Los días calientes del petróleo parecen haberse quedado atrás. Desde septiembre de 2022 hasta la actualidad, el precio del barril estuvo oscilando en un rango de entre US$ 70 y US$ 90, aproximadamente. Y esta baja volatilidad empezó a afectar a grandes fondos de cobertura centrados en la industria energética.

Por ejemplo, Cayler Capital, un asesor de comercio de materias primas, perdió casi un 9% de su valor sólo en mayo, y ya acumula una caída del 13% en lo que va del año. Gran parte de las pérdidas se vinculó a los mercados de combustibles, incluyendo la gasolina. Por su parte, Northern Trace Capital, también orientado a la operatoria de commodities, retrocedió un 1% en el quinto mes del año.

Los rendimientos expusieron la dificultad que enfrenta esta clase de fondos cuando los precios del crudo avanzaron en una franja de menos de US$ 6 por barril en mayo, lo que llevó a su índice de volatilidad al nivel más bajo desde 2019.

En los últimos dos años, los hedge funds y otros gestores de estrategias múltiples aumentaron su tenencia en materias primas por la invasión rusa en Ucrania que interrumpió los flujos de comercio y despertó la volatilidad. 

En este periodo, el barril de petróleo incluso llegó a superar los US$ 100, lo que avivó la inflación a nivel global y despertó la preocupación de millones de inversores que no estaban expuestos al crecimiento. Sin embargo, desde entonces, el frenesí se desaceleró y los mercados se estabilizaron.

En este contexto, por las pérdidas sufridas, Cayler anunció que está ajustando su forma de operar, lo que incluye la pausa de la actividad durante tres días si las caídas mensuales alcanzan el 10%. "A medida que la volatilidad del mercado comienza a normalizarse, somos optimistas y estamos bien preparados para las oportunidades que puedan traer los meses de verano", escribió Brent Belote, director de Inversiones del fondo.