Ruth "Ruthie Books" Madoff. Ese es el apodo que los agentes del FBI le dieron en privado a la esposa de Bernie Madoff durante casi 62 años, y es apropiado, ya que mintió como un mafioso en el estrado de los testigos cuando apareció en 60 Minutes, una de las pocas entrevistas que concedió desde el arresto de su esposo en 2008.
En el programa, que se emitió en 2011, le dijo a Morley Safer que había trabajado como recepcionista y contadora en Bernard L. Madoff Investment Securities (BLMIS) de 1961 a 1963, pero que luego se fue para criar a sus hijos: "Y más tarde, cuando los chicos comenzaron a trabajar allí, vivíamos a poca distancia, y yo tenía una oficina ahí donde me ocupaba de la decoración y las cosas de la casa y las facturas del barco y de administrar esas cosas. Pero nunca fui la contadora después de 1963".
Como en todos los esquemas Ponzi, Bernie Madoff atraía dinero nuevo haciendo notar las enormes ganancias que se embolsaban quienes ya habían "invertido". Pero mantener satisfechos a los clientes, incluso mientras se los estafa año tras año, requiere más perspicacia gerencial de la que se podría pensar. Los registros financieros (con su letra impresa) y el testimonio de antiguos empleados revelan que Ruth trabajó mucho para mantener algunas de las cuentas bancarias Ponzi críticas durante décadas después de los años sesenta, y hasta principios de 2008, cuando estalló su burbuja. "Recuerdo que pensé, mientras miraba el programa, '¡Por Dios, está en 60 Minutes mintiendo sobre su papel en la empresa!'", exclama la exfiscal Lisa Baroni, que supervisó varios años de investigaciones sobre casos de la familia Madoff y de sus empleados. "Lo que dijo no era cierto".
En aquel momento, nadie se preocupó por la afirmación de Ruthie Books en televisión, pero los federales sabían la verdad ya en 2009, gracias a la información de Frank DiPascali, uno de los principales lugartenientes de Madoff e informante de los federales. "Cuando le preguntaron por el trabajo de Ruth con BLMIS, Frank comprendió que su papel era el de la persona que conciliaba el Chase 703", según un agente del FBI que lo entrevistó en 2009 e incluyó la observación en un resumen confidencial conocido como 302.
El "703" era el apodo de la cuenta corriente de JPMorgan Chase de la que fluía prácticamente todo el dinero del esquema Ponzi (en este contexto, "conciliación" significa comparar los extractos bancarios con otros registros de la empresa sobre el dinero que entraba y salía). En otras palabras, el trabajo de Ruth era asegurarse de que los números cuadraran, para mantener los libros ordenados.
Aunque tanto Bernie como Ruth siempre insistieron enérgicamente en que ella no sabía nada de nada, vale la pena repetir que la cuenta 703 de Madoff era un Ponzi. Solo entre 1986 y 2008, recibió depósitos y transferencias por unos US$ 150.000 millones, casi todos de inversores (sin embargo, el fraude de Madoff se considera un Ponzi de US$ 68.000 millones, porque esa es la cantidad fantasma que los clientes tenían en sus extractos de cuenta cuando finalmente fue llevado ante la justicia).
En un solo día, más de US$ 100 millones, a la velocidad de un taladro, se movieron de un lado a otro entre la cuenta de Chase y uno de los mayores inversores de Madoff. ¿Qué pensaba Ruth mientras contaba las cifras, día tras día, de la oficina de su empresa que, según ella, se utilizaba principalmente para "cosas de decoración, cosas de la casa y facturas de barcos"? Se sabía que había sido muy buena en matemáticas desde que estaba en el colegio, así que ese tipo de movimiento rápido de dinero debe haber levantado las alarmas. ¿Alguna vez le preguntó a su marido al respecto? Nunca lo dijo.
DiPascali sí recordaba que Ruth buscaba a menudo "respuestas sobre cheques que no se habían cobrado o que no estaban en orden numérico". Pero en 2008, meses antes de que explotara el esquema Ponzi, Ruth pareció reducir su implicación, dijo.
DiPascali era corrupto (se declaró culpable de 10 cargos de fraude y murió de cáncer de pulmón en 2015 mientras esperaba la sentencia), pero, como soplón, tenía una reputación impecable. A lo largo de más de cuatro años, había asistido a más de 75 largas sesiones de información con los investigadores, que me dijeron que nunca lo agarraron mintiendo. Y no era el único empleado que podía hablar del papel duradero de Ruth con la cuenta 703. En 2018, le pregunté a Eric Lipkin, un empleado de BLMIS que se había declarado culpable de falsificación de registros, cuánto tiempo estuvo Ruth haciendo el trabajo de contabilidad desde que se unió a la firma en 1992: "Siempre. Ella estaba en la oficina bastante tiempo".
No todos los empleados de BLMIS que señalaron a "Ruthie Books" fueron condenados por un delito. Hubo un testigo en el caso de Madoff Five [los cinco empleados condenados por delitos en el juicio] que nunca fue acusado: Winifred Jackson, que trabajó en Madoff Securities durante más de 10 años. Durante ese tiempo, ayudó con la cuenta 703. Jackson dice que cuando empezó, en 1987, Ruth era la conciliadora principal, "detectando transposiciones de números y haciendo correcciones si era necesario".
Esto no significa, por supuesto, que Ruth supiera que el negocio de su marido era un esquema Ponzi. No hay pruebas. Entonces, ¿por qué mentir en 60 Minutes sobre la contabilidad? Y, dada esa mentira, ¿cómo y por qué deberíamos creerle en algo importante?
"Ella no estaba en el negocio", me insistió una vez Bernie desde la prisión, donde cumplía 150 años por sus crímenes. "No estaba acusada de nada. No estaba bajo investigación". Pero la verdad es que Ruth Madoff definitivamente estaba bajo investigación.
Si bien el papel de Ruth en el fraude puede haber sido marginal, su padre, Saul Alpern, contador, sigue apareciendo en la historia del origen del esquema Ponzi. Saul presentó a Bernie a muchos de sus inversores iniciales a principios de los sesenta. "Saul fue la incubadora", dice Steven Garfinkel, exagente del FBI que investigó a la familia después del arresto de Madoff. "Como un inversor de riesgo de Silicon Valley que reúne a gente del sector tecnológico, Saul reunió a los estafadores".
Ruth y sus hijos, Mark y Andrew, mantuvieron que se enteraron por primera vez del fraude de Bernie el 10 de diciembre de 2008, el día antes de su arresto, cuando confesó antes de irse a la fiesta navideña de la empresa. Según su historia, Bernie dijo que se entregaría en algún momento durante la semana siguiente, lo que llevó a sus hijos a entregarlo ellos mismos. Si bien muchos federales creen que la historia fue un engaño, organizada por Madoff para hacer que sus hijos parecieran ciudadanos respetuosos de la ley, nunca surgió ninguna prueba de que fuera una mentira.
De cualquier forma, Ruth no actuó heroicamente. Su respuesta fue retirar US$ 10,5 millones de una de sus cuentas vinculadas al BLMIS (tres semanas antes había retirado US$ 5 millones adicionales). Al parecer, no se dio cuenta (ni le importó) de que la confesión de su marido significaba que la música tenía que parar de inmediato: no más tarjetas de crédito corporativas ni retiros de fondos que tendrían que ser devueltos a los inversores defraudados.
"Los chicos", como se los conocía universalmente, parecían igualmente despreocupados por las legiones de inversores inocentes, aunque codiciosos, estafados por su padre. Ambos protestaron su inocencia hasta el final (Mark se suicidó en 2010, mientras que Andrew sucumbió a un linfoma en 2014) y lucharon por la devolución de decenas de millones a un fideicomisario designado por el tribunal, Irving Picard, que supervisa la recuperación de la mayor parte de los miles de millones robados; de hecho, insistieron en que todavía tenían derecho a más de US$ 100 millones en compensación diferida. Recién en 2017, ocho años después de que su padre se declarara culpable, sus herencias llegaron a un acuerdo con Picard, acordando desembolsar US$ 23 millones. Ningún miembro de la familia Madoff jamás se acercó a la oficina del Fiscal de EE.UU. después del arresto de Bernie para ofrecer su cooperación. A raíz de la supuesta confesión de Bernie, Ruth y Peter Madoff, el hermano de Bernie, el director de Compliance de la empresa, no hicieron nada.
El exagente del FBI Garfinkel investigó a los chicos Madoff y cree que la oficina del Fiscal debería haberlos acusado a ambos: "Absolutamente. Estaban en camino a ser acusados antes del suicidio de Mark. Pensé que la evidencia estaba ahí, no necesariamente de que supieran que era un esquema Ponzi, sino la forma en que se estaban beneficiando de ciertas transacciones en sus estados de cuenta de IA [Investment Advisory]". Operaciones bursátiles falsas y retroactivas aparecían regularmente en las cuentas de Mark y Andrew. Los estados de cuenta falsificados se materializaban cada vez que necesitaban mostrar grandes activos para comprar bienes raíces personales. Esos registros fraudulentos se entregaban a los hermanos en su mesa de operaciones de BLMIS.
Al final, sin embargo, los fiscales decidieron que no había pruebas suficientes para demostrar más allá de toda duda razonable que los hijos de Madoff sabían que sus riquezas provenían de un vasto fraude. La "ceguera voluntaria", o mantenerse intencionalmente ignorante de los delitos, es difícil de probar en un tribunal de justicia. Lo que no se puede negar, sin embargo, es que ellos deberían haberlo sabido con toda seguridad. Ambos tenían experiencia real en los mercados. Además, los registros muestran que, durante la última década de existencia de BLMIS, casi US$ 800 millones se desviaron del negocio de inversiones falsas y se transfirieron a las unidades comerciales supuestamente legítimas que dirigían los hijos, con su tío Peter supervisándolas, negocios que estaban perdiendo plata durante esos años. Las diversas unidades de BLMIS se volvieron financieramente incestuosas. Al final, nada estaba limpio.
En 2005, como parte de una investigación de la Comisión de Bolsa y Valores, Bernie recibió un fax de la agencia solicitando registros, incluidos los correos electrónicos entrantes y salientes de un puñado de empleados, entre los que se encontraban sus hijos. Eso desencadenó una gran fiesta de destrucción de documentos, dijo DiPascali a los federales. Andrew, Mark, Peter y la hija de Peter, Shana (la asesora de Compliance de la empresa), se dedicaron a destruir correos electrónicos "problemáticos", que DiPascali le definió al FBI como cualquier correo electrónico "que hiciera referencia a clientes de [IA] o que pudiera desencadenar una investigación adicional por parte de los auditores". Peter Madoff finalmente se declaró culpable de presentar declaraciones falsas ante la SEC, así como de hacer trampa en sus impuestos (cumplió nueve años de su condena de diez y fue liberado en 2020). Shana eludió por poco la acusación. Cuando se la contactó por teléfono a principios de este año, se negó a hablar de nada que tuviera que ver con sus días en BLMIS: "Seguí adelante y estoy en un muy buen lugar, por lo que no necesito volver ahí".
DiPascali también enfatizó ante el FBI que sus discusiones con Bernie sobre la mecánica diaria de mantener el esquema Ponzi a menudo se llevaban a cabo "frente a Andrew, Peter y Mark, y casi cualquier persona en BLMIS. Ningún tema estaba fuera de los límites. No se utilizó ningún lenguaje codificado". Como recordó DiPascali, si le decía a Madoff que estaba teniendo problemas para obtener los beneficios falsos deseados para los clientes, Bernie le respondía: "Vuelve a mirar la apertura de ayer y úsala". Luego se volvía hacia Andrew y le preguntaba: "¿Qué hizo el mercado ayer?". Cualquiera con experiencia en el trading sabía que estaba hablando de elegir acciones después del hecho y usar esos precios como base para "operaciones" fraudulentas.
"Estoy al límite de mi paciencia", le dijo Bernie a DiPascali en los días previos a su arresto en 2008. "Todo el negocio es una estafa". Una semana después, DiPascali le dijo al FBI que entró en la oficina de Bernie y lo encontró hablando con Peter "sobre la historia de BLMIS y cómo el fraude se remontaba a [sus dos primeros inversores no familiares en la década de 1960] y que Peter no parecía sorprendido por nada de esto".
En cuanto a Ruth Madoff, que ahora tiene 83 años y reside en un centro de vida asistida cerca de Nueva York, todavía tiene sus partidarios. "Quiero mucho a Ruth", me dijo en 2011 Elaine Solomon, que fue secretaria de Bernie y terminó su carrera trabajando para Peter Madoff. "Ruth es la mayor víctima de todo esto. Esas personas que dicen que Ruth debería haberlo sabido..., hay que ponerse en el lugar de alguien antes de hacer semejante comentario. Ella perdió todo. El amor de su vida durante 50 años. Sus hijos, sus amigos". Incluso su marido, acusado de ser un sociópata, afirmó que tenía muchos remordimientos. "Lo que hice fue terrible", me dijo Bernie Madoff en una de nuestras entrevistas en prisión. "Nunca me lo voy a perdonar. Pero no es como si lo hubiera planeado. Si lo hubiera hecho", añadió riéndose, "lo hubiese hecho mejor".
Adaptado de "Madoff: The Final Word", de Richard Behar.