El Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó que el crecimiento exponencial de la deuda en China está contribuyendo al resurgimiento de una deuda mundial insostenible.
En medio de un exceso de endeudamiento "sin paralelo" por parte de promotores inmobiliarios y gobiernos locales, la deuda en la segunda economía más grande del mundo aumentó en 7,3 puntos porcentuales, alcanzando el 272% del producto bruto interno (PBI) en 2022.
La preocupante tendencia contrasta con una disminución de 10 puntos porcentuales en los niveles globales de deuda hasta el 238% del PBI mundial. En este último caso, el retroceso se debió a la recuperación económica tras la pandemia y a la reducción de gastos gubernamentales en subsidios salariales.
El FMI advirtió que la disminución mundial podría ser un simple "bache pandémico" y que es esencial "restaurar la sostenibilidad fiscal". Según el análisis, la deuda mundial, que se mantuvo significativamente por encima de los niveles prepandémicos, podría volver a su tendencia creciente a largo plazo si no se toman medidas urgentes.
En este marco, el organismo describió a China como una “fuerza importante que impulsa la deuda global en las últimas décadas”, ya que muchas empresas chinas se endeudaron durante años aprovechando tasas de interés bajas, pero ahora se enfrentan a la presión de tasas en aumento, lo que afecta tanto a los costos de refinanciamiento como al valor de sus propiedades.
Empresas como Country Garden, el mayor promotor inmobiliario privado de China, están luchando por sobrevivir después de sufrir pérdidas significativas en sus carteras debido a su enfoque en ciudades más pequeñas, que fueron más afectadas por la crisis inmobiliaria. Además, los gobiernos locales también están batallando con facturas en aumento después de haber tomado préstamos masivos para financiar gastos diarios y proyectos de infraestructura.
De esta forma, la relación deuda total/PBI de China se incrementó casi cuatro veces desde la década de 1980, y el FMI subraya que este aumento es considerablemente más pronunciado desde 2009, cuando las políticas de gasto masivo se implementaron después de la crisis financiera global.
Por este motivo, la entidad hizo un llamado a las autoridades chinas a ser "inquebrantables en su compromiso de preservar la sostenibilidad de la deuda". Para abordar las vulnerabilidades del excesivo financiamiento, se sugiere un seguimiento cercano de las cargas de deuda de hogares y empresas no financieras, así como la creación de un marco fiscal creíble para equilibrar las necesidades de gasto con la sostenibilidad de la deuda pública.