Caminar por las calles de Madrid, Chicago y Cuenca visitando tiendas de moda masculina y aprendiendo sobre telas. Conversar con su abuelo Emiliano Valverde sobre trajes, corbatas y relojes. Estudiar un MBA, trabajar en el sector público y luego en un banco privado. Renunciar a su cargo como un alto ejecutivo para emprender y contar ya con una tienda en Cuenca y otra en Quito con su marca Sastrería XVIII.
Todas las anteriores han sido 'puntadas' esenciales que ha dado Christian Webster desde su niñez y adolescencia hasta la fecha. Hoy con 35 años y un negocio en expansión, este emprendedor cuencano se define como un fanático de la sastrería clásica. Vengo de una familia vinculada al mundo de la ropa. Ha sido algo importante para mi familia y para mí. Algo a lo que siempre le presté mucha atención.
El gusto por los cortes clásicos lo fue desarrollando cuando a los 20 años se mudó a Chicago para estudiar idiomas y dos años de 'college'. En la ciudad de los vientos, donde vivió con su hermana entre el 2006 y el 2009, tenía un pasatiempo: visitar sastrerías y tiendas de ropa. Allí miraba, pero también compraba.
A su regreso al país ya saboreó los avatares agrios y dulces del emprendimiento. Tuvo negocios en el sector hotelero, en restaurantes y en eventos. Pero en 2014 decidió estudiar un MBA y se mudó a Madrid, a las aulas del IE Business School. La manera de vestir del madrileño alucinó a Webster. Salía de clases y me iba a la calle Serrano, a la calle Lagarto. Iba tienda por tienda, aprendiendo sobre telas. Yo estaba comprometido y mi traje de novio fue confeccionado a la medida en una sastrería de Madrid.
Así fue como Webster se enfocó en la confección a la medida, en la sastrería clásica y en hacer vivir una experiencia a los hombres que gustan de los trajes. Leyó mucho al respecto, aprendió y en 2015 regresó al país. Se vinculó al sector público asesorando a pymes, pero el destinó le llevó de regreso a Madrid donde su esposa, arquitecta, fue a estudiar un posgrado.
Este emprendedor aprovechó para estudiar un diplomado en Marketing en la Cámara de Comercio de Madrid y para... visitar más sastrerías y tiendas. Además trabajó como consultor de la empresa Mundo Franquicia. Webster seguía sumando experiencia y conocimientos.
De regreso a Cuenca se vinculó a un banco como gerente regional de tarjetas de crédito. Con traje y corbata a diario, más el bichito del emprendimiento rondando en su mente, Webster decidió montar su propio taller de confección a la medida. Se asoció con un sastre y abrió un pequeño local en diciembre de 2018. Trabajaba en el banco y al final de la tarde iba a supervisar el trabajo.
La sociedad no funcionó, Webster compró la parte de su socio y contrató un par de sastres. Había empezado Sastrería XVIII, un negocio que hoy suma 20 artesanos (expertos en pantalones, abrigos, terminados, mangas, etc.) que bajo la supervisión de este cuencano confeccionan trajes para caballeros y que en 2021 tuvo ventas por US$ 220.000; en este año apunta a llegar a los US$ 300.000.
Los clientes de Sastería XVIII son novios que buscan trajes distintos para su boda, los invitados, así como ejecutivos, abogados, médicos y uno que otro político. Todos tienen predilección por los trajes hechos a la medida, las pruebas y otros cientos de detalles que dan magia al oficio de la sastrería. Telas importadas de Italia o de Inglaterra son parte de la materia prima de los trajes que van desde US$ 300 en adelante.
Con una inversión que bordea los US$ 250.000, Webster ahora tiene dos locales: el de Cuenca ocupa 90 metros cuadrados y el de Quito, inaugurado en diciembre de 2021, de 140 metros cuadrados. En ambos la experiencia está garantizada: a la oferta de trajes se suma camisas, chaquetas, corbatas de seda ecuatorianas e italianas, calzado español, lentes para sol, etc.
Con un equipo de 30 personas este emprendimiento se expande y ya suma algo más de 500 clientes contentos con sus trajes a la medida. (I)