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Tu percepción del tiempo está ligada a cómo late tu corazón, según una nueva investigación

Mark Travers Psicólogo estadounidense egresado de la Universidad de Cornell y la Universidad de Colorado Boulder.

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La duración de nuestros latidos puede decirnos mucho sobre cómo experimentamos el tiempo en el momento.

19 Julio de 2023 10.16

Un nuevo estudio publicado en Psychophysiology sugiere que la duración de los latidos de nuestro corazón afecta a nuestra percepción del tiempo más de lo que se pensaba. Gran parte de los trabajos anteriores sobre cómo percibimos el tiempo se centraban en cómo nuestros comportamientos y emociones pueden hacer que el tiempo parezca pasar "más rápido" o "más despacio".

Por ejemplo, una revisión de 2022 publicada en Frontiers in Psychology estudió datos de varios trabajos para entender cómo influyen las emociones y la motivación en cómo percibimos el tiempo. La revisión descubrió que cuando nos acercamos a algún tipo de resultado -como un objetivo, una recompensa o un castigo- el tiempo parece pasar volando, independientemente de si nos sentimos bien o mal por el resultado

En cambio, cuando evitamos algo que nos provoca emociones negativas, como una amenaza o un castigo, el tiempo parece alargarse. Para poner esto en perspectiva, pensá en la última vez que estuviste esperando para irte de vacaciones. A medida que se acercaba la fecha de partida, es posible que te sintieras emocionado y ansioso por partir, y que el tiempo pareciera pasar a toda velocidad.

Esto podría explicar la prisa de última hora que muchos de nosotros experimentamos cuando se acerca la hora de inicio de un evento o actividad. Por el contrario, cuando hacés un esfuerzo consciente por evitar algo, como un enfrentamiento, puede que el tiempo haya pasado muy despacio mientras intentabas no pensar en ello.

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Estos hallazgos arrojan luz sobre cómo nuestra percepción del tiempo probablemente fluctúa siempre y está ligada, al menos en parte, al funcionamiento de nuestro corazón.

Aunque estos estudios explican cómo recordamos el tiempo que ya pasó, no nos permiten comprender lo que significa experimentar el tiempo en el presente. Tampoco explican cómo nuestra percepción del tiempo es una compleja interacción de psicología y fisiología. En el reciente estudio, realizado en la Universidad de Cornell, los investigadores se plantearon una pregunta básica:

¿Explica la variabilidad de nuestros latidos las diferencias en la percepción del tiempo?

Incluso el latido más preciso del corazón humano varía en duración. Cada latido consecutivo será ligeramente más largo o más corto que el anterior. Qué puede significar esto para la percepción instintiva del tiempo?

Para responder a esta pregunta, los investigadores realizaron un experimento basado en un electrocardiograma con 45 participantes de entre 18 y 21 años. El electrocardiograma medía con precisión la duración de cada latido y también tenía en cuenta los espacios entre ellos. La máquina también estaba conectada a una computadora que emitía un breve sonido (de entre 80 y 188 milisegundos de duración) cada vez que el corazón de un participante latía.

A continuación, se preguntaba a cada participante cuánto duraba cada pitido y se analizaban sus respuestas y la duración de los latidos.

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El estudio descubrió que cuando los participantes tenían un latido más corto, pensaban que el sonido duraba más de lo que realmente duraba.

¿Los resultados? El estudio descubrió que cuando los participantes tenían un latido más corto, pensaban que el sonido duraba más de lo que realmente duraba. Pero cuando tenían un latido largo, pensaban que el pitido era más corto de lo que realmente era. Los investigadores denominan a este fenómeno "arrugas temporales".

El estudio también exploró el papel que desempeñaba el cerebro en la regulación de los latidos de los participantes. Los datos mostraron que una vez que un participante oía un pitido, su cerebro tenía que "reorientarse" para atender al sonido. Esta respuesta influía en sus latidos y, por tanto, también en su percepción del tiempo.

Estos hallazgos arrojan luz sobre cómo nuestra percepción del tiempo probablemente fluctúa siempre y está ligada, al menos en parte, al funcionamiento de nuestro corazón. Estos conocimientos pueden resultar útiles para aprender a combinar la fisiología y la psicología con el fin de tratar mejor enfermedades mentales como la depresión y el TDAH, que se sabe que alteran la percepción del tiempo.

*Con información de Forbes US

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