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Jacqueline Moncayo
Lifestyle

¿Recorrer el mundo en tacones de oro? Esta ecuatoriana lo hizo posible

Daniela García

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Jacqueline Moncayo es una marca de calzado de lujo que nació en 2020. Su base es la unión de la cultura a través del arte; por ello, creó un calzado que se destaca por su tacón de pan de oro. Esta empresa, que tiene un concepto iberoamericano, ha recorrido varios países como Estados Unidos, Colombia, México y no para de crecer.

11 Agosto de 2023 09.48

Jacqueline Moncayo es una empresaria ecuatoriana que tiene 30 años de experiencia en el mundo de los negocios. Dirigió la conocida tienda de productos escolares Vasari Mozioni. Además, tuvo una fábrica textil que estuvo entre los cinco principales productores de ropa de moda para todas las tiendas departamentales de Ecuador. Luego de muchos años de arduo trabajo, heredó estas empresas a sus hijos y decidió tomarse el famoso “año sabático” en Madrid, España. 

Con la ilusión de hacer algo que jamás había hecho, a sus 54 años, comenzó a estudiar. Diseño de calzado fue su elección y es así como Jacqueline se dio cuenta que cada decisión que había tomado en el pasado, con respecto a sus compañías, fue acertada. En ese periodo, al conocer sobre el mundo académico, vio la importancia del arte y la cultura y supo aprovechar cada concepto que enriquecía su conocimiento e ideas.

España es el país de mayor calidad en la fabricación de calzado del mundo, asegura Moncayo. Y se preguntó, "¿por qué no unir lo mejor que tiene un lugar y lo que mejor que tengo yo para obtener excelencia?”. Es así como creó un producto realizado en España, con los materiales más finos de Italia y las mejores artesanías latinoamericanas. Su primera colección fue un homenaje a esa mezcla cultural. 

Con una inversión de alrededor de 100.000 euros, el punto de partida fue en Ecuador, con su producto estrella: los tacones de pan de oro. Son hechos en un rincón especial de la provincia de Imbabura, en San Antonio de Ibarra, un lugar que deja un legado cuando se habla de cultura y arte. Actualmente, Moncayo genera empleo a 10 artesanos que decidieron ser parte del rescate de esta técnica de trabajo ancestral que estaba desapareciendo. Con una sonrisa en el rostro, Jacqueline recuerda que en este sitio la conocen como “la señora de los tacones de pan de oro”. 

Posterior a ello, su marca llegó a Colombia en donde sus zapatos son revestidos con enchapado en tamo, un técnica artesanal legendaria de ese país. Además, hace poco, los zapatos de Moncayo comenzaron a diseñarse en México, utilizando el famoso arte huichol, una técnica que trabaja con cuentas de cristal llamadas “chaquiras”. En cada uno de estos países, esta empresa brinda trabajo a más de ocho personas. 

A pesar de que este negocio surgió en pandemia, comenzó a tener éxito y gran presencia en Estados Unidos, en donde compite con marcas de lujo. Su despegue a lo más top de la industria fue cuando generó una alianza con Vogue, de Condé Nast, un grupo que creó un sistema de eventos high-class, en donde asisten empresas latinoamericanas de alta gama para dar a conocer sus productos. Jacqueline Moncayo ha sido parte de estos espacios en Houston, Miami, Los Ángeles y Beverly Hills. Para 2024, esta empresaria pretende dar pasos en Guatemala, Panamá, República Dominicana y otros países de Europa. 

“Este es mi modelo de negocio, tener contacto con mi cliente final, esa mujer que valora un producto que tiene historia y que, a pesar de que a veces no tiene ese poder adquisitivo, sabe que merece comprar mis zapatos” enfatiza Jacqueline, cuando habla del costo de sus tacones. El precio de un par está entre USD 400 a 700. 

Actualmente, esta empresa cuenta con una fábrica en España que emplea a más de 30 personas. Con respecto a sus ventas, en el último año cerró con una facturación de USD 300.000, luego de vender 600 pares de zapatos. 

Un reportaje en Vogue, un premio en Portugal y tener embajadoras como la influencer Irma Martinez, son capítulos que han permitido que los tacones de Jacqueline Moncayo se establezcan en lo más alto de la moda. Para ella, describir su éxito es hablar de pasión y confiesa que creó una frase: “todo diseñador creativo es un soñador, pero si no aprende a aterrizar sus sueños, los mismos se quedan en el aire”.  (I)

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