Bali, Indonesia, India… Por cada rincón de los 2.000 metros cuadrados de la casa patrimonial ubicada a pocos metros de la plaza central de Cumbayá, en Quito, el aire huele a un fluir de las energías, a exotismo, a un lujo que seduce. Y todo está conceptualizado para quedar magnéticamente atrapado en esas vibras. Silver Moon reabrirá el próximo 8 de septiembre de 2022 para aquellos que buscan que se les cumpla el dicho popular de “Trágame tierra y escúpeme en Asia”.
Será toda una experiencia para los sentidos. Un lifestyle, como lo define su propietaria, la colombiana Deisy Chavarro, con quien conversamos y recorrimos el hipnotizante lugar antes de su reapertura. “El concepto es tener en un solo lugar todo lo que la magia del oriente proyecta, a las energías, a lo holístico. Que puedas entrar y, si quieres, te sientes a trabajar en los muebles que se venden en la tienda o te tomes un café o un té de rosas en la cafetería o comas algo de la carta que hemos diseñado o te des el tiempo para recibir un masaje indonesio o subas a la terraza y te sirvas un coctel. O todo a la vez. Que tu experiencia aquí sea como transportarte a la India, a China, a Indonesia, a Bali…”.
Nacida en Leiva, madre de tres hijos, casada con el empresario ecuatoriano Carlos Sarmiento, esta inquieta y curiosa profesional, frustrada piloto y experta en Diseño de Modas y Textiles, empezó en el mundo del emprendimiento muy joven, a sus 17 años, cuando elaboraba bodies para vender en la universidad. Para ello, ahorraba un poco de lo justo que su madre le enviaba de dinero, para comprar maquinaria que le permitiera producir las prendas. Vendía muchas y eso le permitió costearse todos sus gustos y caprichos que a su edad le llenaban de alegría. “Mi papá siempre nos impulsó a que fuéramos activos (segunda de tres hermanos). Él falleció cuando entré a la universidad y mi mamá no tenía los recursos suficientes. Estudié un año en la escuela de aviación, pero con la muerte de mi papá eso quedó rezagado. Ahí fue cuando entró a estudiar Diseño de Modas y Textiles, en Bogotá, y después trabajé un tiempo en fábricas de cuero. Regresé a Leiva, puse un taller donde hacía diseño de modas, ropa un poco más personalizada. Y ahí conocí a mi esposo, cuando coincidimos en una tienda de víveres. Él trabajaba en la construcción de pozos para Ecopetrol. De eso, ya 23 años”.
VIDA DE NÓMADA
Casada, llegó a Ecuador y, con el apoyo financiero de su esposo, abrió dos tiendas en el Centro Comercial Iñaquito, una de bisutería y otra de zapatos. Después, un tercer local en el Centro Comercial El Recreo, que era una mezcla entre bisutería y zapatos. Sin embargo, el trabajo de su pareja no les permitía estar mucho tiempo en un solo lugar. Fue transferido a Venezuela y las tiendas no pudieron sostenerse vigentes. Luego permanecieron, en su orden, en EE.UU., Brasil, otra vez Venezuela, de vuelta a Ecuador, nuevamente a Brasil y, ahora en el país, hasta que el próximo año, al parecer, tengan que volver a mudarse un tiempo a Houston, EE.UU.
¿Por qué montar negocios cuando no se tiene una permanencia fija? “Porque no puedo estar quieta. Y porque hay que hacer lo que nos gusta y disfrutar del momento. No hay cómo dejarlo para después. Me caracterizo por ser muy creativa. Como viajamos mucho, me lleno mucho de lo que conozco, trato de aprender de los lugares en los que nos quedamos, de los hoteles, de los cafés top, de todos los detalles. Me encanta viajar, porque eso alimenta”.
En todo ese correteo internacional, en 2013 abrió por primera vez, en Quito, silver Moon, bajo un concepto de comercialización de productos mezcla de materiales y reciclaje. No le fue bien, porque, asegura, no había parqueadero y eso hacía las cosas muy difíciles. Cerró en 2015. Se propuso encontrar un espacio en Cumbayá. Lo encontró. Una casa vieja, patrimonial (no lo sabía hasta que la compró y tuvo que cumplir una larga lista de condiciones antes de refaccionar), donde invirtió US$ 350.000, parte ahorro y parte ayuda de su esposo. “Mi marido es como mi banco. Pero lo vemos, además, como una inversión de bienes raíces, tengo el don para eso”.
En 2016 hizo una pequeña apertura, pero, al moverse a Brasil, el negocio nuevamente quedó a la deriva. Tras dos años y medio volvieron al país, invirtieron otros US$ 200.000 y tenían lista la tienda para su tercera edición de estreno. Y así fue, bajo un concepto de tienda en la que se podía encontrar productos de decoración reflejo de toda su vida nómada. A finales de 2019, decidió empezar un proyecto más grande. Lo que no sospechaba, al igual que todo el mundo, es que se vendría la pandemia y todo se frustró.
ENERGÍA RENOVADA
Un poco antes de la pandemia, Chavarro se fue en un viaje, de exploración, sola, a la India. Presenció dos eventos grandes en Deli sobre regalos, joyería, decoración… Mucho para aprender. Iba a los centros comerciales, a las tiendas departamentales y se llenó de ideas. Hasta aprendió a preparar café. Descubrió esta nueva propuesta que está de moda en el mundo de tener un espacio lifestyle. “En Silver Moon se podrá vivir una experiencia para todos los sentidos. Contamos con ocho colaboradores. Habrá una renovada cafetería para 85 personas, donde además se tendrá un menú asiático de primera; un spa (que se abrirá en octubre) donde habrán masajes indonesios, para lo cual conversamos con la Embajada de Indonesia en Ecuador para que podamos traer de allá a especialistas en esos masajes o enviar a un par de personas de nuestro equipo a capacitarse; un rooftop que será un sitio de relax, con cocteles; y una tienda colombiana de moda, un experimento que vamos a ver cómo nos va”.