La historia de Mercado Mixtura tiene sus cimientos en una infancia feliz y unida. Los tres hermanos de Gilbert crecieron en un hogar donde, según las palabras de la hermana mayor, Pamela, "siempre fuimos muy unidos". La cercanía que compartieron desde niños, les permitió desarrollar un sentido de apoyo mutuo que se mantendría a lo largo de los años. "Creo que esa es la base de que hayamos creado una empresa juntos", confiesa Pamela, quien siempre sintió un rol protector hacia sus hermanos menores.
Desde pequeños, cada uno de los tres mostró inclinaciones claras hacia la creatividad. Mientras su hermana soñaba con ser diseñadora de modas, luego inclinándose hacia el diseño de interiores, Óscar dibujaba casas y soñaba con ser arquitecto, influenciado por su entorno familiar. Filippo, por su parte, era el más hiperactivo, siempre en busca de nuevos proyectos hasta que un año de intercambio en Inglaterra le mostró lo que sería su verdadera pasión: la cocina.
Filippo no descubrió su vocación de manera tradicional. "La comida era muy mala en Inglaterra", recuerda, riendo al hablar de sus días en Brighton. Fue en ese contexto cuando una amiga italiana le enseñó a cocinar, lo que despertó una chispa que él desconocía. "Me di cuenta de que cocinar me traía alegría, me relajaba y me salía bien", comenta. Este descubrimiento cambió el curso de su vida. A su regreso a Ecuador, decidió enfrentarse al reto de ser cocinero, pese a la sorpresa inicial de su padre, un cirujano urólogo que no entendía del todo la decisión de su hijo.
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Sin embargo, Filippo no se detuvo. Desde su paso por instituciones en Miami hasta Suiza, donde aprendió sobre administración gastronómica y hotelera, fue afinando su visión. Poco a poco, su educación en cocina tomó forma y le permitió entender que, más allá de cocinar, lo que realmente deseaba era crear un espacio gastronómico que reflejara sus ideas y su pasión. La idea de abrir un restaurante nació del deseo de crear algo propio. "Siempre soñé con hacer un restaurante, uno que fuera nuestro", cuenta su hermana. Y es que, para ella, como diseñadora de interiores, y para Óscar, como arquitecto, el reto de diseñarlo era muy tentador.
El local que encontraron estaba en ruinas, pero para ellos representaba una oportunidad. Con esfuerzo, creatividad y una inversión de US$ 200.000, comenzaron la obra y transformaron el espacio en lo que hoy es Mercado Mixtura. Al principio, el restaurante tenía un enfoque más casual, ofreciendo principalmente sándwiches y comida rápida. Pero, al poco tiempo, los hermanos se dieron cuenta de que su propuesta gastronómica merecía algo más sofisticado. La clientela fue cambiando y con ello, también lo hizo el diseño del espacio.
El restaurante pasó de ser un espacio colorido, con luces de neón y un ambiente juvenil, a convertirse en un lugar más sobrio y elegante, alineado con la calidad de su comida. "Nuestro cliente es de 35 años para arriba", explica la hermana. "La comida era muy buena, así que fuimos ajustando el diseño para reflejar esa calidad". El cambio fue un acierto, y Mixtura empezó a consolidarse, destacando por sus platos y por su diseño único y detallado.
Con la pandemia, Mercado Mixtura enfrentó un reto, pero también un respiro para evolucionar. Como muchos restaurantes, tuvieron que cerrar temporalmente y adaptarse a un modelo de delivery. Sin embargo, lo que para algunos fue un golpe duro, para ellos se convirtió en una oportunidad. "La pandemia nos dio la oportunidad de parar y pensar", dice Filippo. Con tiempo para reflexionar, decidieron remodelar y reestructurar el restaurante con otra inversión de US$ 20.000. La reapertura fue un éxito y el espacio se consolidó aún más.
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Hoy, su menú cuenta con platillos que van desde las Ostras de Chanduy, Crispy Tuna, Corn Ribs Criollo o Burratas, hasta Tacos de Hornado Ahumado, Salmón Tierra de Fuego y Cordero de la Medina, entre muchos más. El maridaje tampoco se queda atrás, su chef nos explica que, "nos enfocamos bastante en la coctelería clásica, tenemos más o menos 10 cocteles". Utilizando productos como parmesano y trufas, su estilo busca romper paradigmas.
Hoy, Mixtura no es solo un restaurante, sino un proyecto en constante evolución. En 2023 facturaron US$ 400.000 y este año esperan cerrar en una cifra similar. El siguiente paso para los hermanos es transformar el espacio en un verdadero mercado. "Queremos que la gente venga no solo a comer, sino a comprar productos frescos y únicos", comenta Óscar. La visión es clara: crear una experiencia completa donde el diseño y la gastronomía se encuentren en un solo lugar.
El futuro se presenta prometedor para los tres hermanos. Siguiendo el lema que ha guiado su proyecto desde el principio, están decididos a seguir creciendo, con planes de expandir el concepto de Mixtura y consolidarlo como un referente en la escena gastronómica y de diseño de la ciudad. "La idea es hacer un espacio exterior con un área de pasta y un área de diseño".
Esta exitosa convergencia es el reflejo de una familia que, unida por la creatividad y el trabajo duro, ha sabido construir un sueño compartido. Desde la infancia hasta el presente, los caminos de los tres hermanos se entrelazan en una historia de perseverancia y amor por lo que hacen. El futuro de Mixtura está lleno de posibilidades, y con cada plato, diseño y detalle, continúan construyendo su historia. "Queremos crecer, mudarnos a un lugar propio y hacer una experiencia increíble. Esa es la visión de nosotros tres hacia adelante". (I)