Algunas de las empresas más importantes del mundo que alguna vez se beneficiaron de los criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por su sigla en inglés) los están abandonando para emitir deuda por un cambio en la dinámica de los rendimientos.

Por ejemplo, Mercedes-Benz, Equinor y ArcelorMittal eliminaron las etiquetas ESG de sus líneas de crédito renovables este 2024.

En el caso del fabricante de autos alemán, se trató de un préstamo de US$ 11.500 millones en junio, mientras que la petrolera noruega hizo lo mismo con US$ 5.000 millones. En tanto, la siderúrgica global refinanció US$ 5.500 millones al quitar los criterios de sostenibilidad.

Se espera que los préstamos ligados a la sostenibilidad generen incentivos para que las empresas alcancen metas ESG, como la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Por lo general, los prestatarios reciben beneficios en forma de menores tasas de interés si logran cumplir con los objetivos establecidos.

Sin embargo, a medida que el mercado de bonos verdes (SLL), que asciende a US$ 1,8 billones, entra en su octavo año, los banqueros que ofrecen este tipo de préstamos los están evaluando más detenidamente, con el objetivo de fijar metas más desafiantes para los prestatarios.

"El sector bancario está más formado y es más exigente en cuanto al nivel de expectativas en materia de indicadores clave de rendimiento y objetivos para las empresas", explicó Stephane Lavoix, director global de Originación Corporativa en Credit Agricole. "Eso crea algunos obstáculos para las empresas que querían integrar ese instrumento", agregó.

Además, según el ejecutivo, existe la preocupación por el "lavado de imagen ecológico". "Por lo tanto, las empresas están tratando de equilibrar el beneficio de implementar ese tipo de financiamiento y el potencial riesgo para su reputación", señaló.