"Siempre me encantó la línea pastor alemán porque de niño veía la serie de televisión Las aventuras de RIN-TIN-TIN, un perro luchador, inteligente y fiel que protegía a su amigo Rusty de todos los peligros que le acechaban. Ni los animales más feroces, ni los enemigos más temibles eran rivales y yo dije eso es lo que quiero y lo conseguí.
En mi juventud inicié con un criadero de pastores alemanes, se llamaba los Cedros. He tenido siempre la misma línea de sangre desde 1982, les educaba, entrenaba en seguridad y protección, participaba en competencias nacionales e internacionales, ganamos muchos premios. Hace unos años tuve que dejarlo porque me faltaba tiempo, pero no podía deslindarme del todo, por eso ellas se quedaron como mis mascotas. Son parte de la familia, fieles, admirables, son una maravilla. Es indescriptible lo que siento cuando llego a la casa y ellas vienen a darme cariño a cambio de nada.
Xilla tiene 12 años y Yoshi, su hija, cinco años. Son realmente las dueñas y amas de la casa, hacen lo que quieren, son súper mimadas, mis hijos las adoran, ellos viven afuera pero cuando vienen les malcrían tanto. Ahora duermen con nosotros, mis hijos son los culpables porque les hacían dormir con ellos en la cama, les metían incluso dentro de las cobijas.
Ellas saben que con mi esposa María Fernanda eso no es permitido, entonces duermen al pie de nuestra cama. Al principio se movían mucho, ahora han aprendido a quedarse quietas pero eso sí, a las cinco de la mañana, sobre todo la pequeña, va donde mi esposa, le manotea suavecito y le besa el cuello diciéndole que ya es hora de salir. Nos toca levantarnos, sacarles al jardín, se quedan un rato y si desean vuelven a la habitación.
Mi hijo Saaddin le enseñó a la mamá Xilla a abrir las puertas y Yoshi, la hija, es bien pilas, aprendió solita, entonces no hay lugar de la casa donde ellas no puedan entrar, la única manera es poniendo llave (risas). En los viajes a las primeras que les traemos regalos son a ellas, les encanta los treats. Son unas bandidas, cuando uno abre la puerta del garaje, salen a darse un baño de popularidad. Nos toca estar pendientes para llamarles, por suerte vienen enseguida porque son obedientes. Les fascina pasear en carro, aunque la pequeña se marea un poco. Mi esposa y yo las disfrutamos mucho. Yo soy más perruno, pero ella más cariñosa.
Estas nenas me leen la mente, siempre están con nosotros cuando estamos en casa. si estoy trabajando están a mis pies, si estamos viendo una película, se acuestan a nuestro lado, si quieren agua nos piden, Yoshi me toma de la mano despacito y me lleva donde ella quiere. Cuando eran pequeñas, nuestros muebles y ropa eran su mejor juguete (risas).
Lo más importante para que un perro sea dócil es convivir con ellos, estoy seguro que interpretan lo que pienso. Lo que más les enseño es a no ser pedigüeñas cuando uno está comiendo, que cuando uno les de una orden que obedezcan, todo funciona perfecto hasta el día que mis hijos vuelven de vacaciones. Soy el último que pone las reglas en la casa". (I)