Karan Sharma Colaborador
Los futuros del petróleo tocaron el miércoles su nivel más bajo en cuatro años. La batería de aranceles anunciada por Donald Trump sigue desestabilizando los mercados financieros, con acciones, bonos y el dólar bajo presión en los últimos días.
Luego de una leve suba el día anterior, a las 07:19 (hora del este de EE.UU.), el contrato de futuros del crudo Brent con vencimiento el mes próximo bajaba un 5,50% y se ubicaba en US$ 60. A la misma hora, el West Texas Intermediate (WTI), también con vencimiento cercano, cotizaba a US$ 55,89, con una baja del 5,73% o US$ 3,41.
Esos precios son dañinos para una de las principales fuentes de dólares que la Argentina proyecta en el mediano plazo. Particularmente Vaca Muerta va a sentir el coletazo tanto desde el punto de vista de rentabilidad como de búsqueda de financiamiento imprescindible para desarrollar el potencial de la cuenca neuquina. Al mismo tiempo, si se reducen las exportaciones energéticas y bajan los precios de otros commodities por una desaceleración global, el efecto neto puede ser negativo para la balanza comercial.
Los índices de referencia retrocedieron a niveles que no se veían desde febrero de 2021. Acumulan una caída cercana al 20% desde el pico del 1 de abril, un día antes de que Trump impusiera un arancel base del 10% a las importaciones a Estados Unidos y tasas mucho más elevadas —de hasta el 50%— a decenas de países.
Las nuevas tarifas entraron en vigencia este miércoles. Entre los más afectados hay varios centros industriales asiáticos. Algunos países anunciaron represalias con sus propios aranceles, mientras otros pidieron reabrir el diálogo comercial con Washington.
Sin embargo, cuando China —uno de los principales blancos de los aranceles— respondió durante la noche con sus propias medidas, Trump redobló la apuesta y anunció una tarifa del 104% sobre ciertos productos chinos.
Los principales exportadores asiáticos recibieron aranceles de distinto porcentaje por parte del gobierno de Trump, aunque en ningún caso por debajo del 10%. Se espera que esto golpee sus exportaciones y, en consecuencia, afecte su producción industrial. Más relevante aún, cuatro de los mayores centros de demanda de petróleo crudo —China, India, Japón y Corea del Sur— ya se vieron alcanzados por tarifas más altas impuestas desde Washington.
En este contexto, las expectativas de una caída en la demanda de crudo —que empujaron la ola de ventas— no se disipan fácilmente. Los fundamentos del mercado ya apuntaban a precios más bajos y a una oferta superior a la demanda, incluso antes del conflicto comercial.
La apuesta saudí para aprovechar las turbulencias
En este contexto, muchos esperaban que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) recortara su producción. Pero el grupo, liderado por Arabia Saudita, tomó otro rumbo. Pese a las turbulencias, anunció que incrementará la producción a partir de mayo.
El aumento confirmado fue de 411.000 barriles diarios, triplicando los objetivos mensuales anteriores. Esto acentuó el desequilibrio global entre oferta y demanda y empujó aún más los precios a la baja. La movida puede leerse como un intento saudí por ganar participación de mercado y competir en precio. El mensaje, al parecer, es claro: eliminar a los productores de alto costo, muchos de ellos ubicados en EE.UU.
El domingo, la petrolera estatal Saudi Aramco redujo el precio de venta oficial de mayo para compradores asiáticos de su crudo Arab Light en US$ 2,30 por barril. Lo dejó apenas US$ 1,20 por encima del precio promedio de los crudos de Omán y Dubái, según informó Reuters. También bajó los precios de abril de otros tipos de crudo en una magnitud similar. Es el segundo mes consecutivo en que Saudi Aramco aplica recortes de este tipo.
La OPEP+ cuenta actualmente con una capacidad ociosa cercana a los 6 millones de barriles por día, de los cuales más de la mitad se encuentran en Arabia Saudita. Por lo tanto, no se puede descartar un nuevo incremento en la oferta.
El mercado no encuentra piso
Las posiciones cortas —apuestas a que el precio del crudo seguirá cayendo— ya están bastante extendidas. Más aún después del repunte técnico del martes, que tuvo escaso impacto. En este escenario, cualquier avance en las negociaciones comerciales entre EE.UU. y sus principales socios podría hacer que los futuros del petróleo recuperen algo de terreno. Pero hoy, tanto Washington como Pekín parecen firmes en sus posturas.
Un agravamiento del conflicto podría acelerar la caída de los precios. Si se desata una guerra comercial abierta, la presión sobre el mercado del crudo será todavía mayor. Incluso si los efectos de los aranceles se diluyen con el tiempo, las dudas sobre la demanda global, el rumbo de la economía mundial y la producción extra de la OPEP y otros países seguirán pesando. En el mejor de los casos, el alivio podría empujar los precios apenas hasta los niveles de marzo. Para quienes apuestan a una recuperación sostenida del petróleo, por ahora, hay poco margen para el optimismo.
*Con información de Forbes US.