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Viajar en tiempos de guerra: las zonas de guerra están alterando las rutas de los vuelos

Alex Ledsom

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Los conflictos en Medio Oriente y Ucrania están obligando a las aerolíneas a desviar sus aviones, lo que prolonga los tiempos de vuelo y aumenta los costos operativos totales.

20 Noviembre de 2023 17.10

Uno de los efectos de los conflictos en Europa y Medio Oriente es que las compañías aéreas y los pasajeros están sufriendo un aumento de los costos y los tiempos de vuelo, ya que los aviones tienen que desviarse en muchas partes del mundo.

Algunas aerolíneas dejaron de volar a Tel Aviv, y ahora es más difícil entrar y salir de la región, según informa Bloomberg. Lufthansa, por ejemplo, ya no vuela a las ciudades cercanas, y Ryanair reubicó sus aviones en otras rutas donde hay más demanda. 

La aerolínea israelí El Al tuvo que cambiar por completo su programación, desviando vuelos fuera de la península arábiga y añadiendo horas a los vuelos a Bangkok, por ejemplo.

ForwardKeys, una empresa de análisis de viajes, declaró a Bloomberg que la demanda de vuelos internacionales disminuyó un 5% desde los atentados del 7 de octubre en Israel, y algunas aerolíneas incluso encargaron nuevo stock que pueda viajar más lejos para hacer frente al cambio previsto: fue una de las razones por las que Air France-KLM encargó recientemente nuevos aviones de pasajeros A350.

Conflicto Israel - Hamas
 La demanda de vuelos internacionales disminuyó un 5% desde los atentados del 7 de octubre en Israel,

Una hora más de vuelo puede costar más de 7.000 dólares y, aunque las aerolíneas pueden desviar su ruta sobre el espacio aéreo egipcio o a través de Azerbaiyán, el impacto en los resultados, así como en los tiempos de vuelo de los clientes, hace que no sea la opción más atractiva.

Asimismo, gran parte del espacio aéreo europeo está fuera de servicio debido a la guerra de Ucrania. Durante el verano, una quinta parte del espacio aéreo europeo estuvo fuera de servicio, una situación que se vio agravada por unas infraestructuras que cedían ante los fenómenos climáticos extremos y un volumen de tráfico aéreo que no se veía desde antes de la pandemia.

Steven Moore, Jefe de Operaciones de Gestión del Tráfico Aéreo de Eurocontrol, una organización gubernamental europea que supervisa los vuelos en los cielos de la UE tanto para los turistas como para los militares, dijo entonces que, aunque la situación era estable, la guerra de Ucrania había provocado cambios radicales en los patrones de tráfico preexistentes.

Mientras las aerolíneas no europeas seguían operando a través de Rusia (y obteniendo una ventaja competitiva sobre las aerolíneas de la UE que siguen las sanciones actuales) muchas otras aerolíneas cambiaron los flujos de viaje.

El vuelo de British Airways que va de Londres a Shanghai, por ejemplo, tiene actualmente un horario dos horas más largo que la misma ruta operada por China Eastern que sobrevuela el espacio aéreo ruso.

El crudo resultado de las prohibiciones de vuelo recíprocas en ambos lados de la guerra de Ucrania fue que algunas de las rutas más rápidas a través de los cielos -que normalmente vuelan a través del espacio aéreo ruso, canadiense y europeo- se vieron obligadas a ralentizar y cambiar de ruta. El vuelo de British Airways que va de Londres a Shanghai, por ejemplo, tiene actualmente un horario dos horas más largo que la misma ruta operada por China Eastern que sobrevuela el espacio aéreo ruso.

Estos cambios se producen en un momento en que las aerolíneas se ven especialmente presionadas por la falta de viajes corporativos, que no recuperaron los niveles anteriores a la pandemia. Es en este sector donde las aerolíneas obtienen alrededor del 80% de sus ingresos, por lo que si las empresas no pagan por viajar, las rutas se convierten en poco rentables.

Desde la pandemia, 42 rutas quedaron fuera de servicio. BA interrumpió sus rutas a Bangkok, Helsinki, Seúl, Osaka, Jeddah y Kuala Lumpur, Delta cancleó su servicio de Portland a Londres y la ruta de Londres a Canberra vía Doha ya no existe para Qatar Airways. Todo ello porque hay menos viajeros ejecutivos. Sin embargo, todo es un juego de cuidadosa calibración, de redirigir los aviones a lugares que están demandados y no sólo a lo que la industria califica de rutas de ocio o VFR (visitar amigos y parientes).

 

*Con información de Forbes US

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