Los semiconductores se encuentran en prácticamente todos los dispositivos que utilizamos, desde los smartphones hasta las computadoras, pasando incluso por los coches. Teniendo en cuenta esta masificación, uno podría creer que los grandes fabricantes serían líderes en los tiempos que corren. Sin embargo, no hay nada más lejos de la realidad.
Intel, el clásico fabricante de chips, ya perdió más de un 60% de su valor desde los máximos históricos alcanzados en abril de 2021. Y en lo que va del año, acumula una caída de casi el 48%. De esta forma, su capitalización bursátil pasó desde los US$ 293.600 millones a los US$ 110.000 millones, aproximadamente.
En el periodo, Intel reportó ingresos por US$ 15.300 millones, un 17% menos que en el segundo trimestre del año anterior. A su vez, el beneficio por acción fue de solo US$ 0,29, cuando anteriormente había sido de US$ 1,36.
Entre los motivos se destacan la alta competencia del sector, ya que participantes como AMD y Nvidia le están pisando los talones; y el desorden de gestión, caracterizado por el cambio de director ejecutivo el año pasado.
Esta comportamiento bajista está vinculado con su decadencia financiera, reflejada en los resultados del segundo trimestre del año.
De todas formas, a pesar del mal escenario actual, Intel podría renacer en el mediano y largo plazo, según el análisis de Jeff Travis, gerente de cartera en Oak Associates Funds.
“No creo que haya un sentido de urgencia para comprar. Pero a más largo plazo, creo que Intel tomará las riendas”, expresó el especialista. Para Travis, las acciones de semiconductores siguen siendo una buena “industria de crecimiento secular” y las valoraciones ahora son atractivas dada la fuerte caída de las acciones.
Mira también
