Tras la renuncia de Martín Guzmán, el mercado argentino entró en una minicrisis. Por la alta incertidumbre de lo que podría llegar a suceder con el país, miles de ahorristas salieron a hacer compras, desestabilizando ligeramente a la economía.
Según la consultora Ecolatina Analytics, prácticamente todos los 60 rubros analizados sufrieron de un rebote inflacionario entre el 29 de junio y el 5 de julio, con las camas aumentando un 18,4%; los repuestos de vehículos subiendo un 17,8% y las bicicletas expandiéndose un 17,7%.
Estas “compras de pánico”, a simple vista, podrían parecer irracionales, pero lo cierto es que hay un motivo psicológico detrás de ellas.
Qué son las “compras de pánico”
La compra de pánico es un estado de comportamiento humano errático que puede ocurrir cuando un individuo cree que hay una escasez real o percibida de los suministros básicos de los que depende. Este miedo o ansiedad puede llevar a gastar en exceso o acumular para mitigar esa inseguridad.
“En términos generales, la compra por pánico ocurre cuando una persona ejerce el control durante un entorno incierto que involucra bienes, productos o servicios y compra anticipando un aumento de precio o falta de disponibilidad”, explica el doctor Michael Liersch, jefe de asesoramiento y planificación para Wells Fargo Wealth and Investment Management en Nueva York.
“Digamos que la gente escucha que hay una lista de espera de 12 a 18 meses para los electrodomésticos. Como resultado, pueden pedir un microondas aunque todavía no lo necesiten”, comenta, y agrega: “La razón es que al menos estaría en stock si necesitaran uno para el final del período de espera”.
Mira también
El problema con este comportamiento es que las personas terminan comprando cosas que quizás no necesiten “por si acaso” y desmantelando los estantes ante la primera mención de que algo posiblemente tenga poco stock. Estas acciones solo agravan aún más la escasez.
Mira también
Compras de pánico vs. preparación para desastres
Muchas personas racionalizan las compras de pánico al afirmar que simplemente se están preparando para una emergencia, pero existen diferencias muy claras entre las dos acciones.
Mira también
“La preparación para desastres se refiere a las compras realizadas para mantener con vida a tu familia, mientras que las compras de pánico podrían estar asociadas con compras destinadas a mantener cómoda a tu familia”, dice Deb Colameta, experta en consumo con sede en Boston y profesora adjunta de comunicación organizacional en la Universidad Northeastern.
La diferencia principal con las compras de pánico es que se compra una sobreabundancia de algo, lo que hace que los estantes se queden vacíos. Cuando alguien compra por pánico, el bien del colectivo "nosotros" tiende a desaparecer detrás de “yo” y “mi”, de modo que algunas personas pueden no obtener nada en absoluto, explica el Dr. Liersch.
Por qué la gente entra en pánico comprando
Hay muchas razones por las que las personas pueden encontrarse con un changuito lleno de papel higiénico, arroz, fideos, detergente o ropa.
La incertidumbre, el miedo, la ansiedad, la falta de confianza, la percepción de una crisis, los comportamientos sociales y la conformidad, un medio de afrontamiento y un medio para obtener el control son todos precipitadores potenciales del comportamiento de compra de pánico, según un estudio reciente de la Universidad Estatal de Nueva York.
La percepción de un individuo de un factor estresante ambiental también es importante para predecir si la reacción puede ser irracional.
“La decisión de comprar por pánico está anclada en el comportamiento de los demás, y se teme que si no se hace un movimiento primero, o se une a la manada, no habrá acceso a los bienes, productos o servicios que se desean”, explica el Dr. Liersch.
Y los medios de comunicación, sociales y de otro tipo, pueden exacerbar estos comportamientos. “Pasar demasiado tiempo en las redes sociales puede exagerar falsamente la justificación de las compras de pánico”, dice Colameta. “La compra de pánico es un comportamiento de cada persona por sí misma”, concluye.
*Con información de Forbes US
