Desde el máximo de junio hasta la actualidad, el precio del petróleo ya cayó cerca de un 29%, por lo que el barril pasó de los US$ 124 a los US$ 88, aproximadamente. El motivo de esta abrupta caída es el miedo a que la demanda se contraiga.
Por el aumento de la inflación y la suba de tasas de interés para tratar de hacerle frente, el mundo poco a poco se está sumergiendo en una recesión, fenómeno económico que reduciría la demanda de combustible, impulsando a la baja la cotización del petróleo.
A su vez, China en especial estuvo mostrando signos de debilidad, nublando las perspectivas para el consumo de crudo en el principal importador. Datos recientes mostraron que la actividad fabril se contrajo, mientras que China Beige Book International advirtió que la economía se estaba deteriorando.
“El crudo rompió varios niveles técnicos en una semana que ha sido un baño de sangre para los creyentes del superciclo”, dijo Rebecca Babin, operadora sénior de energía en CIBC Private Wealth Management.
“Sin embargo, la acción indica que esto fue más una huelga de compradores que una reducción significativa de la posición, ya que los compradores se contentan con quedarse al margen hasta que mejore la narrativa más amplia sobre la demanda”, agregó la especialista.
Un informe de Citigroup reveló que, si la economía global entra en recesión, tal como se teme, el petróleo podría colapsar hasta los US$ 65 por barril para finales del 2022 y hasta los US$ 45 por barril para finales del 2023.
Esta perspectiva se basa en la ausencia de cualquier intervención por parte de los productores de la OPEP+ y una disminución en las inversiones petroleras, factores que podrían cambiar de un mes tras otro.
“Para el petróleo, la evidencia histórica sugiere que la demanda de petróleo se vuelve negativa solo en las peores recesiones mundiales”, escribieron los analistas a cargo del reporte. “Pero los precios del petróleo caen en todas las recesiones hasta aproximadamente el costo marginal”, añadieron.