De acuerdo a Ross Steinman, profesor de Psicología en la Universidad de Widener, cuando nos despertamos a la mañana, tenemos una cantidad limitada de energía cognitiva, o espacio cerebral, que nos ayuda a tomar decisiones.
Luego de dormir bien, realizar ejercicio o meditar, la energía cognitiva puede aumentar. No obstante, a lo largo del día, este depósito se va vaciando con las miles de decisiones, grandes y pequeñas, que tomamos. Como consecuencia, a la noche, la energía cognitiva suele estar casi totalmente agotada.
Si en estos momentos realizamos compras, las probabilidades de gastar más dinero del deseado o del consumido habitualmente son mayores, ya que no estamos con nuestra capacidad al 100%.
Digamos que alguien está comprando enjuague bucal o pasta de dientes, dice Steinman. Lo que podrían hacer si están operando a un nivel óptimo en términos de sueño y toma de decisiones es evaluar precios o buscar descuentos, pero cuando están privados de sueño o cansados, van a hacer muy poco de eso porque no tienen esos recursos cognitivos para asignar, expresa.
Entonces, para evitar derrochar dinero y que nuestras finanzas personales se vean dañadas cuando estamos cansados o fatigados cognitivamente, el experto recomienda utilizar periodos de enfriamiento.
Por ejemplo, si recién a la noche tenemos tiempo de realizar una compra en línea porque terminamos de trabajar, lo ideal es dejarla en el carrito de compras durante uno o dos días. Luego, con la mente fresca, podremos evaluar sensatamente la decisión.
Y si las compras son necesarias, entonces Steinman aconseja tener una tarjeta o cuenta bancaria con poco dinero para poder hacer estos consumos sin pensar mucho. Así, no gastaremos tanto innecesariamente.