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Esenciales de Forbes: El uso de fondos basados en tecnologías críticas para obtener ganancias en un mundo caótico

Michelle Martin

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En el nuevo contexto mundial, comienza a tomar forma una Guerra Fría, en la que China sustituye a la Unión Soviética como principal antagonista de Estados Unidos. Las nuevas tecnologías se convertirán en armas clave, lo que exigirá nuevas estrategias de inversión.

18 Julio de 2024 17.00

Hay un cuento popular chino sobre un artista callejero con un mono bailarín. Un día, el mono se negó a bailar, por lo que el artista mató a un pollo vivo justo frente a él. Después de eso, el mono volvió a bailar. Cuando se lee de la influencia de Pekín en el Mar de China Meridional sobre sus vecinos más pequeños, se puede pensar en China como el artista, en Filipinas y Vietnam como los pollos sacrificados y en Taiwán como el mono.

Para muchos en Argentina, estos problemas parecen distantes, pero para los inversores globales que vigilan el dinero de otros, las tensiones crecientes son una preocupación primordial. En un estudio realizado en enero entre directores ejecutivos de todo el mundo, la firma de servicios profesionales EY, antes conocida como Ernst & Young, descubrió que el 98% de los encuestados afirmó que tomaba medidas debido a factores relacionados con la geopolítica, es decir, disputas internacionales.

“El riesgo geopolítico ocupa un lugar más alto en nuestra lista de consideraciones de lo que normalmente ocupa para los inversores”, afirma Dave Bianco, director de inversiones para las Américas de DWS Group, una gestora de activos de un billón de dólares de Frankfurt conocida anteriormente como Deutsche Asset Management. “Desafortunadamente, creo que esto fue así desde que Rusia invadió Ucrania”, añade. También está el problema de las difíciles relaciones entre China y Estados Unidos. “Se volvieron más tensas porque nos juzgamos unos a otros por las compañías y los amigos que tenemos, y China mantiene amistades y compañías con lo que yo describiría como malos actores”, en concreto, Rusia, Irán y el “socio habitual de Pekín en el crimen, Corea del Norte”.

Si a esto le sumamos las acciones militares en Gaza, Israel y el Mar Rojo, la inflación descontrolada por la pandemia de Covid-19, el cambio climático y el ciberterrorismo, obtenemos una receta para un mundo plagado de riesgos. “Tal vez estemos ante un nuevo tipo de Guerra Fría”, dice Bianco.

El mindset en Wall Street

En Wall Street, la reacción instintiva siempre fue comprar grandes empresas aeroespaciales y de defensa, pero puede que esa ya no sea la mejor estrategia dado el giro hacia la tecnología como frente de batalla clave. “Si bien la industria aeroespacial y de defensa tradicionales pueden ser sectores industriales importantes a tener en cuenta, el Departamento de Defensa declaró claramente que la seguridad económica y la seguridad nacional están totalmente entrelazadas”, dice Amanda Rebello de DWS. Las cadenas de suministro más cortas, presagiadas por la pandemia, también pueden significar una mayor autosuficiencia nacional, especialmente en materia de energía.

“La geopolítica no se trata sólo de dónde estallará la próxima guerra”, dice Sinead Colton Grant, directora de inversiones de la unidad BNY Wealth del Bank of New York Mellon, “sino de entender que no es necesario llegar a ese punto para que empiece a tener un impacto en las oportunidades de inversión”.

En las últimas cuatro o cinco décadas, estuvimos en un entorno operativo de cada vez mayor globalización, definida como la libre circulación de personas, bienes, ideas y capital”, dice John O'Connor, director ejecutivo de JH Whitney Investment Management de Nueva York. “Y ahora estamos revirtiendo todo eso. El movimiento de personas, bienes, ideas y capital es menos libre”, agrega.

Según Dave Bianco, director de inversiones para las Américas de DWS Group, el riesgo geopolítico ocupa un lugar más alto en nuestra lista de consideraciones de lo que normalmente ocupa para los inversores.
Según Dave Bianco, director de inversiones para las Américas de DWS Group, el riesgo geopolítico ocupa un lugar más alto en nuestra lista de consideraciones de lo que normalmente ocupa para los inversores.

JH Whitney existe desde 1946 y es una de las firmas de capital de riesgo más antiguas. Su fundador, John Hay “Jock” Whitney, miembro de la prominente familia Whitney, fue embajador estadounidense en el Reino Unido y el último propietario del New York Herald Tribune. Uno de sus negocios actuales implica el uso de datos y análisis para asesorar a los gobiernos, incluidos Japón y Estados Unidos, sobre cuestiones geopolíticas. El creciente poder de China y la desglobalización son los principales temas de la firma en la actualidad.

“Todo lo que solía funcionar en la globalización está cambiando rápidamente. Y por eso terminamos teniendo aranceles comerciales, barreras comerciales, donde la economía y la tecnología son elementos del poder nacional que deben gestionarse activamente en lugar del laissez-faire de la mano invisible”, dice O'Connor. “Así que es esa transición de monopolio a multipolar. Se produce un desacoplamiento. Y al mismo tiempo se intenta llevar a cabo una iniciativa global como la descarbonización, que da lugar a un entorno realmente complicado para ser un formulador de políticas en el gobierno o un generador de ganancias en los negocios o un inversor”.

Whitney está proporcionando a DWS "calificaciones de riesgo geoestratégico" para las acciones. DWS incorporó el concepto en un fondo cotizado en bolsa estadounidense llamado Xtrackers US National Critical Technologies ETF (CRTC) y también lo utilizó para asesorar a instituciones, según Rebello, que dirige las ventas de los fondos Xtrackers en Estados Unidos.

Las calificaciones se crearon en respuesta al interés del Departamento de Defensa de Estados Unidos, que buscaba agregar productos de inversión que reflejaran sus objetivos a un plan de ahorro para empleados gubernamentales. Identifican acciones de gran y mediana capitalización en países desarrollados que están incluidas en una de las 14 industrias que el Departamento de Defensa considera críticas para la competitividad nacional. Luego, esos emisores son seleccionados en función de 10 factores geográficos, como el lugar donde están constituidas las empresas y dónde realizan sus negocios.

Los sectores incluyen algunas áreas orientadas a la defensa, como la hipersónica y las armas de energía, pero la mayoría son categorías que no se esperarían, como la biotecnología, las interfaces hombre-máquina y la ciencia cuántica. Las ponderaciones geográficas dan preferencia a las empresas conectadas con uno de los llamados países de intercambio de inteligencia Five Eyes (Australia, Canadá, Nueva Zelanda, el Reino Unido y los EE. UU.), y el índice Solactive Whitney US Critical Technologies resultante se parece mucho a un fondo tecnológico estadounidense de gran capitalización, liderado por Nvidia, Alphabet, Microsoft y Amazon.

Según los ejecutivos de DWS, la ausencia de Apple es notable, limitada por su dependencia de China para los clientes y la fabricación. La primera posición de defensa tradicional es Honeywell International, la 24.ª posición más grande en la cartera de 222 valores, que representa menos del 1%. El ETF se presentó en noviembre y tiene un rendimiento total del 15,1% este año, por detrás del 18,1% del Standard & Poor's 500.

El ETF acumuló unos modestos activos de 54,2 millones de dólares, pero la estrategia parece tener adeptos: UBS precedió al ETF con un pagaré negociado en bolsa llamado ETRACS Solactive Whitney US Critical Technologies (WUCT) con un plazo de 30 años con opciones de compra y venta que alcanzó un valor de 68 millones de dólares desde su debut en marzo de 2023. El valor del pagaré sin intereses está vinculado al nivel del índice al vencimiento o cuando UBS recompre los pagarés. Subió un 18% este año.

El lunes, American National Insurance anunció que estaba utilizando una variación de la estrategia Whitney en su programa de rentas vitalicias diferidas. En colaboración con BNP Paribas, la aseguradora ofrece a los clientes la oportunidad de vincular sus contratos al Patriot Technology Index, que combina una posición del 60% en el Critical Technologies Index con un 40% en renta fija para limitar la volatilidad.

Un enfoque ligeramente diferente para la tecnología de defensa proviene del Global X Defense Tech ETF (SHLD) ofrecido por Mirae Asset, con sede en Seúl, que diseñó su propio índice. El ETF se concentra en la tecnología de defensa y el ciberespacio, pero no se aleja tanto de los contratistas militares tradicionales como el índice Whitney. Los contratistas aeroespaciales Lockheed Martin y RTX son las mayores participaciones de SHLD, cada una de ellas con poco menos del 8%, y el ETF subió un 23,6% en el año. El fondo de 352 millones de dólares debutó el 11 de septiembre de 2023.

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Ante contextos de tensión geopolítica,  la reacción instintiva de Wall Street siempre fue comprar grandes empresas aeroespaciales y de defensa, pero puede que esa ya no sea la mejor estrategia dado el giro hacia la tecnología como frente de batalla clave.

Los índices personalizados para fondos fueron ganando popularidad durante unos 10 años, afirma Rob Isbitts, un especialista en ETF que fundó los sitios de investigación ETFYourself.com y SungardenInvestment.com. Permiten la gestión de carteras basada en reglas de temas específicos de una manera transparente que facilita el cumplimiento y la negociación, mientras que la subcontratación de la construcción y la fijación de precios a empresas como Whitney libera a los gestores para que se concentren en el resto de su negocio.

Los activos de defensa ganan interés en Europa

Los inversores en Europa también se están interesando en los activos de defensa, y en poco más de un año surgieron tres ETF para atenderlos, contrarrestando otra tendencia reciente, la inversión ESG, que normalmente excluye a las empresas que sirven al ejército.

“Hace aproximadamente un año y medio o dos años, comencé a recibir muchas preguntas de inversores minoristas sobre por qué no había ningún ETF centrado en la industria de defensa”, dice Martijn Rozemuller, director ejecutivo en Europa de VanEck, la asesora de inversiones con sede en Nueva York que administra 100.000 millones de dólares en activos. “Y al principio mi respuesta era 'es muy difícil hacerlo porque todos los bancos y corredores con los que tratamos tienen ciertos criterios ESG y no incorporarán el producto si se trata de invertir en la industria de defensa'”.

Finalmente, Van Eck encontró una forma de crear un fondo centrado en la defensa que evitara las armas controvertidas que los bancos y los corredores evitan. VanEck Defense (DFNS), denominado en dólares, es un ETF que posee empresas con al menos la mitad de sus ventas provenientes de "actividades relacionadas con la defensa", dice Roel Houwer, gerente sénior de productos.

Esas actividades abarcan desde contratos militares hasta vehículos no tripulados y ciberseguridad, agrega Houwer. Excluidos del fondo están Northrop Grumman, que no pasa la prueba de armas porque está involucrado con armas nucleares, y RTX debido a una violación de los derechos humanos relacionada con bombas guiadas por láser utilizadas en Yemen por una coalición liderada por Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.

La empresa de software analítico Palantir de Denver es la principal inversión, con un 9,2% de la cartera de 905,7 millones de dólares, seguida de Leidos Holdings, con sede en Reston (Virginia), que proporciona inteligencia y defensa al gobierno estadounidense. Las empresas estadounidenses dominan las carteras de defensa y desglobalización, incluso en un fondo con sede en Europa que pretende atraer a inversores europeos, y representan el 62% de DFNS.

Sin embargo, Thales Group, un productor de sistemas eléctricos para la industria aeroespacial y militar con sede en el suburbio parisino de La Défense, es la cuarta mayor inversión, y el fabricante de helicópteros Leonardo de Roma es el quinto. El ETF denominado en dólares ha subido un 28,6% este año.

BlackRock, que ofrece el iShares Global Aerospace & Defence ETF (DFND), adoptó un enfoque diferente, optando por una combinación tradicional de contratistas aeroespaciales y de defensa basada en un índice Standard & Poor's. Sus dos principales participaciones son RTX y Boeing, que representan más del 20% de los activos del fondo de 77 millones de dólares.

Las 10 posiciones más importantes de la cartera tienen seis empresas en común con la oferta estadounidense similar de BlackRock, el fondo iShares US Aerospace & Defense ETF (ITA) , que sigue el índice Dow Jones US Select Aerospace & Defense. El DFND más amplio añade las empresas europeas Airbus, Safran, Rolls-Royce Holdings y BAE Systems, pero sigue asignando dos tercios de su cartera a acciones estadounidenses. Junto con la huella geográfica más diversa (prácticamente la totalidad de los 6.200 millones de dólares de las acciones de ITA son estadounidenses), DFND distribuye su riesgo en 55 emisiones frente a las 35 de la versión estadounidense.

DFND debutó en febrero y subió un 12,3% desde entonces. Eso es mejor que el 10,2% de su contraparte estadounidense menos diversificada, ITA, que se ve perjudicada por su mayor exposición a Boeing, pero aún está por debajo del 12,3% del S&P 500 en ese período.

El tercer nuevo ETF europeo, Future of Defence (NATO), hace honor a su ticker al centrarse en el gasto de los miembros europeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte a medida que refuerzan los desembolsos de defensa. Tiene una asignación del 59% a empresas estadounidenses, seguida del 9,9% a Francia y del 7,2% a Israel y el Reino Unido. La empresa de ciberseguridad Check Point Software, con sede en Tel Aviv, es la primera posición, seguida de Leonardo y Safran. La cartera de 420,2 millones de dólares ha subido un 20,3% este año.

 

*Con información de Forbes US

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