En la sociedad actual, el dinero cumple un rol esencial en la vida de las personas e influye en distintos aspectos no monetarios. De hecho, aunque muchos se opongan a esta dura realidad, lo cierto es que está comprobado que contar con inestabilidad financiera puede y suele generar problemas de salud mental.
Por esta razón, en lugar de apuntar erróneamente a ser millonarios, lo cierto es que hay que preocuparse por alcanzar un estado de “bienestar financiero” en el que se pueda llevar una vida tranquila y feliz sin que los ingresos y egresos quiten el sueño. Ahora bien, ¿cómo hacerlo?
Controlar las deudas y los gastos
En primer lugar, para contar con bienestar financiero, es indispensable controlar muy de cerca los gastos y las deudas. Muchas veces, por un impulso consumista innecesario o por querer llevar un estilo de vida ostentoso, se suele adquirir bienes y servicios muy costosos que demandan todos los ingresos, o incluso los superan, lo que obliga a tomar deuda.
En este escenario, mientras un negocio propio siga generando ingresos o el sueldo continúe aumentando y “bancando todo el circo”, entonces no habrá problema. Pero nadie puede predecir qué sucederá en un futuro. Y el simple hecho de que exista la posibilidad de perderlo todo o gran parte por quedarse sin trabajo o fundirse puede llegar a ser muy estresante.
Por lo tanto, resulta necesario adoptar una postura lo más austera posible, pero sin reprimirse, ya que esto también causará estrés. De esta manera, una persona podrá tener un “margen de seguridad” que mientras esté todo bien será pura capacidad de ahorro. Y esto impulsará el bienestar económico deseado.
Tener un fondo de emergencia
Por otra parte, también se necesita contar con un fondo de emergencia, un “colchón” de seguridad que permita afrontar gastos inesperados. Aunque alguien disfrute de un estilo de vida por debajo de sus posibilidades, puede ocurrir una enfermedad, un accidente u otro tipo de gasto no previsto que impacte duramente en las finanzas personales. Además, uno también puede ser despedido del trabajo o un negocio puede quebrar.
Pero teniendo un fondo de emergencia, entonces la situación se puede atravesar con mayor comodidad. Si bien no existe una regla sobre lo grande que tiene que ser esta cobertura, lo cierto es que con tener el equivalente a seis meses de gastos fijos suele ser suficiente.
No obstante, la inflación es inevitable y los cambios de hábitos pueden ocurrir, por lo que se debe controlar rutinariamente que el dinero que se esté acumulando permita solventar el costo de vida en caso de perder la principal fuente de ingresos.
Invertir de forma segura
De todas formas, con sólo tener un colchón de ahorro no alcanza para lograr el bienestar financiero porque este capital no generará un flujo a lo largo del tiempo. De hecho, tampoco podrá vencer a la inflación por estar “estático”.
Es por esta razón que, para terminar de alcanzar el bienestar financiero, es necesario armar una cartera de inversión que sea segura y esté correctamente diversificada. Como siempre, cada persona es un mundo, pero lo ideal es construir un portafolio compuesto por acciones de empresas sólidas y consolidadas (o directamente fondos indexados) y bonos de alta calidad crediticia (públicos o privados).
Así, en algunos años, esta combinación empezará a potenciar los flujos de ingresos y el patrimonio neto, lo que permitirá enfrentar mayores gastos y situaciones desfavorables en las que el dinero sea bastante necesario, pero sin sacrificar la tranquilidad emocional.
