Durante el fin de semana, el ministro de Economía Sergio Massa dio a conocer nuevas medidas económicas para tratar de impulsar la economía, mientras que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) elevó los intereses de los depósitos a plazo fijo hasta el 97%. A su vez, el pasado viernes, se informó que la inflación de abril superó el 8%.
No obstante, todo este cóctel de sucesos resulta irrelevante para la economía mundial, ya que, en los últimos dos años, cambió por completo porque la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) comenzó a subir las tasas de interés a un ritmo sorprendente para hacerle frente a la inflación, que en junio de 2022 llegó a un récord del 9,1% interanual.
Concretamente, desde principios del año pasado hasta la actualidad, la entidad monetaria elevó la tasa de referencia desde prácticamente el 0% hasta el 5%, causando estragos en los mercados financieros de todo el mundo.
La Fed tiene diferentes herramientas para incidir en la economía, una de ellas es regular ciertas tasas de interés. Básicamente, cuando sube las tasas, es porque quiere enfriar la economía, y, cuando las baja, quiere estimularla, detalló Mariano Sardáns, fundador y director ejecutivo de FDI Gerenciadora de Patrimonios.
Cada vez que la Fed sube las tasas, es justamente para bajar la inflación a los niveles que entiende normales, generalmente en un rango máximo del 2% anual. Claramente, en el 2021, se disparó la inflación, producto de la gigantesca emisión monetaria que se hizo en el 2020 y obviamente eso se aceleró en el 2022, y ahí es donde la Fed empezó a subir las tasas, añadió.
Según el especialista, cuando se observa la historia de los últimos 100 años, se puede notar que la reciente suba de tasas fue la más fuerte en el tiempo más corto, la que tuvo la curva más empinada.
Causas y consecuencias
En cuanto al impacto de la política monetaria en la economía estadounidense, lo que hace la suba de tasas es hacerle más difícil a la gente gastar con tarjeta de crédito, comentó Sardáns, siendo un grave problema debido a que en Estados Unidos el crédito es de corto, mediano y largo plazo.
De corto plazo es para consumo diario (productos de primera y segunda necesidad); los préstamos a 5 o 7 años son préstamos de compra de productos durables (automóviles, por ejemplo); y los de largo plazo pueden ser la compra de un inmueble, explicó el ejecutivo.
Las tasas de corto subieron mucho más que las de mediano y largo plazo, pero todas subieron. Hace dos años, la tasa de los bonos de hasta un año del gobierno de EE. UU. estaba en cero. A día de hoy, está por encima del 5%. La tasa a 10 años está en 3,4%, mientras que a 30 años está en 3,7%. Hace dos años estas últimas dos tasas estaban en el rango del 1%, relató.
Con lo cual, lo que quieren matar, de alguna forma, es el crédito de consumo de tarjeta que es la tasa más corta, y quieren enfriar los préstamos para la compra de bienes durables y, en menor medida, los préstamos hipotecarios para la compra de inmuebles, dijo.
A su vez, la suba de tasas de interés de la Fed no solo atenta contra la economía de Estados Unidos, sino también contra el resto de países emergentes y en fase de desarrollo, como los que ocupan gran parte de América Latina.
Los países latinoamericanos emiten bonos en dólares, entonces, cuando las tasas estaban muy bajitas y el bono a 10 años de EE. UU. pagaba por debajo del 2%, países como Brasil y México se financiaban en el rango del 3%. Ahora que la tasa a diez años de EE. UU. está por encima del 3%, estos países tienen que financiarse por encima del 6%. Entonces, al subir la tasa de referencia, sube todo lo demás. Lo mismo para una empresa que había emitido deuda y ahora tiene que refinanciarla: el costo por hacerlo es mucho más alto, sostuvo el empresario.
En consecuencia, la actividad económica mundial se reduce, ya que el costo de oportunidad es más alto y los inversores optan por la deuda estadounidense que es más segura y paga razonablemente bien.
Por otro lado, en Argentina, la situación es algo diferente: según Mariano Sardáns, el país no tiene ninguna herramienta, está totalmente fuera del mapa, disociada del resto del mundo.
La Argentina, una vez más, no honró su deuda en dólares. El actual Gobierno la reestructuró en el 2020, por eso los bonos argentinos no valen nada, nadie quiere financiar al país. Con lo cual, la suba de tasas, podríamos decir, no afecta a la Argentina porque ya estaba fuera del mapa económico y financiero mundial. Argentina es un caso separado al resto de toda Latinoamérica", aseveró.
Indicios
Si bien nadie puede predecir con exactitud qué sucederá en el futuro con respecto a la estrategia monetaria de la Fed, Sardáns considera que hay un factor clave que muestra indicios de un mantenimiento de las tasas de interés en niveles elevados.
Lo que viene sorprendiendo en Estados Unidos es la robustez del mercado laboral. Cada vez que sale el dato de empleo, sorprende porque se crean más puestos de trabajo de los esperados. Que la economía siga generando empleo por arriba de lo previsto quiere decir que la economía sigue muy robusta. El nivel de sueldos está aumentando casi en línea con la tasa de inflación, con lo cual hace más difícil el trabajo de la Fed para bajarla", enfatizó.
Y concluyó: Pasamos de previsiones de hace un año atrás de que las tasas no iban a subir más del 3%, a los actuales más del 5%. Una vez en este último rango, hace un par de meses atrás se esperaba que las tasas empezaran a bajar a partir de finales del 2023. La robustez del mercado laboral en estos días hace pensar que este nivel de tasas va a continuar estando alto por mucho más tiempo.