Un hall amplio y un bar, un piano del siglo XX y muebles de color, todo con un estilo art déco. Estos y otros detalles reciben a los visitantes del Teatro San Gabriel, en el norte de Quito. Tonos azul, morado, amarillo, gris entre otros matizan el espacio y crean un ambiente retro antes de ingresar a la sala del teatro en donde es fácil darse cuenta de que se trata de un edificio con historia.
La madera en las paredes y en el escenario garantiza la acústica. Las nuevas butacas, 761 en total, aseguran la comodidad del público. Sobre el escenario se observa un esqueleto de acero del que cuelgan hoy cerca de cinco toneladas de luces, motores y más elementos de la tramoya. Es la parte que los espectadores de una obra o un concierto pocas veces caen en cuenta, pero que resulta fundamental para el éxito de un show.
El teatro es propiedad del colegio San Gabriel y fue construido en 1952. Según cuenta la historia, el edificio se levantó con la tendencia del art decó, muy popular en la arquitectura de hace un siglo, como referente. En estos 71 años de vida el teatro ha funcionado como cine y para eventos de la institución educativa. Y desde hace un año vive una nueva etapa, una segunda juventud.
Christian Valencia, músico y productor, es el responsable de la recuperación del espacio. Este artista con casi 30 años de trayectoria detectó una necesidad. Quito no contaba con un espacio moderno acorde a la actividad artística nocturna de una capital de un país. No todos los espacios tienen parqueadero o el aforo o los equipos que se requieren para espectáculos de calidad.
Valencia empezó a buscar un espacio independiente, que no dependiera de entidades gubernamentales, ni de compromisos externos. Entonces encontré algunas opciones y la mejor fue la del Teatro San Gabriel. Me acerqué a las autoridades de la institución educativa y les propuse esta locura, una reestructuración, una remodelación. Las autoridades escucharon con atención la idea de Valencia por primera vez en febrero de 2021, la analizaron al interior de la institución y dieron luz verde.
En julio de ese año la institución educativa y Valencia firmaron un contrato por 15 años. La idea de este artista que dirige, produce y escribe obras musicales empezaba a tomar forma. El colegio tiene una participación porcentual de lo que pasa durante cada mes, más el pago del alquiler. Pero lo más importante ha sido revivir el escenario, se cambió la cara al barrio y a Quito. No es solo un lugar de eventos, sino un espacio para producir arte. Habrá curaduría y producción para mostrar arte y entretenimiento a la ciudad.
Con el contrato en pie llegó el momento de renovar el edificio, manteniendo su esencia. Valencia dice que algunas personas le han comentado que el teatro es una réplica del Radio City Music Hall de Nueva York, en menor tamaño. Más allá de la anécdota, Valencia cuenta que al iniciar los trabajo se enfocó en mantener la arquitectura original. Se amplió el escenario, se construyó una fosa, se cambiaron las butacas y se incorporó mucha tecnología: luces, sonido, video, etc. En la tarea la inversión llegó a casi US$ 400.000. Fueron recursos propios, privados. Estoy solo, sin socios, pero con apoyo de empresas nacionales, cuenta emocionado.
El primer evento no oficial fue con estudiantes y profesores del colegio, el 2 de marzo de 2022, con la presentación de la banda Mary Jane. La inauguración oficial fue ese mismo mes con un concierto de Sergio Sacoto. Y desde entonces los espectáculos no han parado. La expectativa era contar con cuatro eventos al mes, pero hoy estamos haciendo hasta 20 por mes. Y para marzo de este año, cuando celebraremos el primer año, calculamos completar 262 eventos, dice Valencia, director del Teatro San Gabriel.
Con un equipo de 27 personas, la meta de este renovado espacio es hacer producciones propias, convertirse en un gestor cultural, con eventos con artistas internacionales. En la mayoría de eventos hacemos coproducción con artistas y empresas, explica este artista y productor que prácticamente vive en el teatro pendiente de que todo funcione. ¿Es un buen negocio? Valencia reflexiona unos segundos y responde: Comparada con otras inversiones es malo, una póliza rinde más, dice con una sonrisa y finaliza. Uno hace esto porque lo ama. (I)