La riqueza de la Iglesia Católica no es novedad. Lo nuevo de la información que publicó la Santa Sede es, quizás, el nivel de detalle con el cual la institución dio a conocer todas las propiedades que debe mantener. Estos datos fueron publicados por el Vaticano este fin de semana en el marco de su divulgación financiera más detallada en la historia.
En total, son unas 5000 propiedades ubicadas en diferentes partes del mundo. La información estaba contenida en dos documentos, un estado financiero consolidado para 2020 de la Santa Sede y el primer presupuesto público de la Administración del Patrimonio de la Santa Sede (APSA).
La APSA, una especie de oficina de contabilidad general gestiona los bienes inmuebles y las inversiones, paga los salarios y actúa como oficina de compras y departamento de recursos humanos.
Entre los dos documentos -cada uno con un número sin precedentes de diagramas circulares, gráficos y mapas- y dos entrevistas explicativas, el Vaticano publicó más de 50 páginas de material financiero.
El detalle del informe
El presupuesto de 30 páginas de la APSA muestra que la Santa Sede posee 4051 propiedades en Italia y unas mil 120 en el extranjero, sin incluir sus embajadas en todo el mundo.
Solo un 14% de sus propiedades en Italia se alquilaban a precios de mercado, mientras que el resto se alquilaban a precios reducidos, muchos de ellos a empleados de la Iglesia. Alrededor del 40% eran edificios institucionales, como escuelas, conventos y hospitales.
La documentación mostró que APSA posee propiedades como inversión en zonas de lujo de Londres, Ginebra, Lausana y París.
Uno de los edificios, en el elegante barrio londinense de South Kensington, provocó enormes pérdidas tras ser adquirido por la Secretaría de Estado del Vaticano como inversión en 2014.
El martes comienza en el Vaticano el juicio contra 10 personas en relación con su compra, entre ellas un destacado cardenal. Se les acusa de delitos financieros como malversación, blanqueo de capitales, fraude, extorsión y abuso de funciones.
Lavado de dinero y financiación al terrorismo
Algunos días atrás, el Vaticano detectó 89 "actividades sospechosas" de posible lavado de dinero, fraude o financiamiento del crimen a lo largo de 2020, en medio del proceso de reformas impulsado por el papa Francisco para dar más transparencia a las cuentas de la Santa Sede que le valieron un reconocimiento del ente europeo Moneyval.
El hallazgo se dio en un intento del organismo para el control de las cuentas vaticanas, informó hoy la institución al dar a conocer el balance 2020. Durante el año pasado, el ente vaticano tuvo una "intensa actividad de cooperación sea a nivel interno que internacional" en la tarea de velar por la transparencia de los fondos que ingresan y salen de las cuentas vaticanas.
Creado en 2010 como Autoridad de Información Financiera, Francisco dispuso a fines de 2020 que el ente sume la tarea de "supervisión" de las finanzas vaticanas e incluyó la nueva misión dentro del nombre.
Dentro de las 89 "actividades sospechosas"; la ASIF derivó 16 casos a la fiscalía vaticana y procedió al intercambio de información sobre 124 personas con otras autoridades de la Santa Sede, según el informe 2020.
"Se registra, por tanto, un importante crecimiento respecto del año anterior, lo que confirma las significativas sinergias que se crearon entre las instituciones de la Santa Sede y el Estado de la Ciudad del Vaticano en la lucha contra las actividades delictivas", explica el informe dado a conocer este jueves.
Según el organismo, al Vaticano llegaron cuatro comunicaciones sobre actividades "potencialmente conectadas, directa o indirectamente, al financiamiento del terrorismo", que fueron descartadas tras ser investigadas.
Un megajuicio en marcha
El Vaticano iniciará mañana el juicio contra el cardenal italiano Angelo Becciu, echado por el papa Francisco en 2020, por "malversación y abuso de funciones", junto a otras nueve personas y cuatro empresas, en la causa que investiga supuestos fraudes con la compra de un edificio en Londres por casi 200 millones de euros entre otras irregularidades.
Becciu y los otros nueve acusados enfrentan diversos cargos de delitos financieros como malversación, blanqueo de capitales, fraude, extorsión y abuso de funciones, tras más de dos años de investigación a funcionarios laicos y religiosos por supuesta malversación de fondos en la compra y venta de propiedades. Será la primera vez en la historia que un purpurado será juzgado por un delito penal en la Santa Sede.
Uno de los ejes del proceso es un inmueble en el número 60 de Sloane Avenue, en el barrio Chelsea, de Londres, adquirido con fondos reservados mientras Becciu se desempeñó como "número 3" de la Santa Sede y que provocó pérdidas millonarias al fondo de caridad que gestiona el Papa.
"También surgieron elementos contra el cardenal Giovanni Angelo Becciu, contra quien procedemos, como exige la ley, por los delitos de malversación y abuso de funciones también en concurso, así como soborno", informó el Vaticano al anunciar el inicio del juicio.