La psicología de los viajes de lujo cambió desde la pandemia. Se produjo un cambio no sólo en lo que buscan los viajeros de lujo, sino incluso en algo tan básico como la forma en que muchos piensan sobre los viajes.
"Con el Covid, la gente no se movió durante mucho tiempo", afirma Joanna Kuflik, experta en viajes de lujo y directora de servicios de viajes de Marchay, un club de viajes de lujo basado en la afiliación que trabaja con Passalacqua, Bulgari Roma, Faena, Deplar Farm y Mandarin Oriental Hyde Park, entre otros.
Cómo cambió la mentalidad de la gente
"Este año fue realmente el primero en el que Covid se convirtió en algo del pasado y la gente adoptó una mentalidad diferente", afirma. "No tenían miedo y apreciaban viajar de otra manera", prosigue. "La gente ya no quiere esperar para vivir experiencias de alta calidad con sus seres queridos".
Jon Ein, inversor y financiero que empezó como especialista en M+A en Credit Suisse y luego se trasladó a UBS en Nueva York, puso en marcha hace más de nueve años este servicio de élite con sede en Nueva York que cuenta entre sus miembros a CEO'sde Fortune 500, jóvenes empresarios creativos, grandes figuras del deporte y zares de las finanzas. Después de la escuela de negocios, puso en marcha Founded Film Partners, centrada en el cine, la televisión y la música.
Ein, Presidente de Marchay, lo puso en marcha inicialmente como un club de viajes de negocios de alto nivel para amigos y familiares, luego lo amplió y lo vio crecer.
Recientemente, explica Kuflik, Marchay cambió de orientación. "Los clientes empezaron a preguntar por los servicios para sus experiencias personales", dice Kuflik. "Desde la pandemia, los viajes de negocios y de placer se entrelazaron", dice. Y ahora, casi el 80% de los viajes de Marchay giran en torno a viajes personales, o a una combinación de ambos.
Los cambios más notables que Kuflik
La gente reserva y viaja durante periodos de tiempo más largos y, mientras lo hace, va más despacio. "Con el componente del trabajo a distancia, a la gente le parece bien estar en Europa durante semanas con su ordenador", dice. "Y eso realmente cambió el juego".
Con el slow travel, la gente puede sumergirse más profundamente en la cultura local y reservar más experiencias que les permitan realmente analizar y apreciar el destino, según Kuflik. Buscan ir más allá de las típicas experiencias de resort y están más dispuestos a salirse de los caminos trillados.
Un mayor deseo de viajes de bienestar y retiros de inmersión "Se produjo un gran cambio en lo que respecta a cuidar de su bienestar y asegurarse de que están haciendo tiempo para cuidar de sí mismos", afirma Kuflik.
Según el nuevo informe del Global Wellness Institute, el mercado del turismo de bienestar se va a duplicar con creces de 2022 a 2027, con saltos en el gasto de 2022 (651.000 millones de dólares) a 2023 (868.000 millones de dólares), a 2024 (1 billón de dólares) y a 2027 (1,4 billones de dólares). El crecimiento anual del 16,6% en los próximos cinco años hará del turismo de bienestar el segundo sector con mayor crecimiento de todos los sectores del bienestar, excepto el inmobiliario, con un 17,4%.
La gente está dispuesta a viajar más lejos para vivir auténticas experiencias de bienestar inmersivas en destinos de bienestar de vanguardia como SHA Wellness Clinic, que va a estrenar un segundo establecimiento en Quintana Roo (México) a principios de 2024, o Deplar Farm, de Eleven Experience, con un enfoque de aventura de lujo en el noroeste de Islandia.
"Los clientes también piden retiros centrados en el bienestar, quizá con un famoso instructor de yoga o pilates, donde puedan concentrarse en sí mismos", dice. Y los establecimientos de lujo están aumentando sus experiencias de bienestar dentro y fuera de la propiedad, ya que los huéspedes tienen expectativas más altas que incluyen el deseo de tenerlo todo: terapia de sal, curación de sonido, tratamientos de spa mente-cuerpo, piletas de inmersión calientes y frías.
Dado que viajar en temporada alta a los principales destinos se convirtió en un desafío debido a las aglomeraciones, viajar fuera de temporada, para los que pueden, se está convirtiendo en la nueva temporada alta, porque es posible acercarse lo suficiente para ver la Fontana de Trevi o la Plaza de España.
Viajar a Sicilia en noviembre o a Venecia en diciembre es una forma estupenda no sólo de evitar las multitudes, sino de vivir el destino como lo hacen los lugareños. Los precios de los hoteles son ahora más altos que nunca, lo que no es un problema para el mercado de gama alta. Pero cuando hay multitudes, el servicio no es tan bueno. Por eso septiembre, por ejemplo, se convirtió en una prolongación del verano, según Kuflik.
Apertura a experiencias de viaje espontáneas "Cada vez hay más gente que se siente cómoda quedándose en un sitio", afirma. Tampoco planifican demasiado y "dejan la agenda más abierta a donde te lleve el destino", según Kuflik. La flexibilidad permite abrirse a experiencias espontáneas y vivir el momento durante el viaje".
Planificar en torno a los acontecimientos del destino Reservar un viaje entero en torno a un concierto, un festival o un acontecimiento único en un destino concreto se da con más frecuencia en el sector del lujo, dice Kuflik, y "eso nos permite ser más creativos con la planificación de sus viajes, y planificar un viaje más amplio en torno a ello".
Si siempre quisiste ir a Coachella, South by Southwest o Austin City Limits -o ver actuar a Yo Yo Ma en un local íntimo en Francia-, trabajá con tu asesor de viajes para ampliar tu visita y pasar tiempo en las cercanías de Palm Springs, Austin o París.
*Con información de Forbes US
