Mientras que el extremo sur de Chile atrae a turistas en masa gracias a sus imponentes montañas y vastos glaciares, hay mucho más para explorar en el país además de la Patagonia. En el interior central, la región de la Ruta Lagos y Volcanes es un paraíso para los amantes de la naturaleza gracias a sus paisajes vírgenes y su impresionante variedad de especies autóctonas. Para disfrutar de ambos en un solo lugar, pocos destinos se comparan con el Parque Nacional Conguillío.
Protegida oficialmente desde 1950, esta reconocida reserva ofrece un vistazo a la belleza prístina de la región de La Araucanía, con 608 kilómetros cuadrados de tierra para explorar en todo el parque. Aunque los lagos de color azul intenso abundan durante la visita, la región es especialmente famosa por una característica en particular: la Araucaria araucana, o pino araucaria.
Con ramas largas cubiertas de hojas puntiagudas y escamosas, estos impactantes árboles perennes cubren el paisaje nevado de Conguillío. Además de ser visualmente imponentes, estas plantas son de especial interés para los amantes de la historia. Considerados uno de los "fósiles vivientes" de la tierra, estos árboles fueron particularmente comunes durante la Era de los Dinosaurios, lo que permite a los excursionistas recorrer bosques verdes tal como lo hacían los antiguos habitantes prehistóricos de la tierra hace decenas de millones de años.
Los pinos araucaria pueden ser los habitantes más famosos del Parque Nacional Conguillío, pero están lejos de ser los únicos que llaman hogar a esta región. Los visitantes con suerte pueden llegar a avistar algunos de los mamíferos más esquivos de Chile, con posibilidades que van desde el culpeo, un pequeño cánido similar a un zorro que prospera en ambientes montañosos, hasta el pudú, la especie de ciervo más pequeña del mundo.
Entre los felinos, el parque alberga desde el diminuto kodkod hasta el imponente puma, pero para tener mejores resultados al observar fauna, lo ideal es mirar al cielo. En el parque habita una gran diversidad de aves, ofreciendo a los exploradores la oportunidad de ver cachañas, tapaculos magallánicos e incluso el cóndor andino, una majestuosa criatura que es el ave nacional de Chile.
Después de una larga sesión de senderismo, seguro vas a necesitar descanso y relajación. Por suerte, la cercana localidad de Melipeuco es la base perfecta para una visita a la región de La Araucanía. Esta tranquila comunidad cuenta con una gran variedad de coloridos hostales, como Casa Campestre, que ofrece alojamientos acogedores y un restaurante en el lugar especializado en pizzas y pastas.
Para disfrutar de una tradicional chorrillana chilena, vale la pena visitar el Restaurante Nahuel, ubicado en el centro del pueblo. Si preferís quedarte cerca del parque nacional, podés optar por Ruta al Conguillío, un lugar rústico que incorpora ingredientes locales como los piñones—una semilla grande que crece en los pinos araucaria—en su propuesta gastronómica.
Chile es reconocido mundialmente por su extensa costa, pero el interior montañoso del país también ofrece increíbles oportunidades de ecoturismo, y el Parque Nacional Conguillío es un ejemplo perfecto. Aunque sus impresionantes vistas de altura son dignas de admirar, esta reconocida reserva también es un paraíso para los amantes de la fauna, con una abundancia de especies autóctonas icónicas que prosperan dentro de sus límites.
Ya seas un observador de aves dedicado, un entusiasta de la botánica o simplemente un excursionista casual, Conguillío seguramente te dejará recuerdos imborrables de la belleza prístina que abunda en el Chile rural.
*Con información de Forbes US.
