario.

 

 

El marco regulatorio 
 

Desde la aparición de los criptoactivos, la relación entre los bancos y las criptomonedas estuvo marcada por la tensión. La falta de claridad regulatoria, la volatilidad y los riesgos percibidos en estos activos digitales llevaron a los bancos a mantenerse al margen. Más aún, la mayoría evitó brindar servicios financieros a empresas e individuos interesados en este sector.

Sin embargo, desarrollos recientes en Estados Unidos, en particular por parte de la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC, por sus siglas en inglés), impulsan una mayor participación de los bancos en el mundo cripto. El 7 de marzo de 2025, la OCC emitió la Carta Interpretativa 1183 (IL 1183), que dio claridad sobre la capacidad de los bancos nacionales para operar con criptomonedas.

Esta disposición ratificó que los bancos nacionales pueden ofrecer servicios relacionados con criptomonedas, como custodia y trading, siempre que lo hagan de manera segura y prudente. La orientación original en este sentido apareció en la Carta Interpretativa 1170, publicada en julio de 2020, aunque en la práctica quedó en desuso durante casi cinco años.

 

A pesar de que la OCC permitió que los bancos ofrezcan servicios en criptomonedas, la posibilidad de que estas entidades posean directamente criptoactivos sigue en debate. Una declaración conjunta de la OCC, la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) y la Reserva Federal, publicada en enero de 2023, advirtió a los bancos sobre los riesgos de mantener criptomonedas como Bitcoin en sus balances. En otras palabras, lo prohibió.

Sin embargo, esta restricción, basada en preocupaciones sobre estabilidad y riesgo, quedó desfasada respecto de la realidad del sistema financiero actual.

La OCC reconoció la necesidad de revisar esta postura y, según el Contralor Interino de la Moneda de EE.UU., Rodney E. Hood, la entidad retiró aquella declaración. Así, sujeto a consideraciones de seguridad y solidez, los bancos estadounidenses ahora pueden poseer criptomonedas.

 

Confianza y estabilidad en un mercado volátil
 

El principal argumento a favor de permitir que los bancos tengan y operen con criptomonedas está en su capacidad única para aportar confianza y estabilidad a un mercado que lo necesita con urgencia. Los bancos cuentan con siglos de experiencia en la gestión de activos financieros complejos, desde acciones y bonos hasta derivados y divisas extranjeras.

Funcionan bajo marcos regulatorios estrictos, con requerimientos de capital, liquidez y protección al consumidor mucho más exigentes que los que rigen a las fintech o a los exchanges de criptomonedas.

Casos como los colapsos de FTX, Celsius, Voyager y BlockFi dejaron a los inversores con pérdidas multimillonarias, evidenciando los peligros de operar en un entorno poco regulado. En contraste, los bancos ofrecen un nivel de seguridad y supervisión incomparable en el ecosistema cripto. 

La garantía de depósitos de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos de EE.UU. (FDIC, por sus siglas en inglés), los altos estándares de cumplimiento y los protocolos de gestión de riesgos permiten que los clientes interactúen con criptoactivos con mucha más confianza que en exchanges independientes o fintechs con regulaciones laxas. Permitir que los bancos posean criptomonedas podría aprovechar esta infraestructura para crear un ecosistema más seguro y confiable para los activos digitales.

 

Nuevas fuentes de ingresos y competitividad
 

Más allá de la estabilidad, existe un argumento comercial sólido para que los bancos puedan poseer y ofrecer servicios en criptomonedas. Ya no es un nicho financiero: es un mercado valuado en millones de dólares que sigue atrayendo capital de inversores de todo tipo. Los bancos que puedan custodiar, comercializar y gestionar estos activos podrán capturar parte de este crecimiento.

Tomemos el caso de los servicios de custodia. A medida que crece el interés institucional en las criptomonedas, también lo hace la demanda por soluciones de almacenamiento seguro. Los bancos, con su experiencia en la protección de activos, están en una posición ideal para responder a esta necesidad. 

Si se les permite poseer criptomonedas, pueden ofrecer productos innovadores, como préstamos respaldados en cripto o cuentas con rendimiento, atrayendo a clientes con un perfil tecnológico y diversificando sus fuentes de ingresos. En un escenario donde los bancos enfrentan presiones constantes sobre sus márgenes y donde las fintech y empresas cripto les ganan terreno, no pueden quedarse al margen.

 

El camino a seguir
 

La revolución cripto llegó para quedarse y los bancos deben jugar un rol central en su desarrollo. La reciente referencia de Estados Unidos es un paso positivo, pero solo el inicio. 

Permitir que los bancos posean criptomonedas aprovecharía su experiencia para aportar confianza y estabilidad al mercado, abriría nuevas oportunidades de crecimiento y modernizaría el sistema financiero en la era digital. 

Con una regulación clara y bien diseñada, los bancos pueden ser parte de esta transformación sin comprometer la seguridad del sistema. Es momento de que los reguladores den el siguiente paso y permitan que los bancos sean parte plena de la revolución cripto. El futuro de las finanzas lo exige.

Nota publicada en Forbes US.