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Miguel Calahorrano Camino experto energético
Macroeconomía

Miguel Calahorrano: "comprar termoeléctricas debe considerarse como la mejor solución en estos momentos"

Daniela Segovia Velasteguí

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No existe una solución inmediata para la crisis energética que vive el país. Sin embargo, Forbes Ecuador conversó con Miguel Calahorrano, ex ministro de Electricidad y Energía Renovable, para analizar cuáles son las alternativas que tiene el país para superar los apagones de hasta 12 horas diarias.

16 Octubre de 2024 10.54

Con 74 años, Miguel Calahorrano cuenta con una amplia experiencia en el sector eléctrico a nivel nacional. Con un doctorado en Francia y una maestría en Reino Unido, este ingeniero eléctrico, conversó con Forbes Ecuador sobre "una de las peores crisis energéticas que ha vivido el país". Las sequías han sido una constante en este territorio, pero las medidas preventivas o de remediación han marcado los periodos de racionamientos. Desde adelantar una hora las labores diarias, como sucedió en 1992; hasta no tener luz 12 horas al día. Según este experto, esta última medida es "el resultado de años de inacción en un sector crucial para el desarrollo nacional".

De lunes a viernes, el país consume, más o menos, 90.000 megavatios hora. Ahora, en los apagones, el consumo está en aproximadamente 65.000 megavatios por hora. El 58 % se genera de manera hidráulica y el resto es energía térmica y no convencional. Coca Codo Sinclair es la hidroeléctrica que más está generando, con 15.788 megavatios (42 %) y el caudal de Mazar aún continua por debajo de lo esperado, con 5 metros cúbicos sobre segundo, cuando su pico es 180 metros cúbicos sobre segundo. 

Calahorrano trabajó cerca de 25 años en el INECEL (Instituto Ecuatoriano de Electrificación) y fue ministro de Electricidad y Energía Renovable entre 2009 y 2011. Tiene en su memoria los años con mayores sequías y no solo fue parte de la construcción del sistema nacional de transmisión, sino que participó en la edificación de complejos como Pisayambo, Agoyán y Paute. 

¿Cómo llegamos a este punto y cuáles son las soluciones? "El problema no surgió de la noche a la mañana" explica el experto. Desde 2017, la demanda eléctrica ha crecido significativamente. En ese año, Ecuador consumía alrededor de 22.000 gigavatios hora, pero para 2023 esta cifra aumentó a 32.000 gigavatios hora, con un crecimiento del 45 %. Durante este mismo periodo, no se realizaron inversiones sustanciales en nueva capacidad de generación eléctrica. "La demanda siempre crece, mientras crece el país. La infraestructura hasta 2017 sirvió para que funcionemos casi siete años más".

Calahorrano asegura que el país necesitaba un incremento anual de 400 megavatios para satisfacer la demanda. Un factor importante es que nunca se puede conocer con certeza en qué año las sequías serán más fuertes. ¿La solución? Escuchar las alertas de los expertos y estar preparados para estos eventos, que normalmente se presentan en el segundo semestre del año. "La regla de oro es que, en el primer semestre, que llueve mucho y tenemos mucha energía hidráulica, se deben hacer mantenimientos y tener listo todo el parque térmico. Ahora, varias centrales importantes han estado fuera de servicio".

De acuerdo con el Informe Anual del CENACE, el país tiene 20 centrales térmicas, que en 2023 generaron 5.097,81 gigavatios hora. Hasta el 15 de octubre de 2024, en el portal de esta entidad, solo aparecen en funcionamiento Trinitaria, Machala Gas, G. Zevallos y Jaramijó. Otras están prendidas, pero no se especifican y aportan con un 8 % de la "otra generación" (térmica y gas natural) que se produce al día en Ecuador. El aporte de estas termoeléctricas en general, en lo que va de octubre, fue de 313 gigavatios hora.  

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El envejecimiento de las plantas térmicas y la falta de mantenimiento han exacerbado la crisis. "Estas plantas deberían estar generando energía en este momento crítico, pero han estado fuera de operación por falta de reparaciones". A esto se debe sumar el consumo de las reservas disponibles en los embalses que posee el país: Mazar, Daule Peripa, Pisayambo y Amaluza. "Hay que tener llenos los embalses cuando llega agosto. Así se ataca la sequía con el parque térmico y poco a poco se usa lo que está en los embalses".

Según Calahorrano, la inversión para dar mantenimiento a estos parques térmicos es de US$ 50 millones. Más de un tercio de estas infraestructuras, que funcionan con combustibles fósiles, tiene entre 30 y 52 años de antigüedad, lo que provoca constantes reparaciones y limita su disponibilidad. "Plantas como la Central Térmica Esmeraldas y Gonzalo Ceballos podrían generar entre 230 y 270 megavatios adicionales si se les realiza el mantenimiento adecuado".

Para este ingeniero la situación no tiene una solución a corto plazo. Sin embargo, se pueden mejorar las relaciones con Colombia para que nos vendan energía. De igual manera, se pueden hacer acuerdos para comprar energía a Venezuela por medio de Colombia. "Perú tiene un sistema con diferentes condiciones técnicas y es difícil conectarnos con ese país. No es posible por ahora. Nuestra opción sería Colombia o Venezuela. Además, se deberían arreglar las relaciones con México para que retomen la venta de derivados para el funcionamiento de las termoeléctricas".

¿Las opciones que tenemos? Bombardear las nubes es una medida desesperada, enfatiza Calahorrano. "En la crisis de 2009 contratamos a una empresa que, en un mes, nos instaló una central térmica de 100 megavatios. Eso deberían hacer. Buscar soluciones certeras y actuar con anticipación. Al igual que las barcazas, deberían haber sido contratadas mucho antes de que la crisis se agravara". Para este ingeniero, comprar termoeléctricas debería considerarse como la mejor solución en estos momentos.

A mediano plazo, se plantean soluciones como la instalación de centrales solares fotovoltaicas. Estos proyectos podrían tardar entre uno y dos años en entrar en funcionamiento, lo que significa que no aliviarán la crisis actual. "El país ahora necesita energía firme, que funcione todo el tiempo. Lo que no sucede con las plantas solares, que tienen un factor de planta del 20 %. Es decir, el tiempo que producen energía, con relación al tiempo total. Por ejemplo, estas plantas producen el 20 % de 365 días. Sin embargo, si genero al día 200 megavatios con esta alternativa, ahorro esa producción y el agua puede permanecer en las presas que están vacías".  

Lo mismo considera el entrevistado sobre las plantas eólicas: necesitan estudios, medir el viento (al menos un año) y su construcción mínimo toma otro año. Su factor de planta está en el 30 %. "Cuando tenemos sol, hay viento porque las masas de aire se calientan y comienzan a subir para crear viento. Asimismo, no nos olvidemos que las aspas, que se compran en China, pueden medir 45 metros de largo, no sé cómo las trasladaremos por las carreteras de este país".

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Sobre instalar energía nuclear en Ecuador, Calahorrano explica que es más complicado porque existen organismos supranacionales que vigilan las instalaciones porque siempre existe el riesgo de desarrollar armas nucleares. "Solo Argentina y Brasil tienen en la región, pero se demoraron más de 10 años en conseguir los permisos. Además, el costo por megavatio instalado puede superar los US$ 10.000, en comparación con los US$ 1.750 que costó en Coca Codo Sinclair. Por último, hay que preguntar a un geólogo en dónde ponemos una central nuclear, con 90 volcanes y cuatro fallas que cruzan nuestro territorio". Calahorrano enfatiza en la cantidad de agua que necesitan y los desechos que producen.

"Lo más fácil es seguir construyendo hidroeléctricas porque tenemos el potencial. Es necesario avanzar en la construcción de más proyectos, como Santiago (3.600 megavatios) o Cardenillo (600 megavatios)". Esto también requiere entre cinco y seis años, por lo que es necesario un plan estratégico y una mejor coordinación entre las autoridades. "Es vital que el presidente trabaje mano a mano con la ministra, tomando decisiones rápidas y efectivas. Esto incluye la planificación de nuevas centrales y la activación de soluciones de emergencia". (I)

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