Esta ecuatoriana siempre soñó con ser la dueña de su propia marca y de sus colecciones. Quedarse en el extranjero implicaba trabajar para otros, participando solo en una parte del proceso. Es así que decidió convertirse en emprendedora, confiar en su talento y apostar por la moda sostenible y consciente.
Stephanie Rodas Gallardo regresó de Nueva York (Estados Unidos) en 2014. Tiene 33 años y hace poco se convirtió en madre. En los últimos meses se ha dedicado a revitalizar su negocio, de la mano de su esposo.
Las mujeres de su familia siempre trabajaron en el mundo de la moda, sobre todo su abuela, quien es dueña de un taller. Esta fue su primera escuela. Rodas creció en medio de costuras, máquinas y el “ojo crítico” de su principal mentora. Cuando culminó el colegio sabía que el diseño de modas era el camino y sus padres la impulsaron a que estudie “a lo grande”.
Realizó, durante seis meses, un curso previo para crear su portafolio e ingresar al Fashion Institute of Technology en la Gran Manzana, una institución con renombre internacional y muy competitiva. En su último año realizó un intercambio en Milán (Italia) y de ahí tomó un avión de regreso a Ecuador.
“Soy fan de nuestro país. Siempre quise regresar y tomar la posta del taller. En el extranjero pude haber trabajado como patronista o dibujante, yo quería crear toda la colección y Ecuador me daba esa posibilidad: tenía un taller, con toda la experiencia de mi abuela, que —al final— fue una maestría para mí”. Esta quiteña retornó hace una década con toda la parte creativa y conceptual para que su mentora perfeccione sus acabados. Así ha logrado un gran reconocimiento y sobre todo diferenciarse de otras marcas nacionales.
Al poco tiempo de llegar, Rodas fue seleccionada para participar en un desfile de modas organizado por Designer Book. Fue la palestra necesaria para darse a conocer en el mercado y su estilo ingresó por la puerta grande. Hoy, su equipo está conformado por nueve personas, de las cuales tres son costureras. Además, está sacando a flote un proyecto social para colaborar con una fundación que ayuda a la inserción laboral de jóvenes con problemas sociales. Una de sus principales aristas es usar los retazos de tela para crear accesorios.
Stephanie Rodas se presenta como una marca que se preocupa por el ambiente y usa, entre otras cosas, material reciclado. También, cuenta con prendas versátiles, para diversos climas y ocasiones. Este 2024 realizarán el lanzamiento de dos colecciones, divididas en dos partes, lo que les permite tener rotación de mercancía y abastecer todos sus espacios de venta. Cuenta con una tienda propia y con aliados en Quito, Cuenca, Guayaquil, Lima y Miami. Su producción mensual supera las 140 prendas y los precios van desde los US$ 70 hasta los US$ 350.
De acuerdo con Rodas, en estos años ha ganado fama por sus chompas, abrigos, pantalones y vestidos. Con las colecciones se puede armar un look completo. Existen prendas que son únicas y otras que se encuentran en varios tamaños. Un diferenciador: pueden ser hechas bajo medida. Su estilo es romántico, pero sus prendas urbanas son un must en el ropero de cualquier mujer. “En esta colección vamos a sacar una chaqueta inclusiva, no solo para mujeres, porque estamos escuchando al mercado y vemos que más personas quieren usar nuestra marca”.
Su facturación mensual llega a los US$ 10.000 y el año pasado facturaron más de US$ 100.000. Sus principales puntos de venta, como todo negocio emergente, son las redes sociales y los canales digitales. Sin embargo, esta amante de los detalles, de los colores y de las mezclas, asegura que trabajan por no ser un “fast fashion”. (I)