La primera en recibirnos fue Kira, una pastor alemán que ocupa un lugar muy especial en la familia de Diego Coronel Urbina, director Comercial de Aditmaq. No necesitamos timbrar porque ella anunció nuestra llegada. Sus orejas erguidas y su cola, que no paraba de agitarse, nos dieron la bienvenida. Con mucha desenvoltura, caminó entre las habitaciones principales para llevarnos a una pequeña sala, en la parte trasera de la casa. Muy obediente, se sentó y comenzaron las fotos. Nos mostró su habilidad con la pelota y sus rutas favoritas: prefiere caminar sobre las flores y las plantas (no le importa dejar huellas en el camino). Sabe algunos trucos y está bien adiestrada, no te devuelve la pelota, si no le das otra a cambio. Su amor y su cuidado se ha vuelto incondicional para esta familia, que es amante de los animales.

“La historia de cómo llegó Kira es triste y feliz. Antes de ella, tenía una labrador chocolate que se llamaba Hershey. Estuvo con nosotros por seis años y murió envenenada. Me costó mucho tiempo volver a tener una mascota porque no se puede decir 'se murió y mañana compro otra'. Mis hijos mayores tomaban la siesta sobre ella y no se movía hasta que se levantaban. Tuvieron la dicha de crecer con un perro en la casa, pero mi hija menor no. A los siete años lloraba cuando un perro se acercaba, gritaba y se iba corriendo. Yo, no podía tener un hijo con miedo a los animales, así que decidí comprar a Kira”. Ya son seis años desde que se convirtió en el cuarto hijo de este matrimonio, que tuvo que negociar su llegada, ya que habían sufrido mucho con la partida de Hershey, y Valeria (su esposa) no estaba convencida. “Ahora, son inseparables con mi hija menor, se adoran. La perra no puede subir a las habitaciones porque deja mucho pelo, pero mi hija baja y pasan todo el tiempo juntas. Era un pecado mortal que ella tuviera miedo a los animales, necesitaba una terapia perruna”.

Coronel, desde pequeño, estuvo rodeado de perros. Su mamá tuvo un french poodle que vivió 20 años y -todo ese cariño- se ha plasmado en uno de los negocios que encabeza. Mimma es una marca de snacks para mascotas que nació en 2008, como una respuesta saludable y nutritiva y que hoy suma 80 empleados. “En ese entonces, yo buscaba algo que darle a Hershey. Es muy común usar pan, salchichas, chocolate… pero no es bueno. En uno de mis viajes al extranjero, encontré unas galletas y pensé que podía hacerlas”. Coronel comenzó en su propia cocina, con la idea de que sería fácil. Tiempo después se dio cuenta que no y contrató a un argentino, especialista en nutrición animal, para que desarrollara las primeras fórmulas de sus galletas funcionales, crookies. 

Este experimento se codificó en supermercados y comenzó a crecer poco a poco. Hoy, esta línea representa el 12 % de lo que factura Aditmaq, anualmente. Coronel propuso, después, la creación de un snack de carne. “Somos proveedores de la industria de alimentos y especialistas en el área de cárnicos. Con nuestro departamento de I+D buscamos lanzar un producto que no existía en Ecuador ni en el extranjero. Nos tomó más de un año y medio sacar 'carnitas' con todos los niveles adecuados de sal, aditivos… ya que en un 80 % es carne pura deshidratada, sin vísceras”. Tampoco tuvieron mucha acogida al inicio, pero hoy se han posicionado con fuerza en el mercado y Mimma ya es una marca de exportación. Están presentes en Perú y hace una semanas llegaron a Colombia.

“Hemos tenido un crecimiento sobre el 10 % todos los años. El tema de la humanización de las mascotas nos ayudó mucho porque cada vez son más importantes, lo que ha despertado un mercado comercial para alimentos y snacks”. De acuerdo con Coronel, Ecuador es un país adelantado en este tema porque hay bastantes emprendimientos. Sin embargo, están llegando a sus límites y -en los próximos años- buscan fortalecer su presencia en América Latina.

En la casa de Kirilla, como le dice su dueño de cariño, nunca faltan las golosinas y los snacks, que son tan saludables, que pueden ser consumidos por personas. “Tengo una conocida que después de correr se come una pechuga deshidratada, muy rica en proteína (dice entre risas)”. Los perros han sido la fuente de inspiración de este empresario, que disfruta del aire libre y la naturaleza. “En nuestra finca, me gusta montar caballo y Kira nos dirige. Ella va primero hasta que no nos puede seguir el paso. Es una perra muy noble, siempre está pendiente de todos y nos cuida”. Sin duda, a la espera de una carnita como recompensa. (I)